Hoy sábado,1 de diciembre, es el día propicio para escribir este artículo sobre una buena, inmejorable, noticia que se hizo pública el pasado miércoles 28 de Noviembre y sobre la cual voy a relatar mis impresiones, mis sentimientos.
Ese día, el miércoles pasado, leía en “San Fernando Cofrade”, por el cual me entero y estoy informado de todo lo relativo a las Hermandades y Cofradías de mi querida Isla así como otras de relevancia e interés, de que la nueva Junta de Gobierno de mi Hermandad de los Afligidos había acordado en sesión celebrada el viernes 23 de Noviembre conceder al Padre D. Salvador Rivera Sánchez, hermano de esta Corporación y hasta su traslado a la Parroquia de San José en Cádiz, anterior director espiritual de la misma así como antiguo Párroco del Santo Cristo, donde radica nuestra Cofradía, y ex-Arcipreste de San Fernando, la insignia de oro de la Hermandad.
Los motivos son los señalados por la Junta de Gobierno que preside D. Manuel Muñoz Rivero.
En primer lugar quiero felicitar sinceramente al Padre Salvador por la concesión de esta merecida distinción. ¡Ya era hora! En segundo lugar quiero agradecer, muy sinceramente, al Hermano Mayor, D. Manuel Muñoz Rivero, así como a los restantes miembros de su Junta por la sensibilidad demostrada sobre este tema que dormía en un olvido inmerecido y desconcertante.
Me podrán preguntar el por qué de esta afirmación tan categórica y explícita. Están en su perfecto derecho y yo en el mío de darles una explicación para que no queden resquicios ni palabras vacías que puedan crear incertidumbres y desconfianzas.
Me remonto a Marzo de 2011. Hacía poco menos de cinco meses que había cesado, a petición propia, en el cargo de Secretario General así como en la Junta de Gobierno de la Hermandad de Los Estudiantes. Los motivos son de sobra conocidos y ya no vienen al caso, por el tiempo transcurrido y las circunstancias que nos rodean, el acordarse ni siquiera de ellos. La Hermandad había convocado Cabildo Ordinario de Actividades y Cuentas para el 18 de Marzo del antedicho año. Os puedo decir que muchos eran los hermanos que me paraban para comentarme que explicara en el Cabildo las motivaciones que propiciaron mi marcha. Mi contestación siempre la misma: No está en mi deseo el hacer tal cosa y me he mantenido con firmeza en esta decisión hasta el final.
Ese día, después de Misa, estábamos convocados todos los hermanos mayores de edad a Cabildo. Asistí con mi mujer y en el Salón Parroquial de la del Santo Cristo estaban los hermanos que normalmente vienen a este tipo de convocatorias. En la presidencia del mismo: El anterior Párroco y director espiritual, el Rvdo. P. D. Salvador Rivera Sánchez, el que fuera Hermano Mayor, D. Benito Rodríguez-Pastoriza Molina, la persona que me sustituía en el cargo y que ha ostentado la Secretaría hasta finalización del mandato, D. Ignacio Muñoz Rivero, la anterior Tesorera Dª María de los Ángeles San José Revuelta y el entonces Vice-Hermano Mayor y Secretario de Actas, D. Manuel Muñoz Rivero actual Hermano Mayor.
Se procedió con el normal desarrollo del orden del día por el cual estábamos convocados y al llegar al punto de ruegos y preguntas y tras tomar la palabra algunos hermanos, pedí el turno de palabra, que me fue concedido, y en medio de sepulcral silencio hice me exposición.
En la misma después de leer el articulado que para tal consideración viene recogido en nuestros Estatutos, los motivos fundamentados por el que hacía dicha propuesta, solicite y rogué a la Junta de Gobierno de la Venerable Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, María Santísima de la Amargura y Santo Tomás de Aquino (Estudiantes) la concesión de la insignia de oro de nuestra Corporación a la persona de N. H. el Rvdo. Sr. D. Salvador Rivera Sánchez. Tras terminar mi exposición, que duró cerca de quince minutos, fue el anterior Hermano Mayor quien acogió la propuesta y me contestó que la Junta estudiaría el tema.
Cuando se hubo terminado y en las mismas puertas de la Parroquia fueron muchos los hermanos los que me manifestaron su apoyo a la propuesta que acababa de hacer.
Cuando íbamos camino de casa, en una noche cerrada y lloviendo, recibí la llamada del Padre Salvador, el cual me hizo partícipe de sus sentimientos. Me dijo textualmente “que no había pasado más vergüenza en su vida y que no se creía merecedor de esta honorífica distinción que había realizado”. Estuvo muy cercano y cordial y me trasladó que , para él, con esta petición, es como si ya se la hubieran impuesto así como me manfestaba su profundo agradecimiento por la propuesta por mí realizada en el Cabildo que se había celebrado esa tarde-noche en la Parroquia del Santo Cristo.
Cuando llegué a casa me encontraba reconfortado y agradecido a Dios por haberme podido permitir el realizar una petición justa que hacía feliz a muchos así como se le reconocía toda la meritoria ayuda prestada a nuestra Hermandad por parte de este Sacerdote. Estaba colgando el abrigo cuando recibo un mensaje en el móvil de Manolo Muñoz Rivero, mensaje que aún conservo con cariño, en el cual me daba las gracias y apoyaba totalmente el ruego que había realizado. Tras leer éste le llamé y estuvimos un rato charlando.
Pasaron los días, los meses, los años y nunca más se supo de esta propuesta de concesión de la insignia de oro de la Hermandad de los Afligidos al Padre Salvador Rivera. No voy a entrar en el por qué la anterior Junta de Gobierno no atendió esta petición, ni viene al caso, ni ya importa porque al final se ha hecho justicia.
Por eso la profunda alegría que me produjo el leer esta importante noticia en “San Fernando Cofrade”, porque la decisión tomada por la nueva Junta de Gobierno que preside Manuel Muñoz Rivero en su primera sesión de acordar conceder la distinción que el 18 de Marzo de 2011, cerca de dos años después, pedí, rogué y solicité a favor de nuestro hermano, el Padre D. Salvador Rivera Sánchez. No os podéis ni imaginar como me pude sentir cuando leía, en este querido medio de comunicación, dicha noticia que por lógica y por la cercanía del acontecimiento en sí, afecta a mis emociones más profundas.
Hoy sábado, momentos antes de marcharnos a Villaluenga del Rosario, quería mostrar mis sentimientos por este importante asunto. Cuando lea en la prensa el día y hora de la imposición de la misma, intentaré asistir, si mis múltiples compromisos no me lo impiden, para acompañar al Padre Salvador Rivera en este importante momento que tan cercano nos es a los dos.
Mi querido Hermano Mayor:
Quiero agradecerle su sensibilidad y la de su Junta de Gobierno con este tema que estaba pospuesto sine die. Sé que para usted será un inmenso honor así como un momento de máxima emoción el imponerle la mencionada insignia porque le une con el Padre Salvador lazos de amistad y de cariño ya que, como usted ha dicho en innumerables ocasiones, ha sido y es su máximo valedor así como apoyo en la dignidad del cargo de Hermano Mayor que ostenta desde el pasado 17 de Noviembre. Ha sido su Junta de Gobierno y usted quienes han aprobado el ruego que hice allá por Marzo del año 2011 en el Cabildo Ordinario de Actividades y Cuentas de nuestra Hermandad. No le quepa la menor duda que el conceder e imponer dicha insignia de oro es hacer un poco de justicia con el Padre Salvador Rivera.
Agradeciéndole, profundamente, que la petición fundamentada que hice haya sido tomada en consideración, reciba un cordial saludo en Jesús de los Afligidos y Su Bendita Madre de la Amargura,
Jesús Rodríguez Arias
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