martes, 16 de septiembre de 2014

PARA MEDITAR.


La fe no es un producto de la razón, sino que es un don de Dios, en consecuencia, no llegarás nunca a la fe, discurriendo tú, sino solamente Dios te la puede dar; y ciertamente te la dará si tú eres suficientemente humilde para esperarla de Él y nada más que de Él; pero si pretendes alcanzarla por ti mismo, no llegarás a la fe nunca. 
¿Cuál será tu responsabilidad, si no tienes fe? El no haberte dispuesto con suficiente humildad;  a Dios solamente se le puede ver cuando se pone uno de rodillas, por más que nos duela doblar nuestras rodillas y por más que juzguemos que esa posición es indigna para el hombre. 
La experiencia del mundo nos ha llevado al convencimiento de que el que no se arrodilla ante Dios, no tarda en arrodillarse ante los hombres  y esto sí que es humillante; como Dios está en tu interior, si caminas con la cabeza demasiado erguida, nunca verás a Dios; pero si la inclinas, como mirándote a ti mismo, a tu interior, allí lo podrás descubrir con facilidad. 

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