viernes, 30 de marzo de 2018

* Y EL SILENCIO SE HIZO ESPERANZA...


A estas horas Jesús yace en el Sepulcro Santo pues todo lo que estaba escrito se ha cumplido palabra a palabra, hecho a hecho.

Por eso quiero recordar un momento especial como el vivido ayer noche de Jueves Santo en torno a la Esperanza...

Una carta que me entregaba mi amiga Juana Moreno, la Cartera de Villaluenga del Rosario, me daba una inmensa alegría pues en la misma se me comunicaba que la Hermandad de Expiración de San Fernando había tenido a bien otorgarme los tres toques de honor del paso de la Virgen de la Esperanza de la que soy su actual pregonero.

Enseguida pensé, este momento, esta vivencia, no puedo vivirla solo, no es para mí solamente, no puede serlo, no debe serlo... ¡Y tomé una decisión que mantuve en el mayor de los secretos hasta que se lo comuniqué al interesado en un momento de los tantos que compartimos juntos!

Este año como el pasado ha sido para vivir desde la Esperanza porque las situaciones personales, de salud y familiares redundaban en ese sentir.

Mi Semana Santa, debo confersarlo, ha sido de dar algunos paseos rezando apaciblemente, de tardes viendo la televisión donde podía visualizar y escuchar las procesiones que se realizaban en Andalucía gracias a Andalucía Directo comandado por Modesto Barragán.

Buenos pues llegó el Jueves Santo y nos encaminamos para San Fernando donde teníamos previsto llegar a eso de las nueve de la noche para vivir de primera mano todos los últimos preparativos, los prolegómenos, de poner en carrera una Cofradía tan antigua, elegante y señorial como es la de Expiración de San Fernando y de la que soy hermano justamente desde el pasado Miércoles de Ceniza.

Allí me recibió David Gutiérrez, Hermano Mayor, miembros de su Junta de Gobierno, mi hermano Manuel Bouza Montilla mientras saludaba a los miembros a los Jóvenes Cargadores Cofrades que estaban tan de luto por la muerte de Antonio Zaldívar, luto que se hace extensivo a todos los cofrades de San Fernando.

Saludé y abracé entre lágrimas compartidas a mi querido Manuel Iglesias Pereira. En ese abrazo quedó constancia de nuestro cariño, nuestra mutua admiración y los sentimientos de pesar. También lo hice con los capataces del paso de la Madre y Señora. Era un día para el dolor hecho Esperanza.

Debo confesaros que me llegó a  impresionar como salía a la calle el cortejo penitencial. El silencio, la penumbra, invitaba a la reflexión, a la oración profunda y honda. En voz baja mantenía una amena conversación con el Padre Gonzalo, siempre afable, siempre cariñoso, siempre dando ese necesario abrazo que te acerca a esa trascendencia de Dios que es intangibles para muchos y tan clara para otros.

Sobrecogedor la Salida del Cristo de la  Expiración entre un silencio sepulcral solo roto por la música de capilla que envolvía tan impresionante momento.

Poco después empezaron a salir penitentes con sus cirios otros en cambio llevaban la cruz a hombro y me recordó los tiempos en los que podía vestir mi hábito nazareno cada tarde-noche del Lunes Santo en mi Hermandad de Afligidos donde he llevado desde pértiga, atributos como el Senatus algunos años, Libro de Regla, cirio o esa cruz que se clavaba en el cuello hasta el último día que ya se me hizo imposible el poder realizar la Estación Penitencial dentro del Cortejo Procesional pues las secuelas de mi enfermedad me lo hacían del todo imposible.

Hasta que llegó el momento de los momentos cuando el hermano mayor me pidió que lo acompañara hasta el dintel de la puerta de la Iglesia Vaticana y Castrense de San Francisco de Asís de mi bendita Isla de León. Allí se realizarían los tres toques de honor, allí la Madre saldría a las calles de San Fernando para impregnar de Esperanza cada rincón.

Ya la emoción, que  no nervios, se iban instalando en mi ánimo. En ese momento le dije a David Gutiérrez, hermano mayor, que en este me acompañaría Manuel Bouza Montilla, mi presentador, hermano en la Fe y en la Hermandad. Me miró con ojos profundos y sonrisa abierta y se consumó mis deseos de compartir ese momento tan íntimo, tan vivencial, tan único con Manu que es un verdadero heraldo de la Esperanza.

Ante el Paso de Palio parado frente a nosotros los dos cogimos el llamador y siguiendo las instrucciones del Capataz hicimos los honores de realizar esos tres toques que podrían a la Santísima Virgen en las calles de La Isla donde en la penumbra de la noche de un Jueves Santo único se podía percibir a las claras que el Silencio se hacía Esperanza.

Y es que los momentos bonitos, las cosas que perduran toda la vida, lo que nos toca el corazón, tenemos compartirlos con quienes queremos pues si solo lo disfrutara yo, permitidme este pensamiento tan personal, en verdad sería muy triste...

GRACIAS mi querido Hermandad de Expiración, Hermano Mayor y Junta de Gobierno por vuestra confianza depositada en su día para pregonar a la Esperanza, por estos momentos que quedan en la retina de la memoria del mismo corazón por toda la vida.

GRACIAS mi querido hermano Manuel Bouza Montilla por ser mi presentador, por realizar una presentación tan única como eres tú, por ser mi amigo, hermano, confidente, por coger ayer noche, mano con mano, ese llamador en el que se podía tocar la Esperanza.

GRACIAS por siempre a Jesús y María que cada día a cada instante Expira en el mayor de los Silencios y nos abre la puerta de la salvación por medio de la Esperanza. 

Y GRACIAS porque ayer el Señor nos regaló a unos pocos el poder vivir un momento de Fe pura, verdadera, de la que solo se pueden ver con los ojos del Amor más desprendido y total que existe.

¡GRACIAS, SIEMPRE GRACIAS!

Jesús Rodríguez Arias 

Fotos: La que encabeza artículo Diego Rastrollo.
Foto recogida Cristo Expiración: Manuel Bouza Montilla.
Resto galería fotográfica: Hetepheres Benítez Collantes.







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