lunes, 24 de febrero de 2014

LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS SON FUENTES DE RIQUEZA; POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA.


   No cabe la menor duda que estas instituciones cofrades tienen bastante importancia  en todos los sectores de la sociedad isleña. Y si nos fijamos bien, son fuentes  inestimables de riquezas tanto religiosas y espirituales como sociales, culturales, artísticas y económicas, no sólo en cuanto al elevado número de ciudadanos que la integran, sino también a los que les proporcionan interesantes y buenos beneficios en cualquiera de las fuentes citadas anteriormente. 
   Aparentemente dicha apreciación no se manifiesta ostensiblemente y más bien pasa desapercibida, tal vez por considerarlas solo bajo su aspecto religioso. Concepto éste, que desde luego tienen, pero con otras consideraciones extras religiosas que también poseen y que, con toda seguridad, se deberían conocer mejor y más convenientemente. 
   Es cierto que el colectivo cofrade presenta un amplio y complejo mundo, pero dentro de él son las hermandades y cofradías independientemente de sus objetivos y de su fin principal, que no es otro que el de adorar y rendir culto divino a Dios, a su Santa Madre y a sus Santos. Surten otros efectos cuantificables que se tratan de valorar en esta ocasión en atención a los resultados que genera en gran parte de los negocios de nuestra población; directa o indirectamente relacionadas con estas corporaciones. 
   Y desde esta perspectiva, bastaría observar las demandas que posibilita a todos los  gremios del comercio y de la industria; fundamentalmente como consecuencia del desarrollo y del funcionamiento de sus propias necesidades y de sus convocatorias. 
    Sus encargos -hoy- si los comparamos con los de tiempos anteriores, nos sorprenden gratamente al comprobar que cada vez se quedan más trabajos de los demandados en nuestra Ciudad. Razón que por fin han asumido los emprendedores locales; exponiendo buenas muestras de sus capacidades y respuestas a la gran cantidad de recursos que encuentran en nuestras queridas hermandades, que en definitiva es parte importante de lo que se trata. 
   Por otra parte y en el aspecto social, cultural y artístico. Además de las prácticas religiosas. También han potenciado otras inquietudes a través de sus seminarios, conferencias, concursos, certámenes literarios, exaltaciones, pregones, exposiciones, talleres y tantas otras celebraciones que dan paso a periodistas, escritores, pregoneros, fotógrafos, bordadores, decoradores, vestidores, imagineros, escultores, tallistas, doradores, sastres, costureras, cererías, floristerías, orfebrerías y un largo etcétera. 
   Asimismo ha propiciado igualmente los efectos socios-culturales que se derivan de la música y del canto eclesial y litúrgico; originando la creación de agrupaciones y bandas musicales, quintetos, coros y corales. Incluso algunas mantiene a sus propios músicos y escolanías. La Escuela de Música y el Conservatorio Municipal, son claros ejemplos de esta iniciativa y fomento cofrade que está a la vista de manera real, práctica y tangible: ¿cuántos niños, adolescentes y jóvenes se dedican hoy a tocar un instrumento musical en gran parte debido a las hermandades y cofradías? 
   Siguiendo con esa dinámica socio-cultural como fruto de un firme planteamiento de nuestras hermandades y cofradías ante el futuro. Han constituido la base creadora del revulsivo mundo de la carga; fenómeno que no se puede obviar porque los cargadores en general y sus distintas cuadrillas, cuadrillas de hermanos y capataces. Y en especial los Jóvenes Cargadores -Cofrades- ha revolucionado esta parcela con su aparición vocacional e innovadora y su altruismo en dicho mundo; acabando con las especulaciones, al menos las dinerarias. Y por tanto es justo reconocerlo públicamente, porque forma parte muy importante de nuestro patrimonio y de nuestra cultura, en el arte, en el estilo y en la forma de cargar y de andar que tienen los Pasos aquí en La Isla. 
   Y no sería justo finalizar sin mencionar su otro aspecto religioso en materia de auxilios y de ayudas relativas a las funciones de correcciones fraternas y caritativas que realizan con total discreción y en absoluto silencio. Sin embargo se ha pretendido más bien mostrar y llevar al ánimo de los ciudadanos a que conozcan esta otra parte descrita anteriormente, aunque de manera muy superficial, porque la labor en este campo es mucho más profunda y si no es conocida en su totalidad, quizás pase algo desapercibida y no menos considerada en un amplio segmento de la población. 
   Pero para el cofrade en su propósito de crecer y mejorar no es suficiente y siempre le queda algo pendiente de perfeccionar como es el caso de la escasa conexión que en general suele existir actualmente entre sus hermanos y que bajo mi punto de vista no se ha llegado todavía a la cota deseada; armonizando seguramente más sus encuentros. 
   Y para ello permitidme citar un solo ejemplo: todas las hermandades y cofradías disponen de almacenes o casas de hermandad o de ambas cosas a la vez. Y -estos locales- no sólo sirven para guardar los enseres propios. Al mismo tiempo deberían ser sitios acogedores de reuniones familiares y de encuentros entre sus hermanos; porque estas vivencias son las que realmente unen y crean hermandad. Y a la sazón es en donde está contenida toda la esencia y la mayor fuente de su riqueza; tanto la material y patrimonial como la espiritual y religiosa. Y como ha dicho recientemente Su Santidad el Papa Francisco: ‘en donde se encuentra la sal de la vida’ que en este caso, aquí sería la -sal cofrade- sal que otrora nos sobraba y que hoy escasea tanto en este sentido cofrade como en otro también. Entonces: ¿por qué no lo hacemos entre todos -cofrades y no cofrades- llenos de fe y de esperanza? Y preguntaría: ¿Recuperaríamos al menos la sal?

José María Vieytes Beira. San Fernando. Artículo publicado en el semanario local Información el 23.02.14. Y en el blog Sed Valientes por gentileza de Jesús Rodríguez Arias.   
                                        
     


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