sábado, 26 de mayo de 2018

EFICIENCIA ENERGÉTICA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



Con la corrupción del PP o, mejor dicho, en el PP o, tal vez, con el PP, o bajo el PP, a su alrededor en todo caso, se entienden muchas cosas. Periódicamente algún lector se queja de que no hablo de la corrupción del PP, pero, como saben mis amigos del PP, que me lo afean, hablo de ella sin parar. De la que no hablo tanto es de su corrupción económica, es verdad, por dos motivos: porque ya lo hacen otros; y porque me parecen aún más graves las otras. La corrupción de coger unos votos que piensan de una forma y emplearlos de otra, que adultera el principio de representación en el que descansa -o debería- la democracia; la de desentenderse de los principios, la de tragarse el aborto, la de asumir la ideología de género y la de amoldarse a la memoria histórica. Estas son corrupciones del PP que apenas se denuncian y que yo me quedo afónico por recordarlas vengan a cuento o no.

Hoy toca hablar de la corrupción económica, las cajas bes y la organización paralela, pero debo volver a las otras. Porque la corrupción económica explica mejor que nada por qué el PP ha traicionado a sus votantes. No ha sido, como dicen luego, porque la sociedad haya evolucionado y el partido tenga que adaptarse ni por estrategia electoral. Ha sido, sencillamente, porque estaban en otras cuestiones. Y ya vamos sabiendo cuáles. 

La energía de cada cual es limitada, como comprobamos cada día y, sobre todo, cada noche, al acostarnos derrengados. Lo mismo pasa con las organizaciones. Ni cada particular ni ninguna organización puede con todo. Si estás en algo, no estás en lo otro. De la abundancia del corazón se ocupan las manos. Una organización política como el PP no se ha ocupado en serio de los valores y principios ni de reflexionar sobre el cáncer del nacionalismo ni sobre la deuda pública ni del derrumbe de la pirámide poblacional porque eso exigía una enorme fuerza interior y estaba exhausta. De ocuparse de sus negocios turbios. O, en el caso de aquellos políticos más honestos, de ocuparse en ocupar el poder como sea, mirando hacia otro lado siempre o arrastrando los pies como los niños en el juego de la silla, precisamente.

Se pueden hacer múltiples lecturas de la situación en que queda el PP y de la crisis política desatada, pero hay una previa, en clave de eficiencia energética. ¡Cuánta fuerza, cuánta capacidad de reflexión, cuánto compromiso no se les habrá ido por el desaguadero moral!

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