Sección - Marinero en tierra
Emergencia educativa
Hace unos días el Consejo Escolar del Estado hizo público el dictamen detallado sobre el segundo borrador de reforma educativa que ha propuesto el Ministerio de Educación. El dictamen no cuestiona el documento del ministerio y se limita a realizar una serie de sugerencias, correcciones y matizaciones; algunas son estilísticas y muestran lo poco pensados que salen los documentos del ministerio, otras son de fondo y deberían ser consideradas por todos los responsables educativos que aún pueden intervenir para cambiar este borrador.
Ante la práctica desaparición de la filosofía en el borrador, la sugerencia 53 del informe y recuerda a los redactores del borrador lo siguiente: “la aportación de la Historia de la filosofía a la cultura media de un ciudadano es notoria”. Una línea más abajo pide que la asignatura de Historia de la Filosofía sea obligatoria al menos en los bachilleratos de Ciencias Sociales y Humanidades. Ni en el borrador de reforma que se preparó cuando Rajoy era ministro de Educación, ni en la abortada ley de Pilar del Castillo se suprimía la Historia de la Filosofía. Ningún docente o experto mínimamente identificado con el PP había propuesto nunca la supresión de esta materia y, por consiguiente, debemos suponer que los populares tienen alguien en el ministerio interesado en que fracasen estrepitosamente en sus propuestas educativas.
Lo que está pasando con la Historia de la Filosofía es un botón de muestra del desconcierto educativo del primer gobierno de Rajoy. La perplejidad no la tienen únicamente los responsables populares que gobiernan en las autonomías, tampoco los militantes hartos de justificar la urgencia de lo económico y lo secundario de lo educativo. La perplejidad está llegando a todos los votantes y simpatizantes populares cuando pensaban que el cambio político traería el cambio educativo.
Los administradores del sistema tienen que darse cuenta de que estamos ante un momento educativo muy grave. Se equivocan quienes consideran que el problema es presupuestario o técnico, como si educar fuera aplicar un manual de instrucciones para promover la empleabilidad. Las reformas educativas no se realizan para enseñar cosas o hacer técnicamente más hábiles a los jóvenes, se realizan porque se tiene una propuesta antropológica atractiva, porque se cree en la educación como encuentro de libertades y, sobre todo, porque se tiene una propuesta de sentido que se quiere transmitir. Algo de esto hay cuando Benedicto XVI habla de emergencia educativa.
Agustín DOMINGO MORATALLA
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