jueves, 28 de febrero de 2013

AUTOSTOP; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ.

egmaiquez.blogspot.com


Autostop


Tienen muy mala fama las compensaciones. Eso de tomarse media barra de chocolate porque has metido la pata en una reunión del Consejo Escolar o de comprarse tres libros en Amazon a cuenta de un fracaso literario. Pero yo soy muy partidario. De todas y, sobre todo, de las que de verdad consuelan. No lo puedo remediar: me pasa cualquier cosa o, peor, me pasa un día de esos que me pasa por encima como un camión de mercancías, y corro a la compensación y la querencia. Inclino la cabecita (la mala cabeza) en el hombro de Dios-Padre, que podía decirme: "Ahora, ¿no?, ahora", pero me dice: "Ven, claro, ven", y hasta acabo, ¡enseguida!, tras un "soy tonto" y un "sí y qué", y poco más, acabo, digo, agradecido, sí, agradecido a ese camión que me trajo volando —autostop— a tanto consuelo incomparable. 

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