martes, 31 de octubre de 2017

UNA IZQUIERDA ESPAÑOLA; POR ENRIQUE MONTIEL



La grave crisis provocada por el nacionalismo identitario e independentista catalán en la la ciudadanía española ha logrado lo que parecía imposible, la aparición de una izquierda nacional. Comprendo que la dos palabras juntas -izquierda, nacional- llamen la atención, sobre todo porque todo lo nacional la izquierda lo ha atribuido tradicionalmente a la "derecha", ese término deletéreo. Y porque el marxismo, doctrina de base del comunismo y los diversos socialismos, se dirigía preferentemente al internacionalismo de raíz proletaria. Ya sé que son ideas del siglo XIX superadas por las tragedias del siglo XX pero, en un momento dado, son la moneda común del entendimiento entre las gentes… de izquierdas.
En Andalucía, el hecho de que Susana Diaz, la presidente de la Junta, se las haya tenido tiesas a Pedro Sánchez, que trajo al embrollo su propuesta de nación de naciones, ha condicionado, pese a los tiquis miquis de la portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles, que el Partido Socialista Obrero Español haya sido español antes que otra cosa y se haya sumado, con Ciudadanos, a la aprobación en el Senado del famoso artículo 155 de la Constitución, a instancias del Gobierno de Rajoy y el PP. Que ha destituido de sus cargos al gobierno catalán, entre otros. Por las razones de todos conocidas. Los procesos históricos de largo aliento traen estos efectos, como la nacionalización de la izquierda española. O de gran parte de ella, la mayor parte. De ahí que Pedro Sánchez haya hablado sin ambigüedad alguna de la "integridad territorial" de España y todo lo consagrado en la Constitución vigente, hasta que se reforme, pensamos. Si se reforma en el sentido y con los consensos que se requieren para que dure otros cuarenta años. Como mínimo. Es la mejor noticia, esta 'españolización' de la izquierda. No era la España de los que siempre presumieron que lo fuera porque hubo quienes no se sentían impelidos a esa propiedad natural de todos los ciudadanos. Lo que Felipe González llama "ese espacio común que compartimos", que es lo mínimo de lo mínimo que podríamos decir de un tiempo de cinco siglos, con lo que ello conlleva, y un solar que don Antonio Machado quiso siempre que fuera la tierra que se labra, no la tierra que se pisa. Es la mejor noticia, de verdad lo creo. La izquierda asume las herencias, buenas y malas, mansamente. Y las proyecta hacia un futuro de libertad, igualdad y fraternidad, los ideales republicanos en definitiva. En Cádiz lo dijeron los doceañistas: La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona. Por si había dudas.

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