No le des mucha importancia a la edad de tu cuerpo físico: Sé jóven siempre y de gran apertura espiritual. El espíritu no tiene edad. La mente nunca envejece. Aunque el cuerpo muestre los síntomas de la edad física, has de conservarte joven y abierto, como fruto de tu mentalidad positiva.
Haz que tu cuerpo irradie la juventud de tu alma, sin importar la edad que tengas.
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