viernes, 28 de diciembre de 2012

"DONDE NO HAY FE, SE DESTRUYE LA FAMILIA".


El cardenal arzobispo de Madrid presenta la Fiesta de la Sagrada Familia 2012

«En el Día de la Familia, hay un testimonio claro de toda la Iglesia; esto tiene un fuerte impacto evangelizador, y por lo tanto público», y «por eso es bueno que se mantenga así». Son palabras del cardenal arzobispo de Madrid, en vísperas de la Fiesta de la Sagrada Familia, que llega a su sexta edición. En un momento en que se cuestionan «aspectos fundamentales de la verdad de la familia y del matrimonio», el cardenal Rouco Varela ve especialmente oportuna esta iniciativa. La Iglesia es consciente de que, sin familia cristiana, no hay transmisión de la fe. Desde esa perspectiva, la Fiesta de la Sagrada Familia es también una ocasión para que las familias cristianas se sientan apoyadas en la comunión de la Iglesia «y vivan un momento de renovación de sus energías humanas y espirituales»
El cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid,
en el Día de la Sagrada Familia del pasado año 2011
¿Cómo afronta la celebración de esta sexta Fiesta de las Familias?
Estamos preparando la Misa de la Sagrada Familia con mucho cariño, con un entusiasmo que a veces evoca los preparativos de la JMJ. Hay un número importante de personas volcadas en la preparación, con un gran entusiasmo apostólico. También están involucradas diversas realidades de Iglesia.
Este año también, quizá, una novedad grande es el compromiso de las parroquias, a través del programa de la Misión Madrid. LaFiesta de las Familias de este año se concibe como un momento importante de la Misión Madrid y también de la programación de la Conferencia Episcopal Española para el Año de la fe, y como respuesta a la llamada del Papa a la nueva evangelización. Desde ese punto de vista, la Fiesta de las Familias quiere ser un instrumento para la propagación de la fe y, en concreto, de lo que significan, en la visión de la fe, el hombre y la familia.
Como otra importante novedad, con el buen recuerdo de la experiencia de la JMJ, hemos previsto dos días de preparación inmediata, en el mismo lugar donde se va a celebrar la Misa de la Sagrada Familia. La cúpula geodésica en los Jardines del Descubrimiento [en la Plaza de Colón] se va a convertir en un lugar de oración, de adoración, de confesiones... El Santísimo va a estar expuesto día y noche, y se van a hacer turnos de oración durante 40 horas.
¿Qué tiene que ver la familia con el Año de la fe?
La familia, en primer lugar, tiene la responsabilidad de transmitir la fe. Si no hay familia cristiana, es muy difícil trasmitir la fe a las nuevas generaciones; en realidad, podríamos decir que es imposible hacerlo, de una forma que impregne el tejido social. Ese papel misionero de la familia, como transmisora de la fe, vamos a resaltarlo mucho este año. Lo hizo Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de las Familias, de Valencia, y tenemos que recuperar todo lo que el Papa nos dijo en aquel Encuentro Mundial, que además estuvo centrado en la relación entre familia y fe.
Hay que volver a ver a la familia desde la verdad natural que ella encierra, pero también en la plenitud de significado que se descubre desde la visión de la fe, que al final es necesaria para vivir esa plenitud de la familia. El No a la fe incluye el No a la familia. De hecho, ése es uno de los campos donde la crisis de fe se ha hecho hoy más patente. Por un lado, las familias rotas y destruidas es casi imposible que puedan transmitir la fe. Y por otro, en ambientes descreídos, la familia ha quedado en una situación de destrucción, casi de demolición. En el reciente Sínodo de los Obispos, se hizo patente una conciencia muy extendida, entre los obispos de todo el mundo, de que la crisis del secularismo tiene, como uno de sus aspectos principales, la crisis de la familia.
En la madrileña plaza de Colón, se escucha
el mensaje del Papa, desde el Vaticano,
en una anterior Fiesta de la Sagrada Familia
¿Está en crisis la familia, o es la única institución que no está en crisis, en una sociedad en crisis?
Hay muchas familias que no están en crisis. Normalmente, cuando se vive cristianamente la vida, el matrimonio y la familia, habrá dificultades y problemas, pero no de naturaleza moral, antropológica o espiritual. Por eso, la familia cristiana no está en crisis. Es verdad que hay muchos cristianos que sí están en crisis, a la hora de concebir el matrimonio y la familia; y que la institución familiar está crisis desde el punto de vista de la cultura corriente y desde el punto de vista del ordenamiento jurídico. Se la discute, se la cuestiona, en la teoría, en la legislación y en la cultura, y eso tiene consecuencias en la vida de las personas y en las familias, por ejemplo, en la epidemia de rupturas matrimoniales.
Por otro lado, si no hubiera familia, la crisis estallaría por todas partes...
Eso se ve claramente ahora. En España hay muchas familias que funcionan, y son las que acogen al miembro de la familia que está en situación de pérdida de trabajo, u otros tipos de problemas. Sin ellas, esto estallaría por todas partes.
¿Qué mensaje lanza este próximo Encuentro de las Familias a todas esas familias que se han roto?
Es toda una llamada de atención para los que tienen problemas, porque muchas personas y muchas familias que viven situaciones dramáticas, en el fondo, tienen una especie de añoranza, por no decir de nostalgia de otra cosa.
Monseñor Reig Pla (obispo de Alcalá de Henares y Presidente de la Subcomisión de Familia y Vida), al presentar la Fiesta de las Familias de este año, recordó que España tiene una de las tasas de natalidad más bajas de Europa, pero una de las mayores de familias numerosas...
Es lo que está ocurriendo en toda Europa. Salvo casos muy especiales, familias numerosas son hoy las de los católicos, los católicos practicantes.
La familia, jurídica y políticamente, no está atendida como es debido, pero, en la Iglesia, ¿está suficientemente atendida?
Yo creo que sí. La doctrina es clara. Más aún, yo creo que cada vez es mayor la conciencia de la necesidad de prestar atención pastoral a la familia, a través de la educación en la fe, de la ayuda humana y espiritual a las familias... También hay conciencia de que la parroquia tiene que constituirse como una comunidad de familias, y de la necesidad de un apostolado con respecto a las familias que están alejadas. Todo eso está muy vivo en España y en Madrid. Desde ese punto de vista, el camino hecho estos últimos años ha sido trabajoso, pero ha sido un camino positivo. La Misa de las Familias es un buen indicio de ello.
El cardenal Rouco bendice a los niños,
en una anterior Fiesta de las Familias
La Fiesta de las Familias es uno de los grandes actos contemplados en el programa de la Misión Madrid, pero también sigue siendo una referencia en España y en Europa, a pesar de la dificultad de una movilización como ésta, sostenida a lo largo de 6 años consecutivos. ¿A qué atribuye el éxito de esta iniciativa?
El Día de la Familia es un testimonio claro de toda la Iglesia, en el modo de celebrar la Eucaristía en la fiesta de la Sagrada Familia. Esto tiene un fuerte impacto evangelizador, y por lo tanto público. Por eso es bueno que se mantenga así. Si volviésemos a las fórmulas solamente diocesanas de celebrar el Día de la Sagrada Familia, la fiesta pasaría, desde el punto de vista mediático, muy desapercibida.
Hay conciencia en la Iglesia de que la familia es una pieza clave dentro del proceso de evangelización. Hoy se la cuestiona y se le ponen diversas dificultades en el ambiente social que nos rodea, en la cultura, e incluso se llega al cuestionamiento intelectual de aspectos fundamentales de la verdad de la familia y del matrimonio.
Y con respecto a Europa, el contexto es similar. Uno de los efectos, además, de este Encuentro de las Familias es que las familias católicas se encuentren, más allá de sus límites parroquiales, diocesanos. Las familias cristianas se encuentran ese día para dar gracias juntas a Dios por lo que ellas han recibido, para sentirse también apoyadas, y pueden así vivir un momento de renovación de sus energías humanas y espirituales. Por eso lo agradecen, lo agradecen mucho. No vendrá un número excesivo de familias de otros países, porque es invierno, y porque la crisis económica se nota, pero una representación importante sí la va a haber.
Alfa y Omega
El cardenal Rouco, ante la reforma educativa:
«Los padres son los primeros educadores de sus hijos»
Se celebra esta Fiesta de la Sagrada Familia en pleno debate sobre la nueva ley educativa...
Es muy importante en este Día de la Sagrada Familia recordar la responsabilidad, el deber y el derecho, primario e inalienable, y no recortable por ninguna instancia humana, de los padres, con respecto a la educación de sus hijos.
Muchos cuestionan ese derecho, y, por ejemplo, consideran la Religión en la escuela como un privilegio de la Iglesia. ¿Qué se les puede contestar?
Los padres son los primeros educadores de sus hijos. Éste es un derecho que responde a la ley natural, y que reconoce la Constitución española, en su artículo 27, y que se ha concretado a través de los Acuerdos internacionales.
Los responsables primeros de transmitir la fe son los padres. Y por supuesto tienen derecho a ofrecer al niño las primeras posibilidades de abrir su inteligencia y todo su ser a la verdad de Dios. Tienen derecho a elegirlo así libremente. Ese derecho debe respetarse en la escuela eficazmente. Si la escuela es del Estado, entonces se respetará a través de la posibilidad de elegir la clase de Religión y moral católica. Y si no es del Estado, a través de fórmulas de escuela donde, de una forma integrada y plena, esto pueda inspirar todo el proceso educativo. Debe hacerse efectivo el derecho de elegir fórmulas y modos de escuela no del Estado. El Estado no es un educador, aunque se haya arrogado esa función. ¿Por qué no puede haber escuelas que no sean del Estado sin que eso suponga ninguna discriminación del tipo que sea o inconvenientes o desventajas para quienes hacen esta elección? La Constitución española ha abierto ese camino.


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