miércoles, 29 de enero de 2014

¿QUÉ APORTA LA CONFIRMACIÓN?

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El sacramento de la Confirmación permite acoger al Espíritu Santo en el corazón y recibir sus siete dones: la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la ciencia, la piedad y el temor de Dios.
 
Lo explicó el Papa Francisco este miércoles 29 de enero en la catequesis de la audiencia general en el Vaticano, y añadió que a través del Espíritu Santo viene Cristo y nos moldea a su imagen para que podamos amar como Él.
 
“Cuando acogemos al Espíritu Santo en nuestros corazones, y lo dejamos actuar, Cristo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestra vida; a través de nosotros, será Él -oigan bien esto, ¿eh?, a través de nosotros será el mismo Cristo quien orará, perdonará, infundirá esperanza y consuelo, servirá a los hermanos, estará cerca de los necesitados y de los últimos, creará comunión y sembrará la paz”, explicó.
 
La palabra “Confirmación” significa “unción”: a través del óleo la persona que lo recibe es formado, en el poder del Espíritu, según Jesucristo, el único verdadero “ungido”.
 
El Catecismo de la Iglesia Católica detalla que este sacramento confiere un crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; completa nuestro vínculo con la Iglesia; nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de su cruz.
 
La Confirmación debe entenderse en continuidad con el Bautismo, al que está vinculada inseparablemente. Estos dos sacramentos, junto con la Eucaristía, constituyen la llamada “iniciación cristiana”, en la que la persona es insertada en Cristo Jesús muerto y resucitado, y se convierte en nueva criatura y miembro de la Iglesia.
 
Por eso, originariamente estos tres sacramentos se celebraban en un solo momento, al final del camino catecumenal, generalmente en la Vigilia Pascual. “Así venía sellado el camino de formación y de progresiva inserción en la comunidad cristiana, que podía durar unos cuantos años”, destacó Francisco.
 
El Papa advirtió que “es importante tener cuidado de que nuestros niños, nuestros muchachos tengan este sacramento: Todos nos preocupamos de que estén bautizados y esto es bueno, ¿eh? Pero tal vez no tengamos tanto cuidado de que reciban la Confirmación: quedan a mitad de camino y no reciben el Espíritu Santo, ¡eh!, ¡que es muy importante en la vida cristiana, porque nos da la fuerza para seguir adelante!”.
 
“¿Estamos, de verdad, preocupados de que nuestros niños y muchachos reciban la Confirmación? –planteó-. Es importante esto: es importante. Y si ustedes tienen niños o muchachos en casa que todavía no la han recibido y tienen la edad suficiente para recibirla, hagan todo lo posible para acabar esta iniciación cristiana para que ellos reciban la fuerza del Espíritu Santo”.
 
Finalmente, destacó la importancia de ofrecer a los que reciben la Confirmación “una buena preparación, que debe tener como objetivo conducirlos a una adhesión personal a la fe en Cristo y despertar en ellos el sentido de pertenencia a la Iglesia”.


 
“La Confirmación, como todo Sacramento, no es obra de los hombres, sino de Dios, que cuida de nuestras vidas para moldearnos a la imagen de su Hijo, para que podamos amar como Él –concluyó-. Y hace esto infundiendo en nosotros su Espíritu Santo, cuya acción impregna a toda la persona y durante toda la vida”.

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