Más allá de las montañasEn un Occidente que va perdiendo las evidencias que le han regido durante siglos en la esfera social, es desde Oriente el lugar donde nos llegan las propuestas cinematográficas más interesantes en este sentido, en las que aún se postulan planteamientos que favorecen la reflexión sobre seculares cuestiones vitales. Como ya ocurriera con De tal padre, tal hijo, El viaje de Chihiro, Despedidas, Un día en familia…, vuelve a suceder en Más allá de las montañas, del director chino Jia Zhang-ke (Naturaleza muerta, Un toque de violencia…), que obtuvo el Premio del Público en 2015 en el Festival de San Sebastián.
Sin que ella quiera hacerlo, la joven Tao se ve obligada a elegir entre sus dos mejores amigos, Liangzi y Jinsheng. Escoge a este segundo por su mejor posición económica, pensando que en el futuro de un hipotético hijo, pues él representa la metáfora del momento actual del gigante asiático, que puja con Estados Unidos por ser la primera economía mundial.
Jinsheng abandera la nueva generación de jóvenes de China, ávidos de riqueza que van arrinconando sus ancestrales valores, no sin riesgo y pérdida para la convivencia social y para cuestiones más concretas y cotidianas, como son la amistad (la ruptura entre Jinsheng y Liangzi), las relaciones de pareja (el divorcio entre Tao y Jinsheng), o el culto y el respeto por los muertos en una vida ultraterrena, que Tao tendrá que enseñar a su hijo pequeño cuando esté venga al funeral de su abuelo desde Australia, donde vive con su padre, quien ostenta su custodia.
Pero hay más cuestiones esenciales que son el objeto de la mirada y reflexión de Jia Zhang-ke. El amor, «que sabemos que nos importa porque nos hace sufrir» —postura muy alejada del tópico Nirvana oriental—, que expresa su protagonista, Tao, o la libertad para vivir las relaciones sin pretensiones, acogiendo a quienes nos las dispensan y acompañando pacientemente su camino, cuando son familiares cercanos, como los hijos.
En un guion muy cuidado, se alude también, como se dijo anteriormente, a otra vida tras la terrana, que nos debería azuzar a tratar de vivir responsablemente sin caer en la trampa de una reencarnación con la que eludimos, en parte, la responsabilidad sobre nuestros actos.
Gestos y miradas configuran una coreografía facial, para expresar sentimientos y estados de ánimo más protagonistas que las palabras que no se dicen. Destacar aquí la notable actuación de la protagonista Tao (Tao Zhao: Naturaleza muerta, Un toque de violencia…) y de la actriz que encarna a la profesora del hijo de Tao.
Más allá de las montañas es una película que nos puede hacer mejores y que está a la altura de otras propuestas sobre el significado de la vida que nos han llegado del cine oriental en los últimos años.