sábado, 10 de marzo de 2018

* MI PREGÓN A LA ESPERANZA: ESPERANZA EN LA ESPERANZA (I): A MANUEL BOUZA MONTILLA, MI HERMANO.


Y quinta parte de "Mi Pregón a la Esperanza" donde la Esperanza lo envuelve todo, donde canto a esa clase de Esperanza que nos hace vivir cada día como heraldos de la misma...

Esta parte la divido en dos muy diferenciadas y vais a saber el por qué. 

Mientras escribía este Pregón en mi Atalaya de Villaluenga del Rosario decidí en un momento determinado que tenía que "romperlo", que tenía que cambiar de tercio para hablar de un verdadero heraldo de la Esperanza: Mi hermano Manuel Bouza Montilla el cual tuve el inmenso privilegio y honor de que me presentara ese siempre recordado sábado 16 de diciembre ante la Santísima Virgen de la Esperanza en la Iglesia Vaticana y Castrense de San Francisco de Asís de San Fernando.

Una presentación que pasará también a la historia porque él también rompió moldes.

Y hoy, sábado 10 de marzo, os traigo esta primera parte de mi Esperanza en la Esperanza donde hablo a Manu teniendo como testigo al mundo entero...

Jesús Rodríguez Arias



ESPERANZA EN LA ESPERANZA (I): A MANUEL BOUZA MONTILLA, MI HERMANO



Sí Madre, Esperanza en tu Esperanza...

Conozco a muchos que son verdaderos heraldos de la Esperanza, son personas que han vivido momentos muy duros, que han conocido lo peor de la enfermedad, de las injusticias de la vida y que precisamente la Esperanza se ha convertido en el leimotiv de sus vidas…

- Jesús…

- ¿Sí, dime, Madre?

- Hijo, ¿no crees que te estás olvidando de alguien?

- Pero…

- ¡Aquí no hay peros que valga! ¡Anda, háblale un poco a Manolo, tu presentador, que es un heraldo de la Esperanza, un fiel servidor, un hombre hecho a sí mismo, un hijo bueno entregado a su Familia, a sus amigos, a esta bendita ciudad y a la Iglesia sin descanso!

- Madre, que no me había olvidado, que lo estaba dejando para el final, ya sabes que este Pregón a la Esperanza es algo inusual. Que no se me ha olvidado, como se me podía olvidar.

Manolo, gracias por tu presentación, por tu disposición, por tu cariño y lealtad…

Gracias por hacer esta única introducción según mandan los cánones de mi querido hermano unido por la amistad. ¡Me ha encantado Cheri!

¡Lo que hace Dios! ¿Verdad?

Un niño de la calle Comedias, como tú, yendo de la mano con uno del Carmen como yo…

Porque tú Manolo, que eres 100% de La Isla, eres de ese barrio dentro del barrio que lleva el nombre de tan renombrada calle la cual hace ya décadas sube cada Martes Santo nuestra siempre querida Virgen de la Caridad.

Sí, Niño de la Calle Comedias que era ese puesto fronterizo que los del Carmen, en La Isla de nuestra infancia, atravesábamos con cierta cautela pues podía haber un choque frontal. ¡Qué tiempos! ¿Verdad?

Qué tiempos y bendito sean pues en esos años que solo el rememorarlos nos hace poner un gesto de alegre melancolía, no había tantos adelantos como tenemos ahora pero todo era más natural, más sencillo, más de uno.

El Facebook lo “hacíamos” en la calle con nuestros amigos, con los vecinos que tenían sus casas con puertas abiertas, en el colegio y en cada casa. No era virtual, no llegaba a los confines de la tierra que para nosotros acababa donde empezaba el Puente Zuazo. Las redes no eran sociales sino de verdad y la preparaban los marinos para echarlas al barco o algún que otro candray que por entonces aún se veía y que hoy forman parte de nuestra historia como fósiles de nuestra memoria.

Eran Navidades en casa al calor del Belén cantando al niño que acaba de nacer, era Misa del Gallo a las doce de la medianoche, era Semana Santa donde todos los que llevaban pértigas eran “hermanos mayores”, los penitentes ofrecían una seriedad marcial, castrense diría yo, los pasos a lo mejor no eran impresionantes pero si existía esa pureza de la devoción más popular y populosa que hacía que un pueblo entero se echase a la calle. Era respeto y Fe.

Esos años en que las calles de San Fernando estaban pobladas de uniformes blancos o azules y verdes según fuese verano, invierno o de la Armada, Infantería de Marina o la de los quintos de Camposoto. Era Ermita del Cerro que cada 23 de octubre se llenaba para consumir los frutos secos, era Mercado Central o de San Antonio que se “engalanaban” el Día de Todos los Santos. No había halloween, ni falta que hacía, porque eso era cosa de los yankis que se veía en la televisión quién por entonces la tuviera.

Era televisión con dos canales y el segundo con agüilla. Era una España en blanco y negro pero que cada uno de nosotros se ocupaba y preocupaba de darle color.

Y tú empezaste bien pronto a saber que es eso de trabajar para ayudar en casa, viste que tu vocación se llamaba Marina en la que ingresaste desde muy temprana edad, donde has desarrollado tu vida, donde creciste, te hiciste un hombre y creaste una Familia.

Sí, Manué, tu vida ha sido siempre servir a Dios y a España que junto a los tuyos hacen que te levantes cada día, unos mejores y otros mejor no contarlos, con esa inmensa sonrisa y esas ganas de vivir a pesar de los pesares. La salud hace tiempo te dio un toque de atención y siempre tienes que estar controlando y controlándote. Cuando se vive una segunda oportunidad hay que aprovecharla sin más porque de los miedosos y de los que no han hecho ná ni se escribe ni se recuerda.

Sí, Manolo eres ese hombre cabal, ese servidor nato, ese amigo de sus amigos, hermano de sus hermanos. Buen esposo y marido y un padre que acoge en su corazón hasta los que no llevan tu misma sangre pero ni falta que hace. Junto a Charo formáis una Familia en el sentido más amplio y certero del término.

Cuando el pasado 24 de septiembre, día de la conmemoración de las Cortes Constituyentes de cuando una vez España fue una Isla, y había mucho jolgorio institucional y multitud de actividades. Tú, publicaste en tu muro de Facebook una declaración que a mi quedó prendida en el alma como prendida tiene el Caíllo a Villaluenga del Rosario. Con esa firmeza que llega a emocionar.

Leí lo que sigue:

“Estoy pensando en que un día como hoy, que no era fiesta por cierto, se fue el hombre que se puso el mundo por montera, se enamoró de mi Madre y, sin importarle el que dirán de la época, se casó con ella, se fue a notaría y me reconoció como su hijo dándome sus apellidos. Papá, aunque muchos crean que tu no lo eras, fuiste mi guía y padre en vida... l

(Lástima que te fueras tan pronto, pero ya se sabe que Dios se lleva a los mejores)..  Eres mi ángel en el cielo, porque sé que estas allí. Un beso fuerte.. con mi cariño y respeto PAPA”.

Después de leer tus palabras sobran las mías para describirte pues solo un corazón noble, lleno de Amor, y Esperanza escribe lo que tú has escrito

Para mí no solo ha sido un privilegio el que me hayas presentado en este Pregón tan mío, tan personal, tan vivencial sino que te doy las gracias por ser testimonio y ejemplo de vida para la mía.

Gracias Manolo, la Madre de la Esperanza te cuida y te protege todos los días de tu vida al igual que a Chari y tus hijos, tu Familia.



Fotos: José Moreno Fraile (Andalucía Información) y Pablo García Jiménez (Isla Pasión).

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