domingo, 22 de febrero de 2015

* DESDE VILLALUENGA: SÁBADO INTENSO EN EMOCIONES.


Son las once de la noche cuando nos levantamos de las mesas que habíamos ocupado en "La Posada" tras ingerir unas generosas copas de buen brandy y darnos cuenta que el tiempo ha transcurrido sin detenerse al calor de una buena tertulia entre amigos.

Empezaba este sábado que cuando termine el artículo habrá claudicado muy temprano. La razón no era otra que avisar a Hetepheres porque le hacía mucha ilusión ir a ver como los pequeños cabritos de Mateos les daban de comer.

Empezaba este sábado, del cual solo queda el recuerdo, cuando ni siquiera había amanecido.

Mientras yo me levantaba Hetepheres cogía el coche para encaminarse al puerto de las viñas. Me quedé con la puerta abierta, mientras la fina lluvia caía sin cesar, hasta llegar a divisar las luces de nuestro coche a lo lejos que subía la empinada cuesta que lleva a la finca de Mateos.

Mientras me tomaba una taza de buen café con una minúscula cantidad de leche actualizaba el blog. Debo reconocer que a pesar de los años transcurridos la mañana del sábado tiene un tinte especial entre "Sed Valientes" y yo.

A eso de las diez y pico de la mañana llegaba mi mujer muy contenta por haber ayudado y visto alimentarse a estos preciosos cabritos. Mientras se daba una merecida ducha yo acaba de escribir la reflexión diaria.

A las once de la noche ya estábamos desayunando en mesón "Los Caños" conversando con Carlos, Ana, Antonio y Mateos Venegas que entraba y salía preparando los expositores de su pequeña, coqueta e íntima tienda que está junto al lado de la Ermita.

Más allá de las doce del mediodía hacían entrada en nuestro bendito pueblo mis queridos Pedro Mejías, su mujer María José y parte de la gran Familia que son. Una inmensa y densa nube cubría todo Villaluenga y la lluvia caía pertinazmente.

Después de la liturgia de comprar queso nos encaminamos a casa de Juan, Mara, Zoraida y sus hijos. Debo decir que nos abrieron las puertas de su casa, de su hogar, haciéndonos sentir en la nuestra. Al poco los niños estaban hablando de sus cosas con Rodrigo, Fernando y los hijos de Zoraida mientras los mayores hablábamos de variados, ricos e interesantes temas de los que dimos cuenta sin faltarnos nada.

Serían las dos de la tarde cuando abandonamos el hogar de nuestros queridos y buenos amigos para dirigirnos a "La Posada" donde almorzamos atendidos a la perfección por nuestro amigo Berna mientras nuestro querido pueblo salía en televisión.

Poco después de las tres de la tarde abandonamos este céntrico restaurante y nos dirigimos a la Plaza de Toros cuando la lluvia nos había abandonado para dejar una espesa niebla que mojaba nuestros rostros. 

En el camino hacia este histórico a la vez que único coso taurino Pedro y yo íbamos hablando de nuestras cosas, de nuestras inquietudes, de nuestros proyectos...

Terminamos tomando un chocolate calentito en mesón "Los Caños" para luego, cuando el cielo empezaba a clarear, hacer una caminata hasta subir el puerto de las viñas y visitar a Mateos para que los niños vieran los nuevos cabritos.

La bajada, como siempre, un auténtico lujo ante la inmensidad que se imponía ante nuestra extasiada mirada. La montaña quedaba "sepultada" por las nubes mientra Villaluenga a lo lejos se veía cobijada en este día de nieblas, nubes y lluvia abrazada por el Caíllo.

Las conversaciones se sucedían unas a otras con mi querido Pedro mientras compartíamos todo lo que veíamos, sentíamos, opinábamos...

Sobre las seis y cuarto de la tarde esta maravillosa Familia se despedía de nosotros para coger carretera y manta de vuelta a San Fernando.

Teníamos el tiempo justo para volver a encender la chimenea, actualizar el blog e irnos camino a "La Posada" donde habíamos quedado con Juan, Mara, Zoraida, Maya y Beltrán.

Conversación de conversaciones en un ambiente entre buenos amigos y con una buena copa de brandy encima de la mesa la cual repondríamos una vez más para seguir con la inacabada conversación.

Risas, anécdotas, trascendencia, vivencias recorrieron el lugar mientras saludábamos a Mateos e Isabel así como a Carmelo y Beli.

El tiempo pasa demasiado deprisa cuando no se tiene en cuenta.   

Este sábado ha terminado con demasiada inmediatez porque lo hemos vivido hasta el extremo, lo hemos gozado en Familia, lo hemos disfrutado a cada instante junto a Pedro, María José, Juan, Mara, Zoraida y Familia así como con Beltrán y Maya.

¡Qué bien se está cuando se está bien! En esta resumida frase queda contenida el compendio y vivencias experimentadas en este sábado que está a punto de expirar.

Recibid un fraternal abrazo y que Dios vele vuestros sueños.

Jesús Rodríguez Arias

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