domingo, 21 de diciembre de 2014

RAFAEL VEZ PALOMINO, PRESBÍTERO; POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA.




Ocurrió hace bastantes años en la Parroquia del Santo Cristo, sede de los Titulares de la Venerable y Sacramental Hermandad de los Afligidos (Estudiantes). El motivo fue la celebración de unos cultos en honor, adoración y gloria de Jesús Sacramentado.

Y es que La Palabra de Dios, magistralmente pronunciada, estuvo a cargo de nuestro querido paisano, amigo y hermano de la hermandad, el joven presbítero, Rafael Vez Palomino.


Todos los temas de las homilías desarrolladas durante dicha celebración, incidieron sobre la familia por expreso deseo de la citada hermandad, que a la vez, era también una preocupación especial de la iglesia en aquel Año Internacional dedicado a la Familia.


Pero lo que real y fundamentalmente me lleva a resaltar este emotivo acto no es otra cosa que la joven figura del celebrante y orador sagrado, que pese a su juventud, evidenció sobradas muestras de madurez y vocación. Su voz diáfana y penetrante -de las que llegan- a través de una oratoria fácil y sentida, llena de mensajes directos y actuales en un elevado tono de espiritualidad y recogimiento devocional, que brillantemente supo transmitir y calaron en lo más hondo de las conciencias de los asistentes. Y confieso que a mí, particularmente me sorprendió.


Es por eso, que en estas breves líneas quisiera dejar mi testimonio, mi cariño y mi reconocimiento a tan fulgurante elegido, deseándole una fecunda trayectoria futura como pastor en el ejercicio de su sagrado ministerio. Felicitar a su padre, hermanos y familiares -no todas las familias gozan del privilegio de tener un hijo Sacerdote- y a La Isla, que cuenta en su lista con uno más de sus ciudadanos que le honra. Enhorabuena, Rafael, tu querida Madre, que tan poco disfrutó de ti en tu sacerdocio -desde el cielo- se sentirá orgullosa, porque estoy seguro que te habrá oído. Y Pedro, tu hermano (más conocido en el mundo cofrade y de los cargadores isleños como Perico Palomino) ¡También!


Con este artículo, salvo el añadido de su hermano Pedro (su triste fallecimiento fue después) que oportunamente escribí en el diario San Fernando Información, pretendo revivirlo aumentándolo para homenajear hoy y públicamente a este Sacerdote, que se nos fue a Conil, la tierra de su querida Madre. Y muy cerquita de nosotros, de su Instituto y de su cargo de canónigo de la Catedral. Y que persiste en el recuerdo, no sin dejar la huella, de su impronta fecunda en la parroquia de San José Artesano que tuvo a su cargo.


Tuve la suerte de realizar con él y con otros amigos un viaje organizado por él mismo. Un rico, fructífero, cultural y religioso viaje a Italia, visitando ciudades tales como Milán, Venecia, Florencia, Asís, Rávena y Pisa. Y como no, Roma y el Vaticano. Y excuso decir cuánto nos enseñó y cuánto aprendimos. Ni el mejor de los guías más profesionales lo hubiera hecho mejor.


Lo conocí desde niño por no decir desde bebé, vivíamos en la calle San Nicolás. Y su padre fue hermano mayor de los Afligidos en la época en la que yo pertenecía a la junta de gobierno. Y en realidad creo que ésta era la llama que alimentaba nuestra amistad entre otras circunstancias de afectos y cariños.


Para mí, Rafael es un Cura dinámico, alegre, positivo y muy cañailla (con acento o sin él refiriéndome al término). Identificado con su pueblo, con su Patrona y con todo lo relativo a esta querida tierra que lo vio nacer. Prefiere adquirir lo que necesita en esta Isla nuestra (su Isla) antes que hacerlo fuera. Y algunos me entenderán.

Hoy querido Rafael, quiero decirte desde estas páginas cofrades, que se acerca la Navidad y con ella, el acontecimiento más grande y maravilloso de la Iglesia Católica, el nacimiento de Jesucristo, que como tu bien sabes es el más importante que se ha producido sobre la faz de la Tierra. Y con él y su llegada, deseo hacerte este regalo de Navidad, recordándote en el vacío, que produce el recuerdo de las vivencias y la memoria nostálgica de otra época pasada, pero presente y rica en emociones y sentimientos.


Qué Dios te bendiga en esas tierras colineñas en donde seguramente ya habrás calado. Cuídate de su gastronomía, que la conozco y sé que es muy apetitosa y variada. Y reza por mí, porque supongo que la oración de un Cura será más eficaz que la del alma de un pobre pecador como la mía ¡Gracias y Feliz Navidad! Queridos lectores ¡Feliz Navidad y Año Nuevo! Y hasta mediados del mes de Enero 2015. 


José María Vieytes Beira. San Fernando. Artículo publicado en el semanario local Información el 21.12.14. Y en el blog SED VALIENTES, por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.




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