sábado, 23 de junio de 2018

EL DISCURSO DEL REY; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



El discurso del Rey del 3 de octubre me entusiasmó, como quedó constancia en mi artículo del 4 de octubre. En principio, hubiese pensado que nadie era más consciente que yo de la nobleza del gesto del monarca y de su trascendencia. Por eso pensé que exageraban los que añadían a nuestros agradecimientos y elogios: "El Rey se ha jugado la corona". No sé, no sé, pensaba yo, si nos estamos poniendo demasiado melodramáticos.

Ese escepticismo mío se debía a que no me sabía bien mi Chesterton, ay de mí, con lo que es mi Chesterton para mí. El maestro lo había dicho hace más de un siglo: "Es razonablemente seguro (si se toman ciertas precauciones) ser Rey; pero es muy peligroso serlo si uno es también monárquico". 

El problema es que Felipe VI había sido también monárquico, esto es, había creído que la institución tiene una misión más alta que sostenerse en el trono y que consiste en sostener a la nación que la sustenta. Como sabían los alarmistas y Chesterton, y yo había ignorado, él había puesto en juego su corona por el motivo y razón de ponerla en juego.

Hay una cuenta estupenda en Twitter: @ra_LA_me. No la puedo seguir porque su avatar se llama "Eugenio d'Ors", pero no cita a Eugenio d'Ors, sino las admirables teorías del señor que la maneja y me causa desazón ver aparecen en mi móvil a Eugenio d'Ors diciendo cosas apócrifas, aunque sean muy buenas. Pues bien, esa cuenta tan buena ha clavado lo que ocurre.

Mantiene: "Desde la moción de censura, muchos decíamos: ¿y ahora qué? ¿Contra quién cargarán las tintas los nacionalistas? Teniendo en cuenta que llevan años construyendo el enemigo España-PP, como si fuera un pack. Es evidente que contra Sánchez no pueden ir, habida cuenta que lo han ayudado a llegar a la Moncloa y sería absurdo. Necesitaban otro chivo. Un chivo atemporal. EL GRAN CHIVO. ¿Os lo vais imaginando? Han cambiado Rajoy por el Rey. A lo grande".

Con el cambio, sin embargo, hemos salido ganando todos porque saca de golpe el independentismo del debate político, donde no debió estar jamás, al debate institucional, donde tampoco debería estar, pero que es el suyo. Queda claro que no se ataca a la derecha o a las políticas de recorte, sino a España, a su historia, a su sistema y a todos, porque a todo eso representa -y con una dignidad que no ha temido reconocerlo cuando hacía más falta- Felipe VI. Van a por su Majestad, pero nos van a encontrar a muchísimos.

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