martes, 6 de noviembre de 2012

¿SE JUEGAN SU LIBERTAD LOS NORTEAMERICANOS'


Con la gentileza de Logotipo de Zenit Agencia de información
6 de noviembre, elecciones en Estados Unidos
¿Se juegan su libertad los norteamericanos?
Los católicos han votado demócrata en casi todas las elecciones presidenciales. Esta vez, podría no ocurrir así. Pesa en el ánimo de muchos electores la dura pugna de los obispos con el Presidente Obama, a quien acusan de poner en peligro la libertad religiosa
Los candidatos Rommey y Obama,
durante un debate televisivo, en Florida
Puede que no les entusiasme Mitt Romney, pero los obispos norteamericanos han dejado claro que no quieren que repita Barack Obama. Los últimos meses han dejado numerosos enfrentamientos entre la Administración y la Jerarquía católica, con el apoyo, a menudo, de otras comunidades religiosas
En octubre, mes en el que, desde hace 40 años, la Iglesia convoca el Mes del Respeto a la Vida, se celebró una peregrinación a la basílica de la Inmaculada Concepción, en Washington D.C. La presidió el obispo de Baltimore y Presidente del Comité episcopalad hoc sobre Libertad Religiosa, monseñor William Lori: «El derecho a la vida y la libertad» están seriamente amenazados en Estados Unidos, advirtió. Desde la legalización del aborto, con la sentencia del Supremo Roe contra Wade, de 1973, «50 millones de niños han perdido sus vidas», recordaba. Ahora, la amenaza se cierne sobre «los enfermos crónicos y terminales», con las presiones para legalizar el suicidio asistido. Y «todas estas cosas que han sido hechas en el nombre del derecho a decidir» de quienes libremente quisieran hacerlas, «se nos están imponiendo, de forma creciente, a las personas de fe. Nuestroderecho a decidir cuenta poco para quienes ostentan el poder».
Ésa es la principal crítica que hace la Iglesia a Obama: no sólo favorece el aborto y concepciones de la familia que se apartan radicalmente de las enseñanzas de la Iglesia y de la tradición norteamericana, sino que esa ideología se intenta imponer a la sociedad. Es lo que sucede con la reforma sanitaria. Paradójicamente, la cobertura universal es una de las reivindicaciones históricas de los católicos en Estados Unidos, pero, tal como está planteada, obliga a contratar coberturas tales como fármacos abortivos, esterilizaciones y anticonceptivos. Algunos empresarios que se han negado a ello han recibido fuertes sanciones. Hay varias demandas contra la Administración por esta reforma, una de las últimas, presentada por la archidiócesis de Miami.
«Ser católico y norteamericano debería significar no tener que elegir entre uno o el otro», advirtió el Episcopado, en una declaración aprobada en marzo por su Comité Administrativo. Los pronunciamientos de obispos se han sucedido desde entonces, sin apenas interrupción. La libertad religiosa está amenazada por el secularismo, que ve la religión como un «hobby privado», decía, hace unas semanas, el cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos. «Dicho de manera simple, el Gobierno no tiene derecho de interferir en la vida interna del alma, de la conciencia o de la Iglesia». El propio Benedicto XVI denunció sin tapujos esta deriva en enero: «Suscitan preocupación ciertos intentos de limitar la libertad religiosa en Estados Unidos».
La Administración Obama ha recibido estas críticas con elegancia democrática. Las acusaciones gruesas contra los obispos han llegado desde órganos inferiores del Gobierno o, más frecuentemente, desde medios de comunicación afines.
Pero los obispos no sólo han tenido problemas con este partido. Los Estados de Arizona y Alabama, con Gobernadores republicanos, han aprobado durísimas leyes migratorias, que prohíben incluso la atención caritativa y pastoral a las personas sin papeles. También ha habido pronunciamientos de algún obispo contra el programa de recortes presupuestarios de quien hoy es candidato republicano a la Vicepresidencia, el congresista Paul Ryan, por lo demás, un católico comprometido en el respeto al derecho a la vida o la familia.
La decisión no es fácil para muchos católicos, particularmente los de origen hispano, minoría de peso creciente, que suele favorecer a los demócratas, por su mayor sensibilidad hacia las cuestiones sociales. Sin embargo, los obispos advierten de que hay cuestiones más negociables que otras, y que, en ningún caso, debe darse el voto a un candidato abiertamente abortista.
La nueva ortodoxia de la izquierda
«Si el señor Obama» vuelve a ganar y «logra nombrar a uno o dos jueces más para el Tribunal Supremo, no se trata sólo de que el matrimonio homosexual será ciertamente impuesto, o de que el aborto se convertirá más firmemente en parte del orden establecido, sino que esos «derechos al aborto o al matrimonio homosexual se convertirán en parte de una nueva ortodoxia que será impuesta como un requisito moral, a instituciones y personas, públicas y privadas», escribía en el foro The Catholic Thing Hadley Arkes, el Director del Centro Claremont de Jurisprudencia de Derecho Natural, de Washington D.C. «Ninguna organización que se oponga a esas cosas será vista como legítima. Los hospitales católicos que no practiquen abortos; las agencias de adopción que no entreguen niños a parejas homosexuales... todos ellos serán sujetos de sanciones de varios tipos».
Obama significa todo eso. A Romney, en cambio, Arkes le reprocha su tibieza. En el segundo debate presidencial, el candidato republicano, al ser preguntado por la cuestión de los anticonceptivos, se limitó a responder que él permitiría a las mujeres tomar sus propias decisiones sobre ese tema, pero sin interferir en el ámbito de la libertad empresarial. Según Arkes, debería haber dicho algo así como: «Los anticonceptivos se pueden comprar mucho más baratos en una tienda que a través del seguro, y la única motivación racional al imponer este requisito es obligar a la gente con reservas morales a traicionar sus convicciones». Esto es lo que pretende «la nueva ortodoxia de la izquierda».
Ricardo Benjumea

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