
Ciudad del Vaticano (Sábado, 04-01-2013, Gaudium Press) Benedicto XVI salió momentáneamente el pasado 03 de enero del monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano para visitar en el hospital Policlínico Gemelli a su hermano, Mons. Georg Ratzinger, quien fue internado para la realización de unos controles médicos. La visita se desarrolló en medio de la discreción característica de la vida del Papa emérito, quien eligió tras su renuncia dedicarse a una vida de oración, alejado de los medios de comunicación y la vida pública.
| Los hemanos Joseph (Benedicto XVI) y Georg Ratzinger oran juntos en la vida de retiro del Papa emérito. |
Según la información divulgada por Vatican Insider, Su Santidad arribó al Policlínico en un vehículo con vidrios oscuros y permaneció en todo momento al lado de su hermano, quien está próximo a cumplir 90 años de edad. Benedicto XVI cumplirá 87 años en el mes de abril.
Esta es la segunda visita del Papa emérito a su hermano en estas condiciones, ya que en 2005, cuando habían transcurrido los primeros meses de su pontificado, Mons. Georg Ratzinger tuvo que someterse a una cirugía para la implantación de un marcapasos, a causa de una enfermedad cardíaca. Si bien el informativo no ofreció detalles sobre el motivo de los exámenes actuales, su presencia en el hospital podría estar vinculada a esta dolencia.
La más reciente salida de Benedicto XVI aconteció el pasado 27 de diciembre, cuando visitó al actual Pontífice, el Papa Francisco en la Casa Santa Marta, donde fijó su residencia. El Papa Francisco había visitado a Benedicto XVI unos días antes en el monasterio para saludarlo con motivo de la fiesta de Navidad (ver noticia anterior).
Tal como se aclaró en los días siguientes a la renuncia del Pontífice, Benedicto XVI permanece en el monasterio en el Vaticano en un retiro voluntario, y es libre de salir o residir en el lugar que desee. También recibe algunas visitas, aunque siempre en un ambiente de humildad y discreción que hace que cualquier actividad pública suya sea considerada extraordinaria.
Con información de Vatican Insider.
Contenido publicado en es.gaudiumpress.org, en el enlace http://es.gaudiumpress.org/content/54481#ixzz2pWvCw1n9
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En esta foto, es un buen testimonio que vemos, de cómo hemos pasar nuestro tiempo, que debe ser en oración y recogimiento interior. Es una alegría ver que este Guardian de la Iglesia Católica, sigue trabajando para gloria de Dios.
ResponderEliminarLos hermanos Joseph (Benedicto XVI) y Georg Ratzinger es un buen ejemplo, que aunque no todos somos pastores de la Santa Iglesia Católica, debe infundirnos ánimos para permanecer constantemente con Dios, más cuando nos llegue una edad avanzada. Pero si no lo hacemos desde una edad menor, será difícil que con más de sesenta años, se acerque a Cristo para dedicarse a la oración contemplativa.
Pero lo mejor es estar, y estar pendiente al Señor, y digo esto, porque es triste que hay parroquias que van ancianos, pero no siempre se centra ante el Señor.
Ir a visitar a Jesús en el sagrario, debe tener un fin, Dios y el alma, plena comunión con Cristo en la oración, «Dios y el alma», nadie debe interponerse cuando hemos comenzado a orar a Cristo, o a María Santísima, en todo caso, no existe justicia, que la oración sea interrumpida para una conversación vanidosa. Eso es terriblemente injusto para el Señor, que tanto nos ama. Si alguien se interpusiera, ¿vamos a cortar con Dios? no. Pero tampoco debemos poner mala cara, sino que esa interrupción ajena, no va con nosotros y seguiremos permaneciendo con Dios. Ya saludaremos al salir de la iglesia, cuando terminemos, y hablar con el hermano, la hermana, como si nada hubiera pasado.
Es una pena, que no siempre cuando en la calle, que hay ancianos que se reúnen para hablar entre ellos, no tengan presente a Cristo, pues algunos llegan a burlarse y a provocar, porque no tienen vida de oración.
En la vida de los Santos, leemos cómo fueron el día de unos y otros, siempre en oración, alejados del ruido del mundo, La oración bien hecha, y con perseverancia en el fiel de la Voluntad de Dios, suele ser, como decía en una biografía de Santa Bernardita si no me equivoco; «el cielo en la tierra». Cuando el alma experimenta la belleza de la oración, su vida cambia. Por eso, la oración atropellada impide conocer la oración contemplativa, no comprende su belleza. La oración atropellada no agrada a Dios porque no es espiritual. Es lo que pienso.