lunes, 22 de julio de 2013

EVANGELIO DEL DÍA Y MEDITACIÓN.

Lectura del santo evangelio según san Juan 20,1.11-18:

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?»
Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice: «¡María!»
Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto.»

II. Compartimos la Palabra

  • “Por qué sigues clamando a mi”


Moisés sale de Egipto guiando a su pueblo hacia la tierra prometida, los israelitas salieron gozosos hacia la libertad; pronto surgieron los problemas y el pueblo protestó contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos has sacado de Egipto?
Dios, que no quiere la esclavitud de su pueblo, llama a Moisés para que lo conduzca a la tierra prometida. Cuando el pueblo reclama por qué les ha sacado de Egipto, Moisés se refugia en la oración, pide ayuda a Dios, que le responde: ¿Por qué sigues clamando a mí?, di a los israelitas que se pongan en marcha y tú alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto”. Dios, que está siempre a nuestro lado, quiere que nosotros actuemos, que no nos durmamos, esperando que Él lo haga todo, sin hacer nosotros nada. San Agustín nos enseña: “reza como si todo dependiera de Dios, pero trabaja como si todo dependiera de ti”, es lo mismo que decimos en nuestro refrán: “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Dios, que ha puesto el mundo en nuestras manos, requiere nuestro esfuerzo y trabajo para mejorarlo, a la vez que oramos y nos encomendamos a Él. Trabajemos con interés para mejorarlo todo.
  • María fue y anunció a los discípulos: “He visto al Señor y me ha dicho esto”

Santa María Magdalena, cuya fiesta celebramos, buscó a Jesús y lo encontró. Lo buscaba muerto y lo halló vivo, resucitado; no lo encontró como lo buscaba, por eso, en el primer momento, no lo reconoció; sólo cuando Jesús la llama por su nombre, lo conoce y va hacia Él, pero, Jesús, le da una orden: “Anda, vete a mis hermanos…”. María fue y anunció a los discípulos lo que había visto: a ¡Cristo vivo, resucitado¡
Jesús quiere que vayamos en su busca para, después, enviarnos a comunicar al mundo la Buena Noticia de su resurrección, a fin de que todos nos alegremos con su triunfo y esperemos gozosos nuestra resurrección con Él.
Hoy, que a veces es tan discutido el papel de la mujer en la Iglesia, tenemos un ejemplo vivo en Cristo: Jesús envía a una mujer a anunciar a sus discípulos el mayor acontecimiento de la Historia de la humanidad: “El triunfo de Cristo sobre la muerte, su resurrección”.
La Orden dominicana, cuyo carisma especial es la predicación, lo ha comprendido así y tiene por patrona especial a María Magdalena, modelo de predicadores. El encuentro con Cristo le llevó a anunciar; todo buen dominico, debe anunciar al mundo, lo contemplado en la oración y el estudio.
Hna. María Pilar Garrúes El Cid 
Misionera Dominica del Rosario 

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