domingo, 5 de mayo de 2013

EL ARZOBISPO DE TOLEDO CRITICA QUE ALGUNOS PADRES VEAN LA PARROQUIA "COMO UNA ESTACIÓN DE SERVICIO".

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A PROPÓSITO DE LAS PRIMERAS COMUNIONES


El arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez, asegura que son los padres los responsables principales de que la participación de los niños en la Eucaristía «no se reduzca a la misa festiva de la primera comunión», como una celebración «de tradición o consumo religioso». Agradece a los sacerdotes y catequistas que colaboran en «el despliegue normal de la iniciación cristiana», y exhorta a los padres a continuar participando con sus hijos en la Eucaristía dominical parroquial.
05/05/13 7:57 AM | Imprimir | Enviar
(AbcToledo/EuropaPress) El arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez, ha admitido que hay «algunos problemas serios» con padres que «siguen sin superar» que ciertas celebraciones cristianas en la vida de los hijos no son cuestión «de tradición o consumo religioso» y conciben la parroquia «como una estación de servicio o una gran superficie o un autoservicio» donde comprar o elegir lo que «más gusta o apetece».
A propósito de la iniciación a la Eucaristía de los niños de 8 ó 9 años que estos días reciben la primera comunión, monseñor Rodríguez asegura en su escrito semanal que se publica en la revista «Padre Nuestro» que se reparte cada fin de semana en todas las parroquias de la Diócesis, que la primera comunión no es una «cuestión de tradición» y que «son los padres los responsables principales de que la posibilidad de sus hijos de recibir a Jesús sacramentado no se reduzca a la Misa festiva de la primera comunión».
Añade el arzobispo primado que los padres «ser deben comprometer a ayudar a que sus hijos se acostumbren a celebrar, desde ese momento, la Eucaristía en domingo». De no tener esa actitud, señala Rodríguez, «están engañando a la comunidad parroquial, a los catequistas y a sus propios hijos, no al Señor. Por eso tenemos algunos problemas serios con los padres, porque siguen sin superar que ciertas celebraciones cristianas de la vida de los hijos no son cuestión de tradición o de consumo religioso, con lo que conciben la parroquia con una estación de servicio o una gran superficie o autoservicio donde compro o elijo lo que más me gusta o apetece».
A juicio del arzobispo, «podemos ser todo lo comprensibles posible, pero no podemos aceptar que valga todo en este campo tan vital de la iniciación cristiana. La primera vez que un niño recibe a Jesús sacramentado debe ser un acontecimiento, pero que no empieza y acaba en sí mismo. La primera comunión tiene que ver con el bautismo y la confirmación y tiene que ver con la vida concreta de la comunidad parroquial del niño o la niña que comulga por primera vez que, con la ayuda sobre todo de los padres, engendra y hace crecer la fe que Dios nos ha dado a todos».
En este sentido, el arzobispo felicita a los padres que sí quieren vivir este acontecimiento «como lo quiere la Iglesia» y también agradece la labor de los catequistas y sacerdotes de las parroquias, a los que pide que enseñen «bien» a los niños cómo recibir a Jesús sacramentado «sin precipitación, sin prisas, tomando la sagrada forma y rezando enseguida que vuelvan a sus sitios».

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