jueves, 5 de marzo de 2015

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN; POR JOSÉ ANTONIO SIGLER.

EL ALBA SE ASOMA A MI ORACIÓN. «Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones.» (1ª Lectura del día). A veces actuamos a hurtadillas para que nadie nos vea, no digo que andemos maquinando algún mal, sino en cosas de la cotidianidad y sin maldad. Vamos al frigorífico y tomamos algo, curioseamos con alguna revista, tomamos una cervecita de más... Pues con Dios, a veces, también solemos hacerlo. En el fondo no deja de ser una actitud infantil. Pero, razonándolo bien y por el propio ser de Dios, para él no hay nada oculto. Por ello, esta lectura nos ayuda a no caer en el pecado porque, por analogía con el dicho de que "soy esclavo de mis palabras y dueño de mis silencios", esto es similar. Voy a cosechar de lo que siembre y recibir de lo que invierta. Y esto es muy serio, debido a que luego nos quejamos de lo que recibimos, le echamos las culpas a todo el mundo, eludimos responsabilidades y no queremos hacer frente a nuestros actos. Es verdad, que muchas veces nuestra debilidad nos traiciona, pero es nuestra debilidad, no la del otro. Pero Dios no nos deja solos, su gracia (si la acogemos) nos protege: «Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza, Será un árbol plantado junto al agua.» Pues buena y reconfortante tarea nos queda por delante. Gracias, Señor, porque al sondearme me libra de mis errores y pecados. Santa María de Caná, ruega por nosotros.

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