lunes, 27 de enero de 2014

SOCIEDADES RESILIENTES; POR AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA.

Varios investigadores de las universidades de Valencia asistimos el miércoles a una jornada informativa organizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). Estas jornadas sirven para presentar los programas de investigación que pone en marcha la UE. A partir de 2014 se inicia un nuevo programa de investigación llamado Horizonte 2020 dotado con un presupuesto aproximado de 80.000 Millones de Euros. 

Los programas anteriores estaban enfocados hacia la especialización en áreas del conocimiento, clasificadas unas veces como ciencias o letras, otras veces como naturaleza, sociales y humanidades. Recibían el nombre de programas marco y el año 2013 terminó el programa que hacía número 7. El Horizonte 2020 es un programa nuevo y más ambicioso que no busca tanto la especialización sino el trabajo transdisciplinar o interdisciplinar. Además mantiene un principio básico y sencillo, los centros que gestionan la investigación y el conocimiento están obligados a trabajar junto a la sociedad y con ella. Aunque esto sea sencillo a primera vista, los investigadores y universitarios no lo tenemos tan claro porque a veces se utiliza lo que Pablo Freire llamaba una concepción bancaria del conocimiento. El futuro de la investigación requiere más humildad y por eso se trata de acompasar los intereses de la investigación con los de la sociedad. 

Uno de los expertos que presentó el programa hizo un comentario que me resultó muy sorprendente. Resulta que uno de los primeros tópicos u objetivos del nuevo programa es promover investigaciones para que la unión económica y monetaria sea “resiliente y sostenible”. Mostró su extrañeza y poca familiaridad con el término “resiliencia”, incluso señaló se trata de un término muy nuevo que la Academia incluirá en la próxima edición. Quien consulte este avance de edición comprobará que el término procede de la psicología y la mecánica, definiéndose bien como “capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”, bien como “capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación”. 

Es una buena noticia saber que Europa está preocupada por la creación de una economía y una sociedad resiliente, es decir, con una capacidad no sólo para afrontar y sobreponerse a las adversidades sino para adaptarse con elasticidad a las crisis. Noticia que contrastaba con las ocurrencias de un político que decía: “tras salvar la economía debemos salvar a las personas”. 


Agustín DOMINGO MORATALLA 

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