A lo mejor muchos podréis creer que mi artículo publicado en la tribuna que semanalmente me cede Información San Fernando es algo dura aunque esa apreciación sea inexacta pues es simplemente real.
Hace una semana que falleciera un buen hombre, un hombre que confió y se confió en todo el mundo aunque algunos de esos no merecieran esa confianza..., un hombre que ofreció su trabajo, su sonrisa, su vida en hacer más fácil la de los que le quisieron, que fueron muchos, y los que le decían querer y que se aprovecharon de él, que fueron unos cuantos, un cristiano, un cofrade, un señor, un caballero...
Os estoy hablando de Paco Matz Candela que muchos han llorado su pérdida, muchos lo han sentido de veras y algunos, como es mi caso, quieren darle su sitio, el que le corresponde por todo lo que hizo en vida, sin olvidarme de nada ni de nadie...
A buen entendedor dicen que pocas palabras hacen falta.
Jesús Rodríguez Arias
PACO
MATZ CANDELA
Cuando supe de la noticia en
la cual se nos informaba de la repentina muerte de Francisco Matz Candela me
dio un vuelco el corazón pues era un hombre muy significativo en esta Isla de
nuestros quereres, era un cofrade apasionado, un hombre de Fe enamorado de
Jesús y su siempre bendita Madre de los Dolores, esa Máter Amabilis que fundara
en la década de los 70 y que después se fusionaría con la Orden de Servitas.
Sí, Paco Matz Candela fue un cristiano y un cofrade entregado al ciento por
ciento a este apasionado apostolado y que siempre será recordado como un hombre
bueno.
Sí, un hombre extremadamente
bueno, bondadoso, siempre amable y atento con los demás, siempre confiado y
confiando en todos hasta en esos que nunca debió porque no eran dignos de tan inmenso
privilegio. Un hombre amable, educado, dotado con un corazón destinado a servir
a quienes lo necesitaban. Un hijo que se entregó por completo a sus padres, un
buen hermano, un amigo, una figura llena de personalidad y esa clase de
bonhomía que poco a poco se va perdiendo.
Recuerdo que también
perteneció a la Junta de Gobierno de Desamparados y que esa fue una etapa de su
vida que cada vez que me veía me hacía referencia con una sonrisa de
agradecimiento dibujada en su cara. Sí, pienso que Paco fue un hombre
agradecido, esa clase de persona que recordaremos con esa mezcolanza llena de
melancolía por su sonrisa y esos ojos siempre de niño que se ilusionaba por
todo, siempre amable, siempre dispuesto a ayudar…
Paco Matz Candela que intentó
hacer feliz a muchos no tuvo una vida fácil pues pienso que detrás de ese
hombretón, de esa sonrisa perenne, había un hombre demasiado solo, demasiado
abandonado a su suerte, perdón por ser tan claro y directo pero es que yo lo
veía así. A Paco entre todos lo dejamos demasiado solo y un hombre así no puede
estarlo y menos sentirlo porque no se lo merece, porque no es de ley, porque no
es de recibo y menos cristiano.
Reconozco que a pesar de no
ser amigos íntimos sí nos conocíamos de toda vida pues siempre mantuvimos una
relación llena de sincero cariño y no exenta de cierta admiración pues
realmente veía en él a esa clase de persona que ya van desapareciendo de la faz
de esta tierra demasiada alejada del humanismo y de todo cuanto tenga que ver con
Cristo.
Después de dejar La Isla tras
casarme ciertamente perdí ese tipo de contacto del día a día ya sea dando un
paseo por la Calle Real o disfrutando de una buena obra en el Real Teatro de
las Cortes aunque como Dios es bueno me lo volví a encontrar y lo vi
ciertamente restablecido pues la última imagen que tenía de él era la de un
Paco demasiado abandonado, demasiado vencido, demasiado herido y demasiado
traicionado. En cambio su aspecto había cambiado para bien y me comentó que
desde hacía un tiempo estaba en una residencia, que lo trataban divinamente,
que se sentía feliz y me alegré por él…
Las dos últimas veces que pude
verlo y también saludarlo fue con motivo de la Festividad de la Esperanza tanto
en la presentación del cartel que edita cada año mi querida Hermandad del
Silencio de San Fernando así como en el Pregón que tuve el inmenso privilegio
de pronunciar el pasado 16 de diciembre. Lo vi en la Iglesia Vaticana y
Castrense de San Francisco de Asís poco antes de que comenzara la Solemne
Función que precedía al acto del pregón propiamente dicho. Le dije mientras nos
dábamos un abrazo que le agradecía muy sinceramente su presencia y él con su inconfundible
tono de voz me dijo: ¡Cómo me iba a perder el pregón de mi amigo Jesús!
Ya no estás Paco, hace una
semana que te fuiste con tus andares pesarosos hacia el mismo Cielo. Has muerto
solo querido amigo como viviste gran parte de tu vida pero esto último no fue
tanto culpa tuya como nuestra…
Sí, ha muerto Paco Matz
Candela y La Isla con su marcha se queda un poco más sola y nosotros también.
Jesús Rodríguez Arias
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