martes, 13 de marzo de 2012

PERO, ¿CÓMO QUE LAS EMBARAZADAS NO SON VÍCTIMAS DE ACOSO Y PRESIÓN?; EDITORIAL ECCLESIA.

Ecclesia Digital.
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Escrito por Ecclesia Digital   
martes, 13 de marzo de 2012
Aun cuando seguimos creyendo (ver los editoriales de ECCLESIA de los números 3.609 y 3.610) que es necesario esperar a conocer más en concreto y en detalle la anunciada reforma de la vigente y tan inicua ley del aborto, no podemos pasar ahora por alto las declaraciones del 7 de marzo del ministro de Justicia en el Congreso de los Diputados y la furibunda reacción de la izquierda y del progresismo oficial y de boquilla a las mismas. El titular de Justicia del Ejecutivo español citó como uno de los pilares de la reforma que pretende llevar a cabo la defensa de la maternidad como un derecho a proteger. Y, a renglón seguido, denunció la soterrada violencia y manifiesta marginación con la que son tratadas algunas mujeres embarazadas en el ámbito laboral y en otras esferas sociales.
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¿Que qué es lo que pasó? El ministro se comprometió a defender «el derecho reproductivo por excelencia de la mujer», que, es «el de la maternidad», y además afirmó que las mujeres se ven sometidas «en muchas ocasiones» a una «violencia de género estructural por el mero hecho del embarazo». Y como si el mundo –y con él la razón, la lógica, el sentido común y la evidencia de los hechos y de los datos– se hubiera vuelto al revés, sobre Ruiz Gallardón y el Gobierno llovió una auténtica catarata de críticas, descalificaciones y exabruptos. Pero, ¿dónde está el «delito»? Se trata con tal griterío de buscar la bronca política, de un rasgarse farisaico de las vestiduras o de un grave ofuscamiento de una viciada razón que rinde pleitesía y pretende hacerla rendirse a la cultura de la muerte? ¿Cómo es posible que se niegue la evidencia de que las mujeres embarazadas son sometidas, hasta en nueve de cada diez casos, a un «mobbing maternal» en su trabajo, como avalan datos contrastados facilitados estos días por asociaciones en defensa de la vida y de la mujer embarazada? Y ¿cómo se puede negar la obviedad de que el derecho reproductivo por excelencia de la mujer es el de la maternidad? De no ser así, ¿cuál sería entonces?

La Iglesia católica se dispone a celebrar el 25 de marzo el Día de la Vida. En este contexto y ajena todavía a la polémica citada, los obispos de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida han hecho público su tradicional mensaje, que la semana próxima publicaremos íntegramente. En él podemos leer: «Debemos evitar que la cultura de la muerte promueva en la legislación agresiones contra la vida, presentadas como si fuesen manifestaciones de progreso o incluso como muestras de humanitarismo. El amor a la persona –prosigue la nota episcopal– lleva consigo el respeto a la vida naciente desde la fecundación y el cuidado a las madres embarazadas, de modo que puedan llevar a término su vocación maternal, en lo posible, en un entorno familiar adecuado. De ahí que la familia sea fundamental en el itinerario educativo y para el desarrollo de las personas y de la sociedad. Es necesario –concluye nuestra cita de la nota– elaborar políticas familiares justas  que favorezcan la institución familiar, y promover leyes que ayuden al desarrollo de una cultura de la vida para crecer en humanidad».

Y en estas y solo en estas podemos y debemos estar. Así lo demandan la recta razón, la ley natural, la ley de Dios y el más elemental sentido de humanidad. Y polémicas como las generadas tras las declaraciones del ministro de Justicia son radicalmente injustas y transmiten la idea de hasta qué punto la cultura de la muerte transita por nuestra sociedad y amenaza con minar sus mejores cimientos y referencias. No todo vale en la «bronca» política y partidista. Y llega ya la hora de desenmascarar mentiras, demagogias y fundamentalismos, más graves y nocivos todavía cuando parten y se hacen desde postulados y reclamos supuestamente defensores de derechos –algunos absolutamente inexistentes como el pretendido derecho al aborto– y de progreso.

Por cierto, que la última mujer que fue en España a la cárcel por abortar fue en 1966..., una decena de años, pues, antes de la llegada de la democracia. Y por cierto también, que, según denuncia del sindicato Comisiones Obreras, la ONG «Mujeres Progresistas», próxima al principal partido de la oposición, acaba de despedir en Almería a una trabajadora tras anunciar que está embarazada.

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