martes, 13 de marzo de 2012

LOS DEMONIOS NO DEJAN DE MANIFESTAR SU ENVIDIA HACIA NOSOTROS; POR OCTÓVILO MATEOS MATILLA.

Los demonios no dejan de manifestar su envidia hacia nosotros.

Eso cuando dichos correos no sirven de propaganda de nuevas doctrinas, que pretenden alcanzar la felicidad disfrutando de nuestro cuerpo, sin sentir la mínima piedad por las personas enfermas o con alguna discapacidad que no pueden gozar de su cuerpo. Son precisamente estas personas que se ven obligadas a superar las deficiencias corporales las que nos demuestran que sin esfuerzo y sin voluntad no se puede lograr la felicidad. Me asombraba la noticia que leí el otro día de Romualdo, un mexicano sin manos y con sólo la mitad de sus piernas, que es feliz ayudando a los demás, especialmente a los jóvenes abandonados y desorientados, para que sean agradecidos con lo que tienen y así empezar a ser felices de veerdad. La felicidad no está en nosotros, sino en agradar a Dios, que está en todos.
Decimos: es el prójimo la causa de nuestras penas; y, bajo apariencias sencillas, lo denigramos cuando sólo en nosotros, en nuestra casa, es donde se encuentra el ladrón. De ahí las disputas y divisiones entre nosotros, las riñas sin más objeto que hacer prevalecer nuestra opinión y darnos públicamente la razón. Son también ellos quienes nos hacen solícitos parallevar a cabo un esfuerzo que nos supera 71 y, antes de tiempo, nos quitan las ganas de lo que nos convendría y nos sería muy provechoso.” (De la cuarta carta de San Antonio)

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