lunes, 22 de julio de 2013

LA HUMILDAD VENCE TAMBIÉN EN EL CICLISMO.



En la vuelta ciclista por etapas más prestigiosa del mundo, ha vencido un africano, el kenyano blanco crecido en Sudáfrica Chris Froome, mientras el maillot de puntos de mejor escalador y el malliot blanco de mejor joven ha sido para el segundo clasificado, el colombiano Nairo Quintana.

Froome, de 28 años, nació en Nairobi y vivió en Johannesburgo. Era un estudiante que aprendió a pedalear sobre una bicicleta destartalada en las periferias de Nairobi. Después comenzó a pedalear con un amigo africano, seis horas al día bajo el sol. Cuentan que llevaba el pelo largo y muchos brazaletes en los brazos, hasta que decidió centrarse y pedalear para ganar.
Ya en el 2007 se descubrió que tenía el talento de un campeón, pero durante tres años tuvo que renunciar a correr por un parásito que le reducía los glóbulos rojos y le hacía que le faltaran las fuerzas. Desaparecido el parásito comenzó a correr a ritmo de 120 pedaladas por minuto con una capacidad de recuperación sorprendente.
En el 2012 llegó segundo en la vuelta por etapas española (la Vuelta) y segundo en el Tour de Francia. Este año ha ganado el Tour con tiempos y marcas que lo han colocado ya entre los más grandes campeones del ciclismo.
Aún  más increíble la historia del colombiano Nairo Quintana (23 años).
Procedente de una familia de pobres campesinos de la Verede de la Concepción, un pueblo que se encuentra a unos 3000 metros sobre el nivel del mar en la región colombiana de Bocayà. Nairo nació perdiendo sangre por la nariz, vomitaba y tenía disentería.
Había contraído un virus típico de su tierra. Los médicos dijeron que no llegaría a los tres años de edad. La madre estaba convencida que había sufrido una maldición y lo llevó a un curandero, pero para salvar al niño, cuentan las crónicas, fueron las oraciones de toda la familia.
El encuentro de Nairo con la bicicleta fue casual. Su familia era pobre y no sabía como llevarlo a la escuela más cercana que se encontraba a 16 kilómetros de casa. Así que decidieron gastar 30 dólares para comprarle una bici. El camino tenía cuestas del 8% de pendiente, pero Nairo era siempre el más rápido en recorrerlo.
Se hizo tan bueno que ganaba todas las carreras  en las que participaba. Pero no tenía dinero para inscribirse en las competiciones más importantes ni poder apuntarse a un equipo ciclista.
El padre encontró la solución pidiendo al equipo ciclista anticipar el dinero que Nairo ganaría venciendo las carreras. Más dinero llegó con la conducción de un taxi. Nairo comenzó a conducir con diez años y hacía el turno de noche para evitar que le detuvieran.
Con un cuerpo muy delgado y el rostro típico de los indios, Nairo se ha revelado un campeón. Fortísimo sobre todo cuando el camino comienza a subir. Todos los expertos están de acuerdo al decir que será él el ciclista a vencer en los próximos años.
Froome y Quintana, son la expresión de un mundo que también en el ciclismo está cambiando. Dos atletas que proceden de las periferias geográficas y pobres del mundo.

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