jueves, 25 de julio de 2019

ABAJO Y ARRIBA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



Mientras trataba de concentrarme en escribir mi artículo de ayer, lleno de agradecimiento paterno, mis compañeros de viaje me ponían por delante, con alborozo y alboroto, la portada del diario Il Corriere de Viterbo como ejemplo de lo que es periodismo de interés humano, para que aprendiese. La noticia de portada explicaba que un empresario había hecho detener a su ex amante, que le pedía 30 mil euros a cambio de no contarle la cosa a la legítima esposa. Para más emoción, la ex amante chantajista detenida es la viuda de 41 años de uno de los jefes del clan mafioso romano de los Casamonica. Confieso que, contra eso, tengo poco que hacer con mis pequeñas desventuras de turista ocasional.

Aunque 30 mil pavos me parece una ganga por una aventura tan casamonica, eso sí. Y luego está mi talante. Porque de esa historia la que más me interesa es la mujer del empresario, y la confianza que tiene que darle a su marido como para que no haya intentado comprar el silencio de su ex amante. Claro que también puede ser que el empresario valore los 30 mil más que cualquier otra cosa. O que sepa que su mujer le podría perdonar la infidelidad, pero jamás el despilfarro. En fin, no sé.

Por otro lado, mi conciencia me ponía por delante otra posible columna. Había visto en Sutri un sarcófago etrusco convertido en una magnífica fuente de agua. Metí el brazo hasta al fondo. Era un agua fresca, clara, cantarina y viva. Resultaba un poderoso símbolo. El sarcófago de mármol, correlato objetivo, metonimia, metáfora, hacía un canto a la resurrección, como si cualquier cosa, con ese caño de la fuente que manaba sin cesar, con sus sugerentes remolinos sonrientes en la superficie sedosa del agua.

Sin embargo, a ver quién está a la altura de esa fuente. Un tema por debajo (Casamonica) y el otro por arriba, se me escapan todos. Yo tendría que estar hablando de las vicisitudes de la investidura, pero estoy lejos física, mental, espiritualmente. Apenas si me llegan los ecos del vibrante discurso de Abascal y los temblores que provoca el posible pacto PSOE-Podemos-nacionalistas. Naturalmente a otros les llegarán unos ecos distintos, pero cada cual tiene que ser fiel sus voces y a sus ecos. Tampoco voy a hacer mala sangre. Seguro que mis compañeros de guardia harán análisis impecables a pie de obra. Yo estoy arriba y abajo y menos mal que ya me he quedado sin espacio en la columna. Justo a tiempo.

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