lunes, 6 de mayo de 2013

EVANGELIO DEL DÍA Y MEDITACIÓN.


Lectura del santo evangelio según san Juan 15,26-16,4a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.»

II. Compartimos la Palabra

  • “El Señor les abrió el corazón para que aceptaran lo que decía Pablo”

Estamos llegando al final del Tiempo Pascual, tiempo de alegría, de encuentro con Cristo Resucitado, encuentro personal, pero a la vez , vivido en Comunidad cristiana. La fe nos impulsa a la proclamación del mensaje. La primitiva Iglesia vivía esta fe en Cristo y comunicaba al mundo su experiencia con el Resucitado.
Pablo y Silas tienen muy clara su misión de anunciar a Cristo; viajan de Asía “Triade” a Europa “Filipos”, ciudad floreciente, colonia romana; por lo que se trasluce, no había una gran colonia judía, allí no hay sinagoga, por eso, buscando donde orar se dirigen a la orilla del río. Los apóstoles tienen muy claro la importancia del encuentro con Dios para recibir la luz y la fuerza del Espíritu y así proclamar a Cristo, muerto y resucitado. Su anuncio tiene pronta respuesta, entre ellas la de una mujer llamada Lidia: el Señor abrió su corazón para que aceptara el anuncio y fue bautizada con toda su familia.
Por la fe en Cristo, para que los apóstoles se convencieran de la misma, les obliga a hospedarse en su casa. Pablo no solía aceptar estas invitaciones, pero en esta ocasión accedió.
La misión es inherente a la vida de la Iglesia, una iglesia que no es misionera no es la Iglesia de Cristo, aprendamos de los apóstoles:
1º Oremos, necesitamos la luz y la fuerza del Espíritu para anunciar a Cristo
2º Llevemos el mensaje allí donde nos necesiten, sin escatimar ningún sacrificio.
3º Aceptemos humildemente, las atenciones de los otros y atendamos a los demás.
  • “El Espíritu de la verdad dará testimonio de mi”

Jesús, en el sermón de despedida al que corresponde este texto, quiere prevenir a los apóstoles de los problemas que tendrán cuando vayan a anunciar el mensaje que les ha encomendado. Empieza con palabras de ánimo: “Yo os enviaré, desde el Padre, el Espíritu de la verdad; el Consolador. El os dará la fuerza que necesitáis para ser mis testigos ante el mundo”.
Con esta fuerza del Espíritu, que les ayudará a comprender cuanto han visto y oído durante el tiempo que Jesús ha estado con ellos, podrán afrontar las persecuciones que van a surgir, por la cerrazón de muchos contra su mensaje. Les anuncia que este rechazo vendrá, muchas veces, de quienes se consideran fervientes servidores de Dios. Así lo afirma Jesús: “llegará una hora en la que, quien os de la muerte, pensará que con ello da culto a Dios”.
Así ocurrió en tiempo de los apóstoles, algunos judíos pensaban que persiguiendo y matando a los discípulos de Jesús cumplían las leyes mosaicas y con ello daban culto a Dios.
También hoy se sigue produciendo esta persecución, vemos como en nombre de Dios, se cometen barbaridades y matanzas de cristianos, en el mundo entero.
Pero no sólo son los que matan el cuerpo, también matan los que quieren imponer su criterio personal en contra de la Ley de Cristo: el Amor.
Hna. María Pilar Garrúes El Cid 
Misionera Dominica del Rosario 

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