viernes, 3 de mayo de 2013

LA CURIOSA HISTORIA DE UN ÓRGANO PARROQUIAL.

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A las 10:41 PM, por Raúl del Toro 
Categorías : General
Varios lectores me han sugerido en los últimos meses que hiciera referencia a la curiosa historia por la cual la parroquia en la que ejerzo habitualmente de organista ha recibido un espléndido órgano inglés del s. XIX. Ahora, después de unas cuantas semanas de muy intenso trabajo debido a razones diversas, entre las cuales parte no pequeña ha correspondido a los preparativos de la presentación del órgano, encuentro la ocasión de corresponder gustosamente a ese deseo.
La parroquia en cuestión es la de El Salvador de Pamplona. Es un edificio de comienzos del siglo XX que combina elementos neogóticos y neorrománicos, y al que se le añadió en los años 50 un coro alto y un pequeño órgano de tubos, donación de un generoso benefactor. Dado que la música de las celebraciones venía experimentando una notable mejora, y ante la absoluta falta de medios para encargar la construcción de un órgano nuevo, llevaba yo varios años buscando la manera de conseguir para la parroquia un instrumento proporcionado al lugar y al uso que se demandaba.
Investigando por internet, a comienzos de abril de 2012 di con el anuncio que había colgado una comunidad anglicana de Inglaterra ofreciendo lo que me pareció un precioso órgano del siglo XIX, a juzgar por las fotos y la información adyacente. De todas las posibilidades que había encontrado en mis pesquisas, ésta era sin duda la más interesante. Por esa misma razón consideré que el precio sería muy alto, o que habría surgido algún comprador con más posibilidades económicas que las de nuestra parroquia, así que lo dejé pasar. Pero en una de las idas y venidas por internet volví a dar con él, y me animé a escribir un correo electrónico a la dirección que figuraba en el anuncio manifestando mi interés por el instrumento. Mi confianza seguía siendo tan escasa que volví a olvidarme del asunto.
Días después recibí un correo de Inglaterra y lo abrí sin recordar la gestión que había realizado. Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que se trataba del vicario de la comunidad propietaria del órgano, quien me comunicaba que no deseaban ningún dinero por el instrumento, sino sólo encontrar “una nueva casa” para el órgano donde se volviese a montar en su estado original, sin ninguna alteración, y donde el uso que se le diera resultase lo suficientemente relevante como para no desdecir de la categoría del órgano. La única condición que ponían era que el receptor debía hacerse cargo del coste de desmontaje, traslado y montaje del órgano en su nuevo hogar.
Cuando comprobé que el obstáculo más difícil había desaparecido, le respondí entusiasmadodándole cuenta de los proyectos que albergábamos para el órgano, añadiendo mi condición de organista profesional, docente en un conservatorio, con las posibilidades suplementarias que esto último podía representar para el futuro uso del instrumento.
Su respuesta fue rápida y muy satisfactoria. Amablemente me invitó a visitar el órgano para comprobar que era “lo que yo esperaba”. Dicho y hecho, a mediados de mayo del 2012 nos presentamos allí en un viaje relámpago de fin de semana, y durante cerca de dos horas pudimos comprobar que el instrumento estaba en buenas condiciones de uso y  conservación.
Siguió un laborioso proceso administrativo para lograr de las autoridades locales el permiso para trasladar el órgano. Hubo que presentar fotos del lugar en que iba a ser instalado, así como las credenciales del taller de organería que se haría cargo de la obra. Los trabajos fueron encargados a la sección de organería del Taller Diocesano de Restauración de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, bajo la dirección de Rubén Pérez Iracheta.
Después de varios meses de espera durante los cuales se sucedieron las reuniones, consultas y comunicados oficiales de las sucesivas autoridades competentes, a comienzos de septiembre llegó la confirmación de que todos los permisos habían sido concedidos. Y por fin el 9 de octubre, a primera hora de la mañana, llegó el órgano.
Los trabajos de montaje han durado cuatro meses y han incluido la limpieza y restauración de algunos elementos que acusaban los 135 años de vida del instrumento. Dado que el montaje finalizó en plena Cuaresma, optamos por aplazar la presentación del órgano hasta el 7 de abril, Domingo en la octava de Pascua. Ese día tuvo lugar la bendición y presentación del órgano. El acto no siguió el habitual formato de concierto, sino que consistió en la celebración de las segundas vísperas del Segundo Domingo de Pascua, con canto gregoriano alternado con versos de órgano. El órgano recuperó la función litúrgica que tuvo durante siglos en el culto católico y que es la razón fundamental por la que ha llegado hasta nuestros días.
Pero de esto trataré, si Dios quiere, en el próximo artículo.

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