domingo, 11 de marzo de 2012

JESÚS, AQUÍ ESTOY, HAZ DE MI LO QUE QUIERAS.

JESÚS, AQUÍ ESTOY, HAZ DE MI LO QUE QUIERAS.

Sí, Señor, aquí estoy, siempre caminando en pos de ti, con ansias de que me des el abrazo que tanta fuerza me da, con tanta tranquilidad que tengo en mi vida cuando me abandono a tus brazos, cuando me miras con Tu ojos  llenos de Misericordia, cuando estás conmigo todo lo difícil se vuelve fácil, todo, todo sufrimiento es más llevadero porque me has enseñado que con el dolor se llega a la Vida, que la muerte no significa nada sino que es el encuentro contigo, Señor. ¡Y hay tantas muertes! No hay que morir físicamente para estar muerto.

Podemos estar muertos cuando nos olvidamos de tus Palabras, de tu Mensaje, de Ti. Podemos estar muertos cuando nos abandonamos al pecado, enviciamos nuestras vidas, nos alejamos de la Vida que da el ser verdaderos seguidores tuyos. Podemos estar muertos cuando nos envilecemos con intrigas, mentiras, vicios, canalladas, insultos, dobleces..., haciéndonos daños nosotros mismos y también a los demás. Podemos estar muertos cuando nos olvidamos de los demás, no prestamos atención a los que lo requieren de nosotros, cuando no nos damos, ni nos entregamos, cuando somos para nosotros y no para los otros.

Sí, Señor, aquí estoy para que hagas  de mi  lo que necesites, para hacer Tú Voluntad. Como bien sabes, hoy no es el mejor día de mi vida. Mi enfermedad digestiva ha dado la cara, la más cruel que tiene, y me ha dejado literalmente tirado  en la cama. He estado hasta cerca de las cuatro de la tarde acostado y, gracias a Ti, profundamente dormido, luego me he  levantado y he tomado algo para aguantar la cantidad de pastillas que debo ingerir y vuelta a la querida, y temida, cama. Cuando estamos bien nos gusta mucho la cama, será por el poco tiempo que estamos en ella, pero cuando estamos mal que pesada se nos hace, aunque es el único sitio donde podemos reposar todos nuestros dolores con total tranquilidad. Hoy, cuando más me dolía el estómago, te decía: "Que se haga siempre Tu voluntad y no la mía". Si es necesario que yo esté así es que es bueno para mí, soy muy pesado porque siempre lo suelo propagar, ofrezco mis dolores, mis angustias, mi cansancio, mi mal para que Tu hagas lo que quieras por el Bien de Tu Iglesia, de tus hijos, de mi salvación. Me has dado tanto Señor, que no soy merecedor de nada más. Me has dado una madre ejemplar en todos los sentidos, una mujer extraordinaria, a la cual amo con locura y que  soy correspondido, una familia espectacular, dos madres más: Mi Tata y Conchi, dos hermanosamigos, que son amigos que se han convertido en hermanos, otros grandes amigos y algún, que otro, detractor. Todos los tenemos. Es normal que en esta vida tengas personas contrarias a lo que podamos hacer porque  el que hace es el que puede  ganar o fracasar, puede aunar esfuerzos y rechazos. Todo el que hace algo en esta vida, el que se entrega en una misión es el que le puede suceder lo anterior que he escrito, ya que el que no hace nada, no se interesa, no se entrega y actúa según los principios de lo políticamente correcto no tendrá detractores, tampoco personas que los sigan, serán esas personas que llevan su vida con cierta tibieza. A mí se me podrá acusar de muchas cosas, unas con razón y otras no tanto, pero de ser un tibio no. ¡Soy de los que me gustan dan la cara, aunque me la partan!

Hablando contigo Jesús, y a su vez con vosotros, me he reanimado algo, Dios ha obrado, una vez más, para que coja un poco de fuerzas y esté con mi familia, que tiene una gran preocupación, y disfrute de Hetepheres y con Hetepheres.

Mañana serán otro día, si Tú lo quieres, mañana será un día de médicos, y de reposo absoluto, mañana será otro día en el que harás mil y un milagros, de esos que no se entera nadie, porque Sólo Tú, Señor, Tienes Palabra de Vida Eterna.

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