martes, 25 de diciembre de 2012

OTRA FORMA DE ADORAR A JESÚS.

Ayer, después de actualizar el blog en uno de los días más importantes para un cristiano, cenamos Hetepheres, Conchi y yo a base de unas ensaladas y algún embutido. De postre los clásicos productos navideños. Una cena frugal, en familia y dando la verdadera importancia al hecho que poco después volvería a suceder, como todos los años, como hace 2012 años, el Nacimiento del Niño Jesús en el Belén de nuestros corazones ávidos de Su Amor y Su Palabra.

Mientras cenábamos estábamos viendo la película "Qué bello es vivir". Para mí supone toda una tradición porque, desde mi infancia, el verla entra dentro de lo que la normalidad en nuestras costumbres familiares.

No cantamos villancicos, ni hubo algarabía aunque si rezamos a las doce de la madrugada, hora en la que el Señor nacía de Santa María Virgen para que se cumpliera la Misión encomendada por Dios Padre.

Después de esto nos acostamos. Mi intención, e ilusión, era haber podido asistir a la Misa del Gallo en La Cartuja de Jerez a las tres de la madrugada. La faringitis de la que voy saliendo poco a poco y la lluviosa noche hicieron que pospusiera esta intención para otro año. Os puedo decir que casi no me he enterado de nada, he dormido plácida y tranquilamente hasta las ocho y cuarto de la mañana que nos despertamos, al unísono, Hetepheres y yo. Parecía que Dios nos llamaba y nos decía: ¡Levantaros que tenéis que ir a celebrar la Eucaristía de las nueve de la mañana en La Cartuja, como es tradicional, que Mi Hijo os espera1

Una vez arreglados, cogimos el coche y nos dispusimos a recorrer el camino que lleva hasta el Convento de las Hermanas de Belén. Llegamos a las nueve menos cuarto, ya habían aparcados algunos coches, y nos adentramos por el recinto que lleva a la bella Iglesia, que estaba en penumbra, y en la Mesa del Altar estaba expuesto Jesús Sacramentado, abajo en el suelo el Niño Jesús en el pesebre. Un silencio total rodeaba todo,  porque todo era ORACIÓN, CONTEMPLACIÓN, ADORACIÓN a JESÚS, DIOS Y HOMBRE VERDADERO.. Las monjitas en actitud orante, silenciosa, humilladas ante el que Se Humilló por nosotros los pecadores.

Doblé mis rodillas en el reclinatorio del banco y así estuve hasta que empezó la Misa a las nueve y cuarto de la mañana. Media hora de profunda y serena oración, adoración, conversación con Jesús es prepararse de forma debida para después celebrar la Eucaristía y convertir nuestros cuerpos en Sagrarios temporales porque acogemos al Señor dentro de nosotros.

Empezó la Santa Misa, además del Sacerdote celebrante y un acólito junto con la comunidad de las Hermanas de Belén, estábamos en la Iglesia no más de diez personas. Ha sido una Misa en familia, sencilla, austera, emotiva, reconfortante, vivida hasta el extremo, gozada y gozosa. La Liturgia es la misma, pero en la Cartuja toma otra dimensión, más sublime y espiritual donde se le da verdadera importancia a quien la tiene: Jesús hecho Eucaristía. Lo demás no importa porque allí se para el tiempo, los corazones laten con otro ritmo, más sosegados, más tranquilos, llenos de paz, donde las oraciones se recitan de forma parsimoniosa que da a lugar a regustar cada una de ellas, de ver y palpar el verdadero sentido. Celebrar la Santa Eucaristía en La Cartuja de la Defensión de Jerez es vivir la fe de otra forma, más pura, más austera, más llena de verdad.

Poco más de una hora ha durado la Santa Misa de la Aurora. Cuando finalizó el Celebrante la misma volvió a instalar en el sitio que le corresponde, presidiendo la Mesa del Altar, al dueño de la Casa: Al Sacratísimo Cuerpo de Cristo. Allí volvió la quietud, el rezo, la oración, la paz.

Cuando salimos, os puedo decir, que estaba exultante. Con esta Eucaristía son tres años consecutivos los que celebramos la Navidad, a primera hora de la mañana de este día 25 de Diciembre, en La Cartuja de Jerez con las Hermanas de Belén.

Aquí no te vas a encontrar clásicos villancicos, algarabía de guitarras y coros que cantan al Señor de forma animada, no te vas a encontrar una Eucaristía donde el Señor es el protagonista de una fiesta sino, frente a las costumbres populares de nuestra bella tierra, nos encontramos con la desnudez de la fe pura y austera de un Convento de Monjas, las Hermanas de Belén, en La Cartuja donde los villancicos, las guitarras, las palmas son sustituidos por bellas y angelicales voces que en un bello contraste melodioso, armónico y polifónico cantan a Jesús que se convierte así en el único y verdadero protagonista de esta celebración, de la mística, del Misterio más sublime y absoluto que hay, que no es otro que celebrar la Santa Eucaristía. Aquí la algarabía se sustituye con una sensación plena de salir confortados y llenos de la Paz, de la Alegría, del Amor del Señor.

Cuando ya nos íbamos entramos en el Nacimiento que han dispuestos estas almas puras que son las Hermanas de Belén. Sencillo y austero aunque cuando has penetrado en él,  te embriaga cada sentido, cada poro de tu piel porque te imaginas que así es como nació Jesús. En un sencillo portal donde María sostiene al Niño en presencia de San José. Alrededor del Misterio están dispuestas unas sillas para los que se quieran sentar para orar y meditar en la Presencia de la Sagrada Familia.

Había una chica rezando en una de ellas, y mientras Hetepheres iba para el coche pues la habían llamado por teléfono, me quedé en la soledad de su inmensa presencia y recé, como pocas veces en mi vida, porque parecía a uno de esos pastorcillos que le habían anunciado el Ángel del Señor el Nacimiento del Hijo de Dios. Recé, medité, reflexioné durante unos minutos que me parecieron fugaces segundos para posteriormente acercarme ante Jesús y María, arrodillarme y besar al Niño que estaba recién nacido. Fue un acto y momento tan íntimo, tan crucial, tan gozoso que no me resisto el compartirlo con vosotros. Compartir nuestra fe, nuestras creencias, nuestro Amor por Dios y hacia todos los demás es de obligado cumplimiento para quien quiera ser un  discípulo de Jesús y llevar la Misión o Apostolado hasta las últimas consecuencias. 

Vivir en Dios y para Dios es hacerlo para los demás. Nunca olvidemos que los demás, los más necesitados en todos los sentidos, también forman parte de nuestro existir y que no los debemos olvidar porque nos estaríamos olvidando del que vino a la Tierra en este día para ofrecerse en sacrificio por todos y cada uno de nosotros sin excepción.

FELIZ DÍA DE NAVIDAD, MIS QUERIDOS HERMANOS.

Jesús Rodríguez Arias


Nacimiento instalado por la Hermanas de Belén en la Cartuja de "La Defensión" de Jerez.








En el centro Jesús Sacramentado, abajo el Niño Dios recién nacido y en actitud orante sus ángeles del Cielo aquí en la Tierra que son las Hermanas de Belén.





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