viernes, 30 de marzo de 2012

CUANDO EL CORAZÓN ES EL MOTOR DEL CAMBIO.

Alfa y Omega
El EncuentroMadrid 2012 extrae las lecciones de la Transición

Son los últimos días de marzo y muchas familias hacen sus cuentas para poder llegar a fin de mes. Los afortunados que mantienen sus empleos, llegan exhaustos al viernes. A unos les han aumentado la carga de trabajo; a otros les han reducido el sueldo... La situación actual parece un Sálvese quien pueda. Y en este contexto, la novena edición de EncuentroMadrid, que organiza cada año el movimiento Comunión y Liberación, propuso a debate una rotunda afirmación: Las fuerzas que cambian la Historia son las mismas que cambian el corazón del hombre. ¿Y qué tiene que ver esto con la España de hoy?
Un momento del acto inaugural
del EncuentroMadrid 2012
La médula espinal del desarrollo de las mesas redondas, encuentros y exposiciones del EncuentroMadrid 2012 ha sido documentar, con hechos reales y con personas concretas, que el rumbo de una sociedad, el curso de país, el destino de un pueblo, sólo cambia cuando las personas se han puesto en pie, han dado credibilidad a los deseos más profundos de su corazón y se han puesto en marcha, en movimiento, para lograrlo. Por eso, la edición del EncuentroMadrid de este año arrancó poniendo sobre la mesa un hecho histórico muy conocido: la Transición de la dictadura a la democracia.
El acto de inauguración tuvo como ponentes al socialista don Enrique Múgica, ex Defensor del Pueblo; a don Fernando Abril, Consejero Delegado del Grupo Prisa e hijo del que fue Vicepresidente de Gobierno con don Adolfo Suárez; y al arzobispo emérito de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián.
Un ejemplo para hoy
Comenzaba el acto inaugural con una pregunta: ¿Por qué la Transición española es un ejemplo para la situación actual? Porque partió de un deseo de bien que tenían los españoles de uno y otro bando: la superación de las diferencias, por encima de las ideologías de cada uno. Durante la Transición, los españoles supieron encontrarse. Stanley Payne ha llegado a afirmar que la reconciliación ha sido «la gran aportación que ha hecho España al mundo contemporáneo». Hubo que superar muchas dificultades, pero los españoles, los protagonistas de la Transición, lucharon por el deseo de perdón y de unidad entre todos, hasta que se consiguió establecer un régimen democrático.
«Los españoles nos dimos cuenta de que había que romper con la idea de que éramos enemigos entre nosotros y que había que pasar a un nuevo plano en el que el término enemigo se sustituía por el de adversario, lo distinto, lo plural», aseguró don Enrique Múgica. Ahora, para salir de la crisis económica y antropológica en la que nos encontramos, es necesario -añadía- «respeto muto y para todos» y un consenso que «requiere de un Estado democrático, fuerte y vertebrado».
Ahora, la primera crisis política desde la Transición
Actividades culturales, durante el Encuentro
España está viviendo «la primera gran crisis política desde la Transición», a juicio de don Fernando Abril. «No hay memoria histórica. Queremos volver a vivir bien, reivindicamos lo que teníamos, pero no sabemos de dónde venimos ni valoramos» el bienestar. Además, «ahora la sociedad está más polarizada, no hay suficiente sociedad civil integradora», añadía el hijo de quien fue mano derecha del Presidente Suárez.
El arzobispo monseñor Fernando Sebastián no dejó de insistir en que la Transición la hicieron los españoles que se pusieron en movimiento, anteponiendo lo común a lo partidista, con un servicio leal al bien de todos. «Hay que recuperar esto de aquellos años de gracia que fueron la Transición», dijo. «No puede ser que los católicos no hablen con los no católicos y viceversa; todos somos compatibles y llevamos dentro la misma historia, pero para saberlo hay que hablar lealmente entre nosotros», insistió.
Valorar la diferencia
Don Eugenio Nasarre, diputado del PP, hace de guía
en la exposición fotográfica La Transición
española. La fuerza de la reconciliación
Este deseo leal de llegar al reconocimiento del diferente, que hizo posible la Transición, ha estado muy presente en elEncuentroMadrid 2012. Y es lo que ha hecho posible que personalidades de la izquierda y de la derecha, del mundo católico y del mundo no-católico hayan participado en estas jornadas, donde se ha debatido también de los nuevos retos de la educación, de las respuestas empresariales a la crisis, de la subsidiariedad..., y donde la afirmación y el abrazo al otro, en estos tiempos de crisis, tiene su expresión máxima en la caridad.
En el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo, como cada año, se multiplicaron los stands de distintas iniciativas y asociaciones que trabajan gratuitamente para llegar a cubrir las necesidades cada vez más crecientes de nuestra sociedad. Desde la acogida a niños abandonados, al reparto de alimentos en cajas a multitud de familias en graves dificultades. Una explosión de nuevas iniciativas y obras que desafía a todos los que han pasado estos días por el EncuentroMadrid a seguir, con coraje, el deseo de su corazón, y remangarse para volver a trabajar como lo han hecho los más de 500 voluntarios.
Raquel Martín
Lo que verdaderamente cambia el mundo
Esta nueva edición del EncuentroMadrid ha llegado en un momento trascendental para la sociedad española. Se ha derrumbado el zapaterismo, pero las incógnitas se multiplican. Es necesario repensar nuestro sistema de bienestar con un nuevo protagonismo de la sociedad civil. El riesgo de marginación social y de la consecuente violencia es palpable. La cultura del nihilismo sigue fuertemente asentada en los círculos mediáticos e intelectuales de nuestro país. Y aunque el laicismo decaiga en sus expresiones legislativas, la extrañeza e incluso la sospecha y el rechazo a la dimensión religiosa del hombre siguen muy vivos. Frente a esta situación de múltiples desafíos, son muchas las tentaciones. La de dedicarse al Sálvese quien pueda, la de aplicar viejas recetas ideológicas, o la de esperar del Gobierno (ahora menos hostil a ciertos valores) que realice un cambio cultural y moral que en ningún caso está en su mano.
El cambio que deseamos no puede llegar de la mera aplicación de una nueva política, ni de un intento vano de recuperar la hegemonía cultural o de alcanzar nuevas cotas de influencia social. La tentación de la utopía, tan viva en todas las crisis, también puede alcanzar al mundo católico. Por eso, en el lema de este EM2012 hemos recuperado una afirmación de Don Luigi Giussani en un momento dramático en que el señuelo de la revolución político-social fascinaba también a muchos católicos: «Las fuerzas que cambian la Historia son las mismas que cambian el corazón del hombre». 
El verdadero cambio sólo llegará a través de una presencia capaz de responder a los interrogantes y deseos de los hombres de esta época. Ése es el desafío que hoy se plantea al cristianismo, que no puede reducirse a discursos, reglas e inspiraciones. El cristianismo es una presencia de personas que muestran una humanidad más libre, razonable y alegre, que no se contentan con un discurso fuerte o una reivindicación bien organizada, sino que construyen un tejido de obras y relaciones capaz de suscitar verdadera esperanza. Eso el lo que hemos visto estos días en el EncuentroMadrid.
José Luis Restán
«La actual crisis educativa es una crisis de los adultos»
La Mesa de Educación
«El principal reto de esta etapa de Gobierno es la reforma educativa. Pero hay que ir más allá de las reformas políticas: hay que provocar un cambio cultural, un cambio de actitud, para que se vuelvan a apreciar valores como la exigencia, el esfuerzo, el trabajo bien hecho...» Así lo aseguró doña Montserrat Gomendio, la nueva Secretaria de Estado de Educación, Cultura y Deporte, durante la mesa Nuevos Retos de la Educación, que se celebró el pasado sábado, en el EncuentroMadrid. Gomendio afirmó que, para que pueda producirse el cambio en el sistema educativo, y por tanto en la sociedad española, «el elemento central es el docente», y de ahí que uno de los objetivos prioritarios de la política educativa de esta legislatura será «facilitar que entren en la carrera docente las personas más preparadas», así como «la creación de una estructura que permita incentivar a los profesores» para que puedan desarrollar cada día mejor su labor. Porque, en último término, en una España con el 30% de fracaso escolar y el mayor índice de desempleo juvenil de Europa, «el mayor reto es asegurar que se puede encender la chispa de la ilusión en los alumnos, sobre todo en aquellos a los que nada les motiva». Asimismo, la Secretaria de Estado afirmó que ha de darse «un cambio en las reglas de juego, para que exista más libertad en la educación», tanto para las familias, como para la autonomía de los centros y la creación de nuevos colegios. De ese modo, las más beneficiadas serán las familias, «que juegan el papel más fundamental en la educación».
Junto a Gomendio participó la Secretaria de Estado para la Educación del Gobierno de Italia, doña Elena Ugolini, quien explicó que, «aunque estamos ante una gran crisis económica, existe una gran crisis educativa que nace de algo muy profundo, y que no depende de las leyes del Estado ni de las reformas que se hayan hecho, sino de la relación que se establece entre las generaciones. La crisis educativa es la crisis de los adultos, que no tienen nada que comunicar a sus hijos. Y cuando se produce esta ruptura intergeneracional, una sociedad entra en crisis profunda». Ugolini reconoció que, «con ninguna ley, ni con ninguna reforma, se puede aunar y crear esta unión intergeneracional; no se puede dar la fuerza y la pasión a los adultos de encaminar a los jóvenes por el deseo de la verdad, la bondad y la belleza; ni puede ninguna ley hacer que un padre sea un buen padre, o un profesor un buen profesor». Por eso, Ugolini recordó que «lo que hace falta es compromiso, y que el Estado no moleste demasiado -en la labor docente y en la tarea educativa de las familias-, sino que favorezca a las personas que cada mañana se levantan, van a la escuela y desean enseñar y ayudar a crecer a los niños que le han sido confiados».
José Antonio Méndez

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