martes, 9 de julio de 2013

LA SOLEDAD DE LA COHERENCIA.

La coherencia llevada a formar parte de tu vida te hará vivir en la verdad y en la soledad.

Porque llevar una línea recta en una vida de vaivenes, curvas, donde el desdecirse y hacer lo contrario forma parte ya del panorama se ha llegado a convertir en un "atrevimiento" para un mundo que tiende a la falsedad con demasiada frecuencia.

Ahora lo que se lleva es llevar un línea curva. Lo mismo defiendes lo negro que acabas diciendo que lo blanco es lo mejor. No existen las verdades absolutas, todo es relativo, todo es variable.

Por supuesto con este enfoque el honor y la palabra dada no tiene validez alguna, como os podéis imaginar, aunque bien pensado a cuantas personas conoces que utilice el término "palabra de honor". Parece que el honor, la coherencia, la rectitud en pensamientos y obras son cosas del pasado que hay que olvidar como sea porque compromete y ahora tampoco se lleva el compromiso.

La gente no quiere comprometerse en nada, ni en su vida personal ni en su vida laboral o social. Prefieren estar metidos en esa burbuja vacua y vacía donde nada ocurre porque nada tiene que ocurrir. 

Se está mejor viviendo en pareja que comprometerse para toda la vida por medio del matrimonio, no digo ya el eclesial que ese sí que compromete a los ojos de Dios y de los hombres, no quieren implicarse en sus trabajos sin que haya ninguna "recompensa" cuando la verdadera "recompensa" ahora mismo es el tener trabajo. No quieren comprometerse en ninguna labor social y menos religiosa porque exige además de compromiso coherencia de vida y la vida está para vivirla y no para desperdiciarla en ocupaciones que testimonien, ¿El qué?

Muchos se comprometen en algunas tareas que implican rectitud, compromiso y testimonio de vida aunque les falten los tres elementos y por eso mismo son un claro antitestimonio.

Ahora lo mismo se defienden posturas congruentes y mañana, en honor a una malinterpretada independencia, todo lo contrario. Ese es el camino fácil, no comprensible para muchos, pero al menos si para la mayoría.

La coherencia que yo vivo y viven muchos de los que están cerca de mí implica mucho más porque es la coherencia de la fe. No todo vale para Dios porque Él es el único que todo lo vale. El defender Su Palabra, Su Buena Nueva, Su Reinado con todas las consecuencias tiene desgarradores efectos para con la gran mayoría que nos acompañan en nuestras existencias. Un mundo que lo mismo pone una vela a Dios que al diablo le inoportuna mucho que haya hombres y mujeres defendiendo desde la coherencia de vida y pensamiento los altos fines que persiguen en su particular evangelización.

El otro día hablando con un buen amigo y hermano en la fe y en tantas cosas le confesaba una sensación que tengo y me acompaña, y que estaba completamente de acuerdo porque él mismo lo experimentaba a diario, que no es otra cosa que una sensación de soledad. Sí, de soledad.

El llevar la coherencia como parte de tu vida en todo cuanto haces implica que te vayas quedando cada vez más solo. Ni esos que tú creías que eran tus amigos y hermanos del alma son capaces de acompañarte en esta travesía. Prefieren vivir en su particular mundo y mirarse el ombligo porque eso a nada compromete y se vive feliz.

La soledad de los que vivimos la Fe hasta el extremo se hace patente a cada paso que damos. Nos acompañan la incomprensión, las críticas, las mofas, las humillaciones, las ignominias... Todo vale para destrozar a aquel que no va por la senda de la mayoría aunque eso signifique el abandonar el verdadero camino. El mundo y sus poderes se creen que así vencerán y lo que ocurre es todo lo contrario porque, con el tiempo, nos vamos haciendo cada vez más fuertes. 

Y esa fuerza, esa luz que inunda toda la negritud de un camino lleno de espinas con algunas rosas, la proporciona Dios Padre por medio del Espíritu Santo que colma nuestros corazones de paz, energía y alegría para seguir con nuestro apostolado, para seguir llevando con coherencia nuestra fe, nuestras creencias y nuestras formas de pensar.

Nuestras vidas no son camino, no todo termina aquí sino que nuestra meta principal es llegar a la Gloria Eterna junto a Dios que colma nuestras almas de la verdadera felicidad. Si todo quedase aquí sería demasiado triste y vacío. 

A mis cuarenta y tres años he dejado a muchas personas queridas a lo largo del camino. Mi coherencia de vida y el defender la Verdad única que es Cristo hacen que no sea entendido. Para mí Dios, Uno y Trino, la Santa Madre Iglesia está por encima de todo y de todos. Soy feliz siendo de Cristo, me siento pleno estando con Él y en Él. Mi felicidad se colma con Dios y en Dios. El llevar Su Mensaje, Su Palabra de Amor, Comprensión, Verdad, Libertad, Caridad, Coherencia y Rectitud en la Fe es una máxima en mi vida. No entendería la misma, ni tendría sentido alguno, si no fuese así aunque por esto implique vivir muchos momentos de soledad.

Soledad compartida, primero y ante todo, con Dios y después con mi mujer que es mi mayor apoyo y estímulo así como muchos buenos amigos, hermanos en la fe y apostolado que se entregan al mismo con verdadera desmesura, la misma que Jesús da a cada momento, y libertad. 

Coherencia en la vida y en la Fe no es tan difícil de conjugar aunque sí de sufrir. Los desengaños de las personas que quieres, y creías que el sentimiento era correspondido, son las cicatrices que atesoras como los latigazos que sufrió Cristo Jesús en sus Bendita espalda.

La soledad de la coherencia hace que vivas la misma con Fe y se llegue a convertir en Gracia.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios te bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

2 comentarios:

  1. Excelente artículo, personas coherentes, cuasi especie en extinción.

    ResponderEliminar
  2. • «Mi coherencia de vida y el defender la Verdad única que es Cristo hacen que no sea entendido. Para mí Dios, Uno y Trino, la Santa Madre Iglesia está por encima de todo y de todos. Soy feliz siendo de Cristo, me siento pleno estando con Él y en Él. Mi felicidad se colma con Dios y en Dios. El llevar Su Mensaje, Su Palabra de Amor, Comprensión, Verdad, Libertad, Caridad, Coherencia y Rectitud en la Fe es una máxima en mi vida. No entendería la misma, ni tendría sentido alguno, si no fuese así aunque por esto implique vivir muchos momentos de soledad.»

    A muchos nos suceden algo parecido, cuando estamos más con Cristo, hay quienes nos alejan de su vida, porque no somos aficionados a las cosas mundanas, pues nuestra vida es Cristo. Porque deseamos perfeccionarnos en la fe de la Iglesia Católica.

    Además, esta soledad por parte de algunas personas, no significa que Cristo nos deje sólo, y como María Santísima, siempre están a nuestro lado. En los momentos de nuestra soledad, es cuando más libres somos, para vivir conforme al Señor.

    En esta soledad, los matrimonios tiene el marido a la esposa, y la esposa a su marido, y el cuidado de los hijos, y más importante, la presencia de Cristo en medio de esa familia cristiana. Si los hijos ya han crecido y no viven en el hogar, ya que han hecho su propia familia, estos hijos nunca deben olvidarse de sus padres, y rezar mucho por ellos.
    Pero los que no vivimos la vocación del matrimonio, nuestra libertad es mayor. Pero en estas condiciones, de soltería, de nada sirve estar soltero si el corazón se hace esclavo de la idolatría y la mundanidad del Maligno. Nuestra libertad debe ser real, es decir, una unión sincera con los Sagrados Corazones de Jesús y María Santísima. Si Cristo con su Pasión y muerte, y su gloriosa resurrección, nos ha dado la auténtica libertad, hemos sido redimidos por su Preciosísima Sangre. No nos sentimos en la soledad, que a veces la buscamos para honrar y glorificar a Dios.

    Esto que has escrito no lo veo como un simple artículo (digo en mi caso, pues cada caso puede ser distinto), Yo lo veo como una reflexión espiritual que edifica, y nos hace ver la verdad.

    A veces esperamos respuestas, pero nuestras consultas pueden caer en un vacío, precisamente por tales corazones no tienen la amistad con Cristo, y le ignoran tremendamente. Pero es bueno que suceda eso, pues aunque nos traten con frialdad o indiferencia, o sus respuestas no eran la que esperábamos, no podemos hacer lo mismo que ellos. Sino rogar a Dios por la conversión de los corazones, ya que el demonio, puede tentarnos a que nos llevemos mal. En vez de eso, el único trato que saldrá de nosotros es la conversación con Dios en el sagrario, porque no todos están dispuestos a ser comprensivos, precisamente porque amamos a Jesucristo y nos queremos adaptar a la Voluntad de Dios, rechazando cualquier tipo de mundanidad.

    ResponderEliminar