domingo, 29 de octubre de 2017

RAJOY HA HECHO UN CAMERON; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



La convocatoria exprés de elecciones ha convocado un sinfín de elucubraciones. Unas concluyen que Rajoy es un traidor; otras, que un cobarde; que sólo un indolente; que un Maquiavelo; que un genio… ¿Gavilán o paloma? Traidor, acusan, porque esto deja a la Constitución a manos de un electorado independentista enfervorizado al que le ha concedido, de matute, el derecho a decidir. Cobarde, denuncian, porque no se ha atrevido a aplicar el 155 (nunca quiso) y se ha escondido en las urnas. Indolente, suspiran, porque deja que el trabajo se lo haga el vapuleado cuerpo electoral no nacionalista. Maquiavélico, admiran, porque fuerza a los independentistas a votar en unas autonómicas y con DNI español, obligados a reconocer que su DUI fue una farsa. Genio, se embelesan, porque el nacionalismo no será capaz de organizarse y les ha robado el titular, que no ha sido el negativo de la intervención, sino el positivo de las elecciones.

¿Que qué pienso yo? Un poco de todo y, además, me faltan datos. Ignoramos las conversaciones que se han tenido y a qué acuerdos se ha llegado. No sabemos si los partidos nacionalistas no se van a presentar, como promete la CUP, o sí, y si lo harán juntos o separados o buscarán una marca blanca. Ni (y es la prueba del algodón) si algunos estarán, por fin, enjuiciados y cómo afectaría eso o lo contrario a las listas y al ánimo del electorado. 

En estas circunstancias, lo único que estoy en condiciones de asegurarles es que Rajoy nos ha hecho, nada más y nada menos, que un Cameron. Esto es, que se dispone a jugárselo todo a la lotería (las fechas ayudan a la metáfora) de las urnas. Eso sí, el muy ladino lo hace sin reconocerlo ni comprometerse y ante un independentismo muy desprestigiado. Es un Cameron con recámara y a cámara lenta, pero que les da el derecho a decidir que tanto habían pedido, aunque sea de un modo (¿suben o bajan?) esencialmente gallego. Una frase de Rajoy lo retrata: "Es urgente devolver la voz a los catalanes, a todos, para que ellos decidan su futuro". Como Cameron, Rajoy se lo va a jugar todo a la carta electoral, sin apenas 155 ni entrar en faena.

Al inglés una vez le salió bien, por los pelos, en Escocia, y todos le aplaudieron la osadía; y otra le salió de pena, con el Brexit, y todos (británicos incluidos) se tiraban de los pelos por su temeridad. Rajoy propone un desempate: un tercer Cameron, en Cataluña, a ver qué pasa.

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