miércoles, 27 de septiembre de 2017

EVANGELIO DEL DÍA Y MEDITACIÓN

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Primera lectura

Lectura del libro de Esdras (9, 5-9):

Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: «Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

Salmo

Tb 13,2.3-4.6 R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente

Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R/.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos. R/.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza
y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizás os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,1-6)

En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

Reflexión del Evangelio de hoy

El Señor nuestro Dios se ha compadecido de nosotros

Esta súplica de Esdras nos traslada una sincera declaración de debilidad y pecado tanto personal como del pueblo. Por contraste, resalta la inocencia divina que, aún castigando a los culpables, nunca logra ser tan dura como la crueldad de la ofensa cometida. Es un reconocimiento un tanto velado de la misericordia de Yahvé que, por amor, eligió a su pueblo como parte de su heredad. En el texto vemos una confesión sin rebajas ni disculpas de los hechos disolutos que la comunidad comete a espaldas de Dios, como si estuviera obligada a seguir la pecaminosa tradición de los antepasados que castigados fueron con el exilio. No obstante, siempre hay espacio para que emerja la misericordia de un Dios que sabe amar a su pueblo; como gesto de benevolencia y como alivio del yugo de la esclavitud el pueblo ha disfrutado de la amable tolerancia que el imperio persa consintió y la permanencia de un resto fiel y leal a Yahvé que será el guardián de las esencias del buscador del rostro de Dios, incluso sin templo ni sacerdotes. Se solicita el perdón que solo vendrá del Dios amoroso, y la misericordia será la fuerza que reavive la debilidad del resto pobre y fiel de Israel.

Se pusieron en camino

Página evangélica misionera la que nos brinda Lucas en el día de hoy.
Los Doces son enviados a predicar por toda la Galilea; el mensaje a proclamar será el del Reino de Dios con la inevitable demostración de salud y alivio del dolor a todos los escuchas. Es una forma de decir que son mandados a derrotar el mal en cualquiera de sus manifestaciones dañinas para la persona. Porque cuando se hace sitio en el corazón del hombre al mensaje del Reino, éste llega y se amplía la experiencia de salvación y dignidad de aquel que acoge la Palabra y la hace germinar en su existencia. Lucas, además, dice la estrategia que debe acompañar la proclamación de la salud del Reino: austeridad que ayude a poner siempre la confianza en Dios, no en los recursos propios; digna sencillez, para transparentar siempre la fuerza y la gracia del recado del Reino y no olvidar que siempre se cuenta con el Señor. Es un texto para recibirlo con inmensa alegría, aquí y ahora; porque si Jesús envió, y sigue enviando, a los suyos, es porque él está con los que envía, confía en ellos, sabe estar presente como nadie en la modesta palabra y el libre testimonio de sus seguidores, y pone en boca de los que envía el oportuno mensaje para que se proclame el Reino de Dios. El misionero, así, aprende también a vivir de la fuerza de la Palabra que predica.
Recordamos al sacerdote francés, Vicente de Paúl, que nos legó, amén de su fecundo apostolado, la Congregación de la Misión (PP. Paúles) y las Hijas de la Caridad, éstas fundadas con Santa Luisa de Marillac.
¿Fomentamos en nuestras comunidades formas y espacios para orar y preparar la predicación que será el contenido de la Mesa de la Palabra en el Día del Señor? 
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)

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