martes, 23 de diciembre de 2014

* NUESTRA IMAGEN DE LA NAVIDAD.





Hace tres años me volvía loco en estos días enviando mensajes escritos a toda mi familia, amigos, conocidos, contactos e instituciones con los que a diario me relaciono de una manera u otra. Desde que "Sed Valientes" está circulando, apoyado y guiado por el Espíritu Santo, el nivel de relaciones, de amistades, de hermanos en una misma fe que nos une a pesar de las distancias e incluso de las opiniones, ha aumentado de una forma muy significativa. 

Me pasaba días poniendo mensajes, escribiendo correos y llegaba a la Navidad agotado aunque inmensamente feliz. 

Desde que estoy en Villaluenga del Rosario, lugar que ha cautivado mi corazón marinero de nacimiento, vi con mis propios ojos lo que a muchos se le pasa por alto: ¡Villaluenga es un pueblo de portal de Belén!

Serán por sus coquetas y empinadas calles, sus casas blancas y uniformes, sus tejados, este olor a chimenea que es el olor de este precioso lugar cuando llegan los fríos, será porque el Caíllo se puede observar desde distintas tonalidades según vaya avanzando el día, será porque sus gentes son hospitalarias, agradables, serviciales, será porque la Iglesia de San Miguel invita a rezar, será...

Pensé que la mejor forma de felicitar la Navidad tendría que ser como las felicitaciones de antaño, con olor y regusto "a lo de siempre", aunque en formato digital porque esto permitiría que la misma llegara a todos los rincones de este pequeño-gran mundo que parece inmenso y que gracia a la red cabe en la palma de una mano.

Era también una forma de promocionar internacionalmente esta auténtica joya que está cobijada entre montañas donde el sol, el cielo, las nubes, la niebla, las estrellas, la luna o la oscuridad inmensa de la noche están, como os diría, a la palma de una mano.

El año pasado, gracias a la ayuda de un hermano al que quiero de corazón, fue posible el plasmar esta idea que me bullía en la cabeza y que gracias a Dios se hizo realidad. 

La foto de la pasada felicitación de Navidad del año 2013 marcaría todos los cánones que se espera de este bello pueblo porque mi amigo Bernabé Barea del Valle me proporcionó una bella imagen de Villaluenga nevada donde sobresalía la inmensidad del Caíllo. Una frase del Papa Emérito Benedicto XVI culminaría todo.

Os puedo decir que esta felicitación llegó y transitó por todo el mundo y los que la pudieron contemplar caían rendidos ante tanta belleza.

Era uno de enero del recién nacido 2014, un año que no sabía todo lo que me iba a deparar y que hoy no voy hacer balance pues eso toca dentro de poco más de una semana, nos habíamos acostado ciertamente tarde pues habíamos cenado Hetepheres y yo en "La Posada" para después encaminarnos a La Alameda donde tomaríamos las doce uvas, en mi caso diez porque dos se me cayeron al suelo aunque nada es por casualidad, para festejar con nuestros vecinos la entrada de este nuevo año que ya camina pesaroso hacia su término. 

Llegamos a casa, no me acuerdo de la hora, y yo me quedé felicitando por medio del blog a todas las que había ido recibiendo durante las últimas horas del 2013 y lo que llevaba del 2014. Hetepheres se había acostado-dormido de inmediato por el cansancio acumulado, y las cuatro copas que llevábamos los dos en nuestro cuerpo, y entonces se me encendió la luz: ¡En las navidades de este año la felicitación debe, tiene, que ser cien por cien nuestra!

A pesar de todo nos levantamos cuando la tímida claridad aparecía por el puerto de las viñas, digo claridad porque el cielo estaba nublado y una densa niebla envolvía la primera mañana del primer día del año.

Hacía frío, intenso, del bueno, y entonces al asomarme a la ventana vi lo que sería la imagen que simbolizaría la felicitación de Navidad. Fui al balcón, salí y le hice una foto al pueblo según se ve desde mi casa. El Caíllo inmenso había desaparecido por la niebla y arriba del todo, en una imagen del más auténtico romanticismo, la Iglesia de El Salvador donde sus paredes cobijan al cementerio de nuestro lugar.

¡Ya tenía la foto!

La guardé y pasó el tiempo...

Los meses pasaron, el tiempo transcurre demasiado deprisa que casi no nos damos cuenta de nada, y a principio de diciembre contacte con otro querido hermano del alma, permitidme que no revele su nombre pues no quiere llevarse ningún protagonismo, y le envíe la foto y el texto que había alumbrado en mi corazón justamente cuando me encaminaba a comulgar mientras miraba a la Virgen del Rosario.

Y así es como se hizo realidad la felicitación de Navidad de este año 2014.

Sólo tres cosas quiero destacar de la misma, de la que es nuestra tarjeta, nuestra postal, de felicitación para tan importante fecha en el calendario de todos y sobretodo de los que creemos en Jesús:

Por un lado la fotografía nos habla, nos transmite intimidad, calidez, nos envuelve en la pureza más auténtica y absoluta de lo que deben ser estas fiestas las cuales no tendría ningún sentido si no hubiera nacido el Mesías, el Salvador en el cuerpo de un Niño, de un inocente bebé, allá en Belén hace poco más de dos mil años.

Villaluenga se nos muestra más acogedora, más personal, más de uno. 

El mensaje es sencillo y lo entiende todo el mundo porque Jesús vino al mundo no para los sabios y entendidos sino para los sencillos, para los que ponen su corazón, su alma, en todo cuanto hacen.

Tenía que tener el sello propio de identidad: Sed Valientes.

La verdad es que no se me ocurría nada, últimamente mi inspiración está vaga o mejor dicho el vago soy yo. Le pedí consejo a Hetepheres, ella por cansancio, tampoco supo como encaminarlo.

Tenía ser algo que dijera mucho en poco espacio y además hacerlo con fundamento pues esta felicitación llegaría a todos los rincones de este recóndito mundo nuestro. Fue a la hora en la que me acercaba a comulgar en mi querida Iglesia de San Miguel cuando miré de soslayo a la Virgen del Rosario y entonces las palabras vinieron a mí como si hubieran estado en mi cabeza toda la vida.

"Sed Valientes porque Jesús vuelve a Nacer en nuestros corazones".

En esta simple frase se contenía todo lo que transmitía esta particular invitación de Navidad que es tan nuestra como lo es de vosotros, de todo el mundo.

Esta es la imagen, la postal, de Navidad que, por obra y gracia del Espíritu Santo, ya está circulando por todo el mundo a modo de particular, de íntima, de personalísima felicitación porque dentro de tan solo unas horas nos nacerá Jesús que es, y nunca lo olvidemos, nuestro Mesías y Salvador.

A todos os deseo una FELIZ NAVIDAD SANTA, CRISTIANA Y LLENA DE CARIDAD. Sed felices porque Dios está con nosotros.

Recibid, mis queridos hermanos, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

Jesús Rodríguez Arias

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