Los informes del tiempo no hacían prever un mal fin de semana. Lo único es que haría bastante frío y más en la sierra donde el viernes había nevado en Grazalema. Según pude consultar las temperaturas para Villaluenga del Rosario este fin de semana serían de 8 grados de máxima y 1 de mínima. ¡Y se cumplieron!
Nos fuimos para el pueblo sobre las once de la mañana de ayer sábado. Recorrimos el trayecto que nos separa con Jerez en hora y media. Metimos todos los bártulos y mientras Hetepheres estaba aparcando yo me encargaba de situar las cosas en el frigorífico, en el dormitorio así como limpiar la ceniza de la chimenea de la semana anterior. Esa es una liturgia inalterable todos los fines de semana.
Serían las dos de la tarde cuando nos encaminábamos hacia el Casino de Villaluenga allí nos estaba esperando Fernando al cual le llevamos dos botellas de vino de Jerez: Un oloroso seco viejo y una de mosto de una bodega que está en El Pelirón. A su vez él nos tenía una telera de buen pan de campo.
Almorzamos como siempre extraordinariamente: Dos sopas de Villaluenga, que nos quitó el frío, y unas croquetitas caseras para mí y un escalope de pollo para Hetepheres.
El Casino estaba lleno de comensales que alababan el buen hacer de la cocina casera que allí se puede comer.
Salimos en cuanto terminamos porque había gente esperando para coger una codiciada mesa. No me extraña porque la calidad-precio es inmejorable.
Esta vez decidimos darnos un paseo más corto que el de la semana anterior. Nos fuimos por el camino que rodea al pueblo, cruzamos la carretera y nos metimos por el antiguo "camino de los contrabandistas" hasta que llegamos a una vereda a la que accedimos y fuimos recorriendo campo a través, cruzando riachuelos que nos dirigían hacia el pueblo en medio de edificaciones típicas de la zona. Hora y media después estábamos de nuevo en Villaluenga. En el trayecto pasamos un frío que casi se nos congelaba la respiración no así a la vuelta que gracias al esfuerzo realizado teníamos hasta un poco de calor a pesar de la gelidez reinante.
Subimos las empinadas calles y nos dirigimos a casa. Encendimos la chimenea y después nos dispusimos a pasar la tarde juntos leyendo y saboreando una buena copa de brandy de Jerez.
Al poco de estar allí y gracias al fuego que prendía los troncos de encina que llenaban la chimenea un apetecible calor nos envolvía hasta hacer que la tarde se convirtiera, para nosotros, en un pequeño paraíso.
Sonaban las campanas, un viento frío chocaba contra las ventanas, las luces iluminaban las recoletas calles de nuestro pueblo y nosotros calentitos intercambiábamos amenas conversaciones con ratos de lectura silenciosa. Dieron las nueve de la noche y Hetepheres me dijo que había mucho ruido de conversación en la, cercana, plaza del pueblo y que podríamos salir para ver que pasaba pues en el silencio de la noche parecía que había mucho ambiente. ¡Así lo hicimos!
Cual sería nuestra sorpresa cuando nos encontramos la Plaza Alameda llena de chicos y chicas, la Iglesia abierta y dos Curas confesando a otros tantos que esperaban su turno haciendo examen de conciencia. Aproveché que el Templo estaba abierto para visitar al Santísimo y rezar ante Él para darle gracias por tantas cosas, para rogarle lo que ya sabe y, de nuevo, darle las gracias por permitirme vivir ese momento.
Una vez en la puerta vi a Hetepheres charlando con dos catequistas que nos estaban informando que era un encuentro-convivencia de niños de Primera Comunión, Post-Comunión y Pre-Confirmación de los pueblos de Ubrique, Benaocaz, Grazalema, El Bosque y estaban en el recién inaugurado "Rincón Cura Carlos", del que informamos de la inauguración hace unas semanas. Cuando le dije que tenía un blog católico y que pondría esta noticia, importante, en él una de ellas nos comentó que su novio era de Jerez y que también tenía un blog, Fue a buscarlo con Hetepheres mientras yo me quedaba conversando. Para mi sorpresa fue que el citado novio era nada más y nada menos que Jesús Mateo Robles, en cuanto nos vimos nos fundimos en un abrazo. A Jesús lo conozco de los Congresos de Católicas y Vida Pública, de las Jornadas de Jerez y de las actividades que organiza la ACdP en Jerez. Asimismo tiene un interesante y seguido blog católico. Estuvimos charlando largamente en medio de la calle. Dios es Poderoso. Cuando salimos de casa hacía un frió que pelaba y cuando estábamos charlando con nuestros amigos no sentíamos ni pizca de frío, es el calor típico de los que vivimos en comunión y alegría una misma fe.
Nos despedimos y fuimos al Casino para llevarnos a casa para la cena ensaladilla. No teníamos ganas de volver tan pronto a casa y nos dimos un pequeño paseo por las coquetas calles de Villaluenga del Rosario.
Al llegar al hogar el calor nos estaba esperando. Encendimos la televisión y cenamos. Poco a poco se iba apagando la chimenea así como un cansancio atroz se hacía presente en nosotros. Nos acostamos muy pronto, sobre las once de la noche, y nos dormimos casi enseguida. Caímos en un sueño profundo y tranquilo hasta las nueve de la mañana, hora que nos levantamos, nos duchamos y después de vestirnos nos dirigimos, como es tradicional, al Casino para desayunar. Fernando me preparó un vaso de tubo de café bien cargado y una buena rebanada de pan. El ingerir tal cantidad de café que estaba ardiendo hizo que el calor entrara de nuevo en mi cuerpo.
Sobre las once menos cuarto ya la plaza tenía un gran ambiente con los chavales de la noche anterior que iban a asistir a Misa. Mientras Hetepheres fue un momento a casa yo fui a visitar al Señor en el Sagrario, después me fui al último banco y me senté. Llegaron vecinas del pueblo que me saludaron cariñosamente y entablamos una sentida y emocionante conversación sobre las venideras fiestas navideñas.
Al poco la Iglesia estaba abarrotada de chicos, los catequistas y padres atentos a ellos. El Sacerdote que ofició la Misa, era el que llevaba el peso de dicha convivencia, celebró una Eucaristía memorable en todos los sentidos donde el lenguaje directo a los chicos no impedía que la celebración fuese solemne y alegre a la vez. Hizo un recuerdo al Padre Carlos, Sacerdote al que está dedicado la casa de espiritualidad, que emocionó a las personas que lo habían conocido. Hetepheres tenía muy buena relación pues era amigo de la familia.
Cuando terminó la Eucaristía y en medio de cantos alegres de acción de gracias al Señor que se convirtió en una fiesta de alabanza, fui a la Sacristía para saludar al Sacerdote que además de ser Vicario en Ubrique es Párroco en El Bosque. Estuvimos hablando un poco y quedamos en vernos más adelante.
Cuando salimos de la Iglesia saludamos a algunos vecinos y nos dirigimos a la Panadería "Nuestra Señora del Rosario" que está a cargo de Pepi. Allí compramos unos gañotes, pestiños y tocino de cielo casero. Después, otra vez, a casa para dejar las bolsas y volvimos a salir para darnos un paseo por el pueblo que estaba muy animado.
Llegamos a casa una hora después, nos sentamos leímos y charlamos un poco y preparamos las cosas para almorzar.
A las tres y cuarto salíamos de casa para encaminarnos a Jerez después de pasar un día y medio en nuestro pueblo, en ese lugar de paz y tranquilidad que este fin de semana se ha convertido en sano y rico jolgorio en torno a Dios.
Siempre nos pasa lo mismo: Estamos deseando volver a Villaluenga y que nos cuesta volver a nuestra vida, a nuestra rutina diaria.
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