miércoles, 28 de marzo de 2012

EL PAPA APOYA EN CUBA UNA TRANSICIÓN HACIA LA DEMOCRACIA A TRAVÉS DEL DIÁLOGO.


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    Iglesia | La Gaceta
    Raúl Castro recibe a Benedicto XVI en Palacio de la Revolución de La Habana
    REZA EN EL COBRE POR LOS PRESOS CUBANOS

    El Papa apoya en Cuba una transición hacia la democracia a través del diálogo

    28 MAR 2012 | Paloma Gómez Borrero
    En su último día en Cuba, celebrará la esperada Santa Misa en la plaza de la Revolución donde pronunciará una homilía que se aguarda con extraordinario interés. 

  • Paloma Gómez Borrero, en la comitiva papal
    Antes de ayer en Santiago de Cuba, Benedicto XVI celebró su primera misa en la isla, a la que asistieron alrededor de 200.000 cubanos, muchos llegados de Miami con vuelos especiales. Lo hizo junto a la imagen de la Virgen Caridad del Cobre, a la que llevaron en procesión en andas desde su santuario, a 20 kilómetros de la ciudad, a la plaza Antonio Maceo. Ayer el Papa, como un peregrino más, fue a venerarla a su casa, al santuario al que en este Año Jubilar acuden miles de cubanos de todos los rincones de la isla. Han pasado 400 años desde que, en 1612, tres pescadores, dos indios y un esclavo negro, encontraran la pequeña imagen de madera flotando en las aguas de la bahía del Nipe, en Sevilla, con la inscripción: "Soy la Virgen de la Caridad".
     El Papa llegó al santuario acogido por las voces de un coro que entonó el Ave María y una banda de tambores, 14 músicos aficionados del poblado del Cobre, la llamada de Steal Band. Su Santidad se arrodilló a los pies de la Virgen y, como todos los peregrinos, encendió una vela y rezó una oración compuesta para este Año Jubilar.
    La Virgen de la Caridad del Cobre está estrechamente ligada al pueblo cubano. Es tan venerada que entre los exvotos están una medalla de la madre de Fidel y Raúl Castro y el galardón del Nobel que le ofreció Hemingway.
    Desde la entrada del santuario, Benedicto XVI recibió a los fieles congregados en la explanada, dirigiéndoles un saludo breve en el que, con una clara alusión a los exiliados, hacía saber a todos los cubanos que había "confiado a la Virgen el futuro de su patria" y le había pedido"protección y ayuda para todos los que sufren, los que atraviesan momentos de dificultad, los que están privados de libertad y separados de sus seres queridos". Puso también a los pies de la Virgen –llamada cariñosamente "Cachita"– a los cubanos descendientes de los esclavos, así como a la cercana población de Haití, que aún sufre las consecuencias del terromoto de hace dos años. Tampoco olvidó a "los campesinos y a sus familias que viven el Evangelio intensamente en sus hogares y ofrecen sus casas como centro de misión para la celebración de la Eucaristía".
    Ha terminado su etapa eminentemente mariana y religiosa en la ciudad de Santiago para iniciar el paréntesis político y social y el colofón con el adiós a Cuba, que será hoy en la plaza de la Revolución. Allí, el Papa celebrará la misa y pronunciará una homilía que se aguarda con extraordinario interés y donde, seguramente, estarán también Raúl Castro y los miembros del Gobierno.
    Su Santidad dejó claro estos días que venía como un peregrino más a visitar a la Virgen y puso de relieve cómo las relaciones Iglesia-Estado han mejorado, si bien queda mucho camino por recorrer. Advirtió de que se requieren "hombres rectos de firmes convicciones morales y altos valores de fondo que no sean manipulables por estrechos intereses". Benedicto XVI destacó en sus plegarias a los presos y sus familiares: "Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos dondequiera que se encuentren".
    Algunos calificaron el discurso de demasiado respetuoso con el régimen, pero Benedicto XVI apoya una transición sin traumas a través del diálogo. Una línea tranquila y pacífica para la democracia. De pequeños pasos hacia la libertad. 

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