domingo, 8 de mayo de 2016

* SOY COFRADE: ¿QUÉ PASA?



Comparto con vosotros mi dominical artículo publicado en exclusiva en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile.

Es el mismo un claro alegato en defensa de un apostolado tan vital como apasionante de la Madre Iglesia.

Con el mismo quiero alzar mi voz y dar la cara ante "esos" que siempre para defender sus posturas nos atacan por medio de la ridícula mofa.

Ya la ofensa, que se puede seguir haciendo, no les va a resultar gratuita.

Sé que la coherencia y la Libertad se cobran caro y yo hace mucho que estoy pagando por ello.

Jesús Rodríguez Arias


SOY COFRADE: ¿QUÉ PASA?


Las redes sociales se han convertido en poderosas tribunas de opinión donde se fragua mucho de los aconteceres que hoy día vemos, disfrutamos y algunas veces sufrimos. En ellas se crean líderes mediáticos que en ciertos casos, cuando los rascas, descubres que al final “ni chicha ni limoná”.

El otro día leí una reflexión a modo de queja en la que se exponían una serie de ideas para dejar de ser un “don nadie” en nuestra querida Isla aunque pienso que también se puede extrapolar a otros lugares que nos circundan.  Me quedo con las dos primeras según su particular enumeración: La primera de todas: “Métete en una cofradía” seguido de eso tan manido de que hay que usar gomina e ir vestido de chaqueta a un acto público. Expuso algunas más aunque en esas ni entro ni salgo porque, y perdonad mi claridad, ya estoy mayor para probar “nuevas sensaciones”.

¿Os habéis dado cuenta lo gratuito que es señalar y criticar a las Cofradías así como a los que formamos parte de ellas? Además de “gratuito” suele resultar muy gracioso para los “demás”. En la sociedad que hoy vivimos si quieres acertar en tus “pronósticos” tienes que dirigir la crítica hacia la Iglesia y aquí más concretamente hacia las Hermandades y Cofradías así como quienes las componemos. Hay que hacerlo con cierta e hiriente mordacidad  pues ya sabemos que los cristianos somos de poner “la otra mejilla”.

Haciendo uso de un dicho muy conocido voy a permitirme la licencia de cambiarlo para de este modo hacer más gráfico el artículo que hoy nos ocupa: “¡Leña al cofrade, también a la Iglesia, que es de goma!”.

¡Pues aquí se acabo la broma! No pienso tolerar esa clase de menosprecio y menos en público pues no solo se insulta  a un apostolado en cual he echado los mismos dientes sino a la Iglesia así como a mis hermanos en la fe que vivimos la misma por medio de la Hermandad.

Sí, soy cofrade: ¿Qué pasa?

Lo de la gomina o vestir de chaqueta y corbata en un acto público no lo pienso ni siquiera comentar pues eso está dentro de la normal convivencia y educación. Alguna vez me he puesto gomina y no por eso soy ni mejor ni peor y siempre me arreglo para asistir a un acto al cual me han invitado pues considero que son normas de respeto hacia los organizadores y también con los demás. No olvidemos que para cada lugar y circunstancias hay un tipo adecuado de vestimenta aunque eso difiera con los “ropasueltas” que se reúnen con el Rey, que no podemos olvidar es el Jefe del Estado, en vaquero, camisa y bambas mientras se visten de “etiqueta” para asistir a una determinada gala donde se congrega el “famoseo” del país en lo que es una auténtica y burda provocación.

Soy cofrade, lo he sido y seré toda mi vida, estoy orgulloso de ello. He pertenecido durante muchos años a la Junta de Gobierno de mi querida Hermandad de Los Estudiantes de San Fernando y aunque a veces he llegado a ser muy crítico con algunas cosas que pueden rodear a este apasionante apostolado ha sido siempre con ánimo constructivo y os puedo garantizar que en mi podéis encontrar un preclaro defensor de un carisma único como es el que aglutina la religiosidad popular.

Y cómo cofrade no voy a consentir que ninguno se cachondee de nosotros, de nuestras creencias, de nuestra forma de vivir la fe porque algunos ya nos hemos llevado muchas bofetadas de los de siempre, de los que señalan, juzgan y condenan siempre a los mismos y miran para “otro lado” cuando no les interesan o les puedan perjudicar que a tenor de la verdad es casi siempre. No, no voy a consentir que nadie se mofe, le dé esa leña innecesaria, a tantos que profesamos y vivimos nuestras creencias por medio del apostolado cofrade dentro de la Madre Iglesia.

Nadie es un “don” nadie si no hace méritos para ello pues la consideración y sobre todo el respeto se consigue siendo coherentes y valientes en la vida y defendiendo tus planteamientos, que pueden o no gustar, desde la veracidad y siempre desde el respeto. Pienso que esos que se consideran “don nadie” puede integrar algunos de los lobbys que manejan todo y sobre todo lo que le interesa. Y para otra vez que también dirijan las mofas hacia los políticos, lejanos y cercanos, aunque hay que ser algo temerario además de atesorar unas necesarias dosis de valentía pues se puede convertir en la “goma” donde estampen los leños porque muchos de los que están en política no entienden eso de la “otra mejilla” ni tampoco lo del perdón ni la caridad tan propio de los cristianos.



Jesús Rodríguez Arias 

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