domingo, 4 de noviembre de 2012

GARCÍA-MARGALLO: "EL MODELO ESCOCÉS NO ES APLICABLE A CATALUÑA".

La razón


ENTREVISTA CON EL MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES

García-Margallo: «El modelo escocés no es aplicable a Cataluña»

 
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Fue diputado en el Congreso desde 1977. En 1994 comenzó su etapa como eurodiputado
Diccionario Inteligente
4 Noviembre 12 - - Macarena Gutiérrez
MADRID- No son tiempos fáciles para España. Ni dentro ni fuera de sus fronteras. A los tradicionales focos de fricción –Marruecos, Sáhara, Gibraltar– y a los otros ejes clásicos de la acción exterior española –Unión Europea, Iberoamérica y Norte de África– se ha sumado, en los últimos tiempos, un «contencioso» interior: Cataluña. Y no por sí misma, ni por muchos catalanes, sino probablemente por un arriesgado cálculo electoral que podría acabar teniendo consecuencias muy negativas, sobre todo para la propia Cataluña. Y en esa pelea diaria está también el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, empeñado en explicar que la UE tiene una postura muy distinta a la que Mas quiere hacer creer a sus seguidores. «Cataluña tiene que pensar a lo grande», apostilla el ministro. 

–Usted dijo el martes en Lérida que hay «muchos países de la UE que vetarían el ingreso de Cataluña en la UE». ¿Qué países son esos? ¿Qué contactos ha mantenido el Gobierno al respecto?
– Conviene plantear la cuestión  en términos estrictamente jurídicos, porque la UE es sobre todo y ante todo una unión de derecho. Y los tratados dicen que «los estados miembros de la UE deben pronunciarse, por cinco veces consecutivas, unánimemente, en el proceso de adhesión de un nuevo miembro». Cualquier ciudadano puede consultar en www.europa.eu –la web oficial de la UE– el procedimiento de adhesión a la Unión. Cualquier ciudadano puede consultar en la web del Parlamento británico las reflexiones asépticas de académicos y expertos sobre el procedimiento que deberá seguir una Escocia independiente para acceder a la UE. Cualquier ciudadano puede conocer la interpretación oficial de la Comisión sobre este tema consultando lo que dijo en 2004 el entonces comisario Vitorino o ahora la vicepresidenta Reding. Subrayo: en democracia los procedimientos son esenciales. 
– ¿Hará falta el veto español para impedir esa entrada?
– Como yo estoy convencido de que la sociedad catalana retrasará este neoindependentismo tan ingrato a la propia tradición  catalana, no puedo plantearme esa pregunta. Quiero añadir tres cosas: nadie duda de la vinculación histórica de Cataluña con Europa; nadie duda tampoco de que esa vinculación se ha producido de forma muy satisfactoria a través de España; y, por último, nadie duda de que una Cataluña unilateralmente separada de España será automáticamente una Cataluña separada de la UE. Quiero recordarle que la «Marca de España» era precisamente el nombre con el que se conocía a Cataluña en la Europa carolingia. 
– ¿De qué forma difiere la convocatoria de referéndum de Escocia en 2014 con la que plantea Artur Mas para Cataluña?
– El Reino Unido es fruto de la unión contractual entre Inglaterra y Escocia. Unión de las Coronas (1603) y una Unión de Parlamentos (1707). En el Reino Unido, la soberanía reside en el Parlamento, que la ejerce de forma absoluta y sin control alguno. En uso de esa soberanía el Parlamento de Westminster ha decidido autorizar al parlamento escocés organizar un referéndum para que los escoceses decidan si quieren seguir formando parte del Reino Unido o constituir un nuevo Estado. 
Nada de eso ocurre en España, como sabe cualquiera que haya estudiado la incorporación de Cataluña a la Corona de Aragón primero y a la de España después. En España, la soberanía reside en todo el pueblo español y no en una parte del pueblo español. Cosa, por cierto, que se afirma en todas las constituciones europeas, con la excepción del Reino Unido. La Constitución se fundamenta finalmente en la unidad de la nación española, patria común e indivisible de los españoles. Cada país tiene una historia y se rige por unas reglas diferentes y es absurdo intentar exportar sin más experiencias que sólo tienen sentido en el clima en el que han nacido y se han desarrollado. Creo que Cataluña tiene que pensar a lo grande.
– ¿Cree que aún es posible una salida dialogada a la confrontación con Cataluña?
– Cambó decía que la solución del llamado problema catalán pasa por reconocer dos realidades innegables: la realidad catalana y lo que él llamaba la realidad hispánica. Ante esta doble realidad caben tres actitudes: considerar que los dos hechos son incompatibles lanzándolos uno contra el otro; considerarlos compatibles y armonizables; o, finalmente, la situación actual de resquemor constante. Yo milito, por afecto a España y a Cataluña, a favor de la convivencia.
– ¿Cree que no hará falta solicitar el rescate al BCE este año?
– La cuestión no es si será o no necesaria la intervención del BCE, sino bajo qué condiciones estaría dispuesto el BCE a intervenir en los mercados comprando deuda pública española. En este sentido, quiero destacar que este Gobierno sabe lo que tiene que hacer, lo está haciendo y ya tenemos los primeros resultados. Se ha producido una mejora de la productividad y competitividad, buen comportamiento de nuestras exportaciones de bienes y servicios que llevará a que el saldo de nuestra balanza de bienes y servicios en 2012 tenga un superávit significativo y que se ha traducido en un ajuste del déficit por cuenta corriente (del 10% del PIB en 2007 al 3.5% en 2011). Igualmente, el sector privado está reduciendo su endeudamiento con rapidez.
Es obvio, que la prima de riesgo que estamos pagando no es la que corresponde a los fundamentos de nuestra economía y por eso la compra de bonos por el Banco Central Europeo podría ayudar a reconducirla a sus justos límites. Siempre y cuando no se nos impongan condiciones leoninas. No obstante, el presidente del Gobierno es, en todo caso, el que tiene que decidir si España solicita la ayuda del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que abra el camino para que el BCE compre deuda española en el mercado secundario. Si la prima de riesgo se situase en torno a 200 puntos básicos, el panorama español estaría más despejado de lo que está ahora, tendríamos que destinar menos dinero a pagar intereses de la deuda, lo que nos dejaría mayor margen para otros fines y permitiría a nuestras empresas financiarse con tipos más bajos.
– ¿Cuál es el principal obstáculo para que Alemania no acceda a ese rescate?
– En Alemania consideran que, por el momento, no es necesario un rescate. El debate se centra en determinar si los recursos no utilizados del plan de recapitalización del sistema financiero español requieren una nueva condicionalidad si se pretendiera utilizarlos para la compra de deuda española en el mercado primario, lo que a su vez permitiría poner en marcha el programa de compras en el mercado secundario por parte del BCE. Y en relación con lo anterior, si esta nueva utilización del citado programa debería o no pasar por el trámite parlamentario en Alemania. Otra cuestión diferente es la reticencia de Alemania en relación con la puesta en marcha de la unión bancaria y de un supervisor bancario europeo, tema sobre el que desde Alemania se considera que desde luego no estará listo para enero de 2013. Éste es un tema de gran importancia para España, ya que es fundamental que la ayuda bancaria a España no compute como deuda. Nuestra postura es que  pueda comenzar a funcionar en enero de 2013,  con independencia de cuál sea su ámbito objetivo de control.
– Usted ha dicho varias veces que la UE actúa «tarde y mal». ¿Está actuando Bruselas tarde y mal con España?
–El proceso decisorio de la UE es de naturaleza extremadamente compleja y es fiel reflejo de las distintas sensibilidades que en ella coexisten. Es evidente que los intereses de los acreedores y deudores son antitéticos en el corto plazo, aunque en el largo plazo, a los dos interesa que las deudas se paguen en las mejores condiciones posibles. No obstante, como apuntó el presidente Rajoy en su comparecencia en el Congreso de los Diputados, desde la perspectiva de los estados en ocasiones las respuestas de la UE podrían ser consideradas desesperadamente lentas; pero aún así Europa se mueve.
– ¿Cree que Venezuela y Cuba acudirán a la Cumbre de Cádiz pese a no haber confirmado aún?
– Venezuela y Cuba estarán en Cádiz, aunque es cierto que todavía no han confirmado si estarán representados por sus respectivos jefes de Estado. El deseo del Gobierno es que puedan venir y participar de la gran celebración iberoamericana que será la Cumbre de Cádiz. 
– ¿Cómo marchan las conversaciones para lograr la expulsión a España de Ángel Carromero?
– En el caso de Angel Carromero me veo obligado a guardar una prudencia y discreción absoluta, dado lo delicado del tema. El hecho de que existan conversaciones con las autoridades cubanas merece en cualquier caso una valoración positiva.
– ¿Firmará la «paz» con Cristina Fernández de Kirchner durante la cumbre iberoamericana? 
– La mano del Gobierno español ha estado siempre tendida al Gobierno argentino para encontrar una solución dialogada al contencioso generado por la expropiación ilegal y discriminatoria del paquete accionaral de Repsol en YPF. Desafortunadamente no hemos encontrado la misma disposición al diálogo en el Gobierno de la presidenta Fernández, aunque esperamos que reconsidere su actitud y negocie con la empresa una solución que sea mutuamente satisfactoria.
– El acoso a los pescadores en la bahía de Algeciras por parte de Gibraltar continúa. ¿Cómo se van a  solucionar los problemas locales con el Peñón ahora que el Tripartito ha quedado enterrado? 
– El Gobierno ha trasladado en reiteradas ocasiones al Reino Unido nuestra decepción y malestar por la actitud del Gobierno local de Gibraltar y, en particular, por su incumplimiento de lo acordado el pasado día 3 de agosto con los representantes de los pescadores. Los pescadores españoles pueden faenar libremente en aguas españolas y el Gobierno ha dejado claro que la Guardia Civil del Mar está dispuesta a seguir prestando apoyo a los pescadores españoles cuando sea necesario. En cualquier caso, el Gobierno sigue alentando la cooperación local, de forma que los pescadores españoles puedan faenar sin incidentes. Por otra parte, estamos en continuo contacto con el Gobierno británico para alentar una solución a este problema.
– ¿Qué elementos de presión tiene el Gobierno contra las aspiraciones gibraltareñas sobre las aguas territoriales además de las largas colas en la verja?
– La posición de fondo sobre las aguas en torno a Gibraltar se mantiene invariable (y ha sido trasladada en innumerables ocasiones al Reino Unido): España no reconoce al Reino Unido otros espacios que los expresamente cedidos por el Tratado de Utrecht de 1713.
En cuanto a los controles en la verja, se trata de una cuestión diferente. Estos controles son consecuencia de la no pertenencia del Reino Unido al acervo de Schengen y de que, en el momento del ingreso del Reino Unido en la entonces CEE, se decidió que Gibraltar quedaría fuera de la Unión Aduanera.
Son controles de documentación de personas y vehículos y mercancías, de naturaleza policial y aduanera, a los que, en ejercicio de sus responsabilidades internacionales, España no puede renunciar.
 


«Nos entenderemos con el presidente que salga, sea Obama o Romney»
– La situación económica en España ha salido a relucir en la campaña de EE UU. ¿De qué forma puede afectar a nuestro país y a la UE en general el resultado del próximo martes?
– Las relaciones entre Estados Unidos y la UE son muy intensas y vienen de lejos porque americanos y europeos compartimos los mismos valores de democracia, de respeto y defensa del imperio de la Ley, de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, con independencia del color político de las administraciones que en cada momento rijan los destinos de unos y otros. España está obligada a desarrollar una estrecha relación con Estados Unidos, con independencia de quién ostente la presidencia en cada caso. Nuestra política exterior será tanto más eficaz cuanto más estrechos sean nuestros vínculos con la UE y con EE UU. El Gobierno es del todo neutral. Nos entenderemos con el Gobierno y con el presidente que salga de las urnas, sea Obama o Romney. 
– El pasado 4 de octubre, el candidato republicano puso a España como ejemplo de «lo que no se debe hacer». Obama, por su parte, dijo hace pocos días que no se puede dejar caer a España. ¿Cómo valora ambas declaraciones tan opuestas? 
– Las declaraciones de uno y otro candidato deben contextualizarse en los debates electorales, en los que la situación económica en Europa ha ocupado un lugar destacado por afectar asimismo a la situación económica en Estados Unidos. Existe un interés compartido por ambos candidatos por una Europa fuerte que salga pronto de la crisis y los dos candidatos saben que España es uno de los países más importantes de la Eurozona. De los discursos de los dos candidatos se trasluce la idea de que España reconoció y abordó la crisis con retraso, pero también que el Gobierno está adoptando medidas muy enérgicas para salir de la crisis, con resultados que están empezando a notarse. Estoy convencido de que cualquiera que sea la Administración que salga de las elecciones continuará trabajando con la UE y sus estados miembros para liberalizar los intercambios de bienes, servicios e inversiones y, en definitiva, de reforzar la cooperación económica entre ambas orillas del Atlántico.
Soy consciente de que España tiene un problema de imagen. La realidad de España es mucho mejor que la que proyectan los medios de comunicación. Así, por ejemplo, España ha mantenido en medio de la crisis su cuota de mercado, ha aumentado sus exportaciones y somos líderes en muchos sectores tecnológicamente punteros. Recientemente hemos estado en Marruecos, donde se nos comunicó la inauguración de una planta solar de energía renovable; en Arabia Saudí hemos ganado un concurso de Alta Velocidad. En definitiva, son muchos los sectores en los que España es país. La Marca España es la herramienta más poderosa que estamos utilizando para recuperar la confianza en nuestro país. Confianza absolutamente necesaria para atraer ahorro con que financiar nuestra economía, para alentar a los inversores internacionales a establecerse en España, para fomentar nuestras exportaciones y para ayudar a nuestras empresas a conquistar los mercados exteriores.
– Después de que el Gobierno del PP retomara el pulso de las relaciones con EE UU, ¿puede peligrar este buen momento bilateral si cambia el inquilino de la Casa Blanca?
– El principal objetivo del gobierno del PP es establecer una política exterior que sea una verdadera política de Estado compartida por las principales fuerzas parlamentarias y que se mantenga con independencia de los cambios electorales. Con Estados Unidos hemos, efectivamente, recuperado nuestra condición de socio fiable y la profundizaremos con la Administración norteamericana tras las elecciones del próximo 6 de noviembre.


«Política europea para resolver la inmigración»
– La Policía y la Guardia Civil en Melilla se quejan de que los agentes marroquíes no están colaborando en la frontera, mientras continúan los asaltos a la valla y la llegada de las pateras. Si la relación con las autoridades de Rabat es tan óptima como asegura el Gobierno, ¿qué está fallando en el control de la inmigración ilegal?

– La inmigración en tiempos de globalización es un problema que no puede ser resuelto por ningún Estado, por grande que sea. Por eso, yo he abogado siempre por una política de inmigración auténticamente europea y por una política de cooperación con los países de origen y tránsito. Marruecos está colaborando de forma ejemplar, pero es obvio que la magnitud del problema es tan grande que en muchas ocasiones es difícil controlarlo eficazmente.

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