jueves, 5 de marzo de 2015

EL ANHELO DE UN JUEVES DE CORPUS CHRISTI; POR BELTRÁN CASTELL LÓPEZ.





 


En esta vida, ilógica en tantas cosas lógicas, en la que la rutina se hace presa de nuestro día a día, en la que la monotonía de la semana nos transforma en simples autómatas de la sociedad, y en la que nos cuesta arrancarnos la máscara de la usanza diaria para gozar de los presentes que nos ofrece la madre naturaleza, me cuesta comprender algunas decisiones que, tomadas desde los gobernantes y, quizás, no rebatida como debiera desde las altas esferas de nuestra querida Iglesia, perjudican gravemente, a mi entender, las costumbres religiosas de un país al que ahora denominan laico o aconfesional con el único fin de atraer a las urnas a los votantes de turno.

Les explico: desde 1989, por acuerdo del Gobierno de España con la Conferencia Episcopal, la festividad del Corpus Christi fue trasladada al domingo siguiente, pasando el jueves a ser día laborable (recuerden que la celebración litúrgica se lleva a cabo el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés, es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección).

Se trata de una decisión que desde entonces llevamos muy a nuestro pesar soportando los que nos consideramos creyentes en Jesús y María y, sobre todo, seguidores de Cristo Sacramentado. Una decisión que no se entiende máxime cuando la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo debiera ser la fiesta más importante del cristiano, ya que supone celebrar la majestuosidad de Dios vivo presente en nuestras vidas. Una decisión que, les reitero, aprobó el gobierno de turno con el apoyo de nuestra querida Iglesia.

Localidades como Sevilla, Granada o Toledo, entre otras, donde la fe en el Santísimo traspasa barreras infranqueables, adquirieron el Jueves de Corpus como día festivo local para celebrar como se merece esta majestuosa solemnidad, aunque la inmensa totalidad de las localidades españolas, donde esta fe también mueve montañas, se tienen que conformar con celebrar la fiesta grande de Dios en domingo, aprovechando el día del Señor.

Si observamos el calendario nacional y enumeramos las jornadas festivas anuales en España, por aquello del aconfesionalismo y laicismo que nos quieren imponer, comprobaremos que la inmensa mayoría de estos días festivos hacen referencia a episodios relacionados con la vida de Cristo y María:

- 6 de enero: Epifanía del Señor.
- 19 de marzo: San José (festivo en la Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia, Navarra y País Vasco).
- Jueves Santo: festivo en todas las comunidades excepto Cataluña y Comunidad Valenciana.
- Viernes Santo: festivo en toda España.
- 25 de julio: Santiago Apóstol (festivo en Galicia, Navarra y País Vasco).
- 15 de agosto: Asunción de la Virgen (festivo en toda España).
- 1 de noviembre: Todos los Santos (festivo en toda España).
- 8 de diciembre: Inmaculada Concepción de María (festivo en toda España).
- 25 de diciembre: Natividad del Señor (festivo en toda España).

Tan sólo el 1 de enero (Año Nuevo), el 1 de mayo (Día del Trabajo), el 12 de octubre (Fiesta nacional de España, con la salvedad de que se celebra la festividad de la Virgen del Pilar en muchos puntos de nuestra geografía) y el 6 de diciembre (Día de la Constitución) se escapan de celebraciones religiosas. Eso sin mencionar las multitudinarias fiestas, tanto autonómicas como locales, que se llevan a cabo a lo largo y ancho de nuestro país en torno a sus respectivos santos patrones.

Y al final resulta, y me reitero en mi afirmación, que el día más importante del año para la vida de un cristiano como es el del Corpus Christi, en el que contemplamos la imponente estampa procesionando por nuestras calles de Cristo vivo en el sacramento de la Eucaristía, no se merece una jornada festiva de ámbito nacional, ni tan siquiera uno de esos días que cada consistorio dedica a festividades locales que en muchos pueblos y ciudades pasan con más pena que gloria, y en los que la mayoría de sus habitantes aprovechan esa jornada para disfrutar del día festivo fuera de los propios municipios.

Y es que anhelo y deseo un Jueves de Corpus Christi festivo en toda España para poder celebrar, como Dios manda, la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo...

... Con alfombras de romero que embriagan los pasajes, casapuertas con vecinos que embellecen sus altares, con macetas en sus rincones, con cortinas y reposteros que engalanan los balcones,  con repique de campanas anunciando que Dios vivo está en la calle, con cortejos de cera roja, con muchedumbre en los lugares, con un sol de justicia que ilumine al Hijo del Padre...

... Con los sones de una banda que entona a Cristo triunfante, con la gente arrodillada cuando pasa por delante un Dios vivo que es la fe de todos los habitantes.

Y es que, ya lo dice el refrán, tres jueves tiene el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión.


Alabado sea Jesús Sacramentado...





                                                                                         Beltrán Castell López.

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