EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN: "Porque la mano del Señor estaba con él." (Evangelio del día). Este pasaje evidentemente se refiere a San Juan Bautista, pero también nosotros podemos recibir esta gracia "presencial" del Señor. Si escudriñamos nuestra historia, podemos ver la acción de Dios. Y yo soy testigo de ello. Hace unos días terminó el curso Alpha en Chiclana, con la presencia de nuestro Obispo. Y se clausuró con varios testimonios de verdadera "calidad", chapó por ellos. Y aquí viene la primera cuestión: si los que se levantaron pueden compartir un gran testimonio –con mucha presencia de Dios, mucha conversión y mucha ayuda del Señor–, los demás ¿porqué no? La clave está en la apertura de tu vida al Espíritu de Dios, porque el Señor "no dejará de poner su mano sobre ti y eso puedes percibirlo. Es verdad que esto no es fácil, porque a veces uno se pone delante de Dios, has pasado un momento tranquilo y relajado y no ha pasado nada, estoy igual. Pero cuando empiezas a desprenderte de prejuicios, a "olvidar" lo exterior, a entrar en la "docilidad", a reconocerte "miseria" (entrando en la humildad y sujetando la soberbia y el orgullo), entonces la cosa cambia. Porque como a Isabel "el Señor le había hecho una gran misericordia", nosotros no somos menos. Lo dice la Lectura de las Laudes «vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios». Pues con este espíritu vayamos entrando en la sorpresa y el misterio de la Natividad de Jesús. Santa María de Caná, ruega por nosotros.
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