sábado, 31 de enero de 2015

* DESDE VILLALUENGA: EN LA MÁS ÍNTIMA INTIMIDAD.



En la infancia de nuestra infancia el temporal de lluvia y viento era simplemente eso: Temporal. Ahora que todo parece haber cambiado aunque sea siempre igual a la unión de inclemencias meteorológicas se le da el nombre de ciclogénesis explosiva que solo el nombre parece el de una serie de los marcianos de antes y ahora seres de otros planetas.

Debo reconocer que en cuanto salimos de almorzar de la Venta Mesa Jardín, que está situado en Las Abiertas dentro del término municipal de Arcos de la Frontera, en la cual que gozamos de un buen y casero almuerzo atendidos de maravilla gracias a José Miguel Córdoba e Irene, que es una mujer con una eterna sonrisa en su despejada cara, el sueño me venció pues la noche anterior no había descansado lo suficiente debido a una pertinaz jaqueca.

Cuando abrí los ojos no habíamos llegado a Benaocaz aunque la visibilidad era reducida debido a la densa niebla que nos envolvía.

Llegamos a nuestro bendito pueblo a eso de las cuatro y media de la tarde donde la persistente niebla era más densa y la lluvia ciertamente fuerte e intensa.

La operación de "traslado" de bultos del coche a casa se hizo en un santiamén y aún así nos pusimos chorreando.

Os parecerá mentira pero cuando entramos en nuestra casa pese a que había estado unos días sin ser habitada se sentía un agradable calor: ¡El calor del hogar!

Después de cambiarnos y encender la chimenea, Canijo había llegado en cuanto nosotros abrimos la puerta, nos sentamos con ávidas ganas de entrar en la calidez del chisporrotear de los troncos que poco a poco iban quemándose.

Miraba la ventana y solo veía niebla. Parecía que quería entrar hasta en el salón para envolvernos en esa taciturna melancolía que parece llevar reflejada.

La tarde-noche pasó volando en torno a la chimenea, a actualizar el blog, escribir los artículos pendientes para los medios en los cuales colaboro, retomar mi investigación...

El día acabó viendo una película muy interesante mientras cenábamos. Poco antes de las doce de la madrugada nos acostamos pues el cansancio nos venció. Un poco más de lectura y a dormir profundamente, todo lo profundamente que se puede escuchando la torrencial lluvia y el viento romper contra el muro de la casa mientras Canijo, que no se quiso ir a sus correrías nocturnas, dormía plácidamente a la vera la crepitante chimenea.

Este sábado empezó muy pronto, no serían las ocho menos cuarto de la mañana cuando ya nos habíamos despertado. Será por el cambio de tiempo que tenía una leve aunque intensa punzada en el estómago justamente en la zona donde he sido operado.

Nos levantamos y mientras se hacía el café empecé a actualizar el blog cosa que hice pronto o al menos eso me pareció. Después una buena ducha calentita y ponerme las lentillas pues con el viento y la lluvia las gafas no hubieran servido de mucho.

Fuimos a desayunar al mesón "Los Caños" donde conversamos con Carlos y después, seguía lloviendo con fuerza, Hetepheres se vino para casa mientras yo me fui hacia la de Miguel Ángel. En esta estuvimos charlando un rato, no sé el tiempo la verdad pues ni llevo reloj ni cuando estás con las personas que quieres las horas ni importan, ni están ni se le esperan.

Terminamos en La Posada tomando una copa junto María Jesús, Berna, Pepe, Julio, Ana. Una buena y variada tertulia donde creo que no dejamos títeres sin cabeza y donde nos reímos mucho y bien.

Serían las dos cuando arribé por casa con el tiempo justo de ver que pasaba por esos mundos de Dios por medio de ese canal tan eficaz que es internet, almorzar y dormir una placentera siesta.

El tiempo ha cambiado. Ya no llueve ni ventea, solo ocasionalmente en momentos de la tarde, y se va instalando un frío que intensifica las ganas de permanecer en casa.

Hoy no ha habido la tradicional caminata por los senderos que nos llevan por medio de la sierra para descubrir esos tesoros que tiene tan resguardados del ojo humano que todo intenta esclavizar, que todo intentan perturbar, que todo lo mancha. Hoy no tengo la sensación de cansancio físico por el ejercicio realizado ni he cumplido ninguna meta que me haya autoimpuesto pero si os puedo decir que tengo la misma satisfacción porque también se necesita estos momentos de íntima intimidad al calor de la chimenea junto a mi mujer acompañado de una buena lectura o tomando una copa con queridos, muy queridos, amigos conversando de lo divino, de lo humano y de lo que ha de venir si alguna vez llega.

Villaluenga del Rosario es para vivirla intensamente y se puede conseguir porque los que amamos este bendito lugar todo lo que tenga que ver con él se vive desde la pasión de los eternos enamorados.

Recibid, mis queridos amigos y convecinos, un fraternal abrazo, que Dios y nuestra bendita Madre del Rosario os bendigan.

Jesús Rodríguez Arias

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