domingo, 23 de octubre de 2016

LECTURAS Y EVANGELIO DEL DOMINGO



Lectura del libro del Eclesiástico 35, 15b-17. 20-22a

El Señor es un Dios justo
que no puede ser parcial; 
no es parcial contra el pobre, 
escucha las súplicas del oprimido;
no desoye los gritos del huérfano
o de la viuda cuando repite su queja; 
sus penas consiguen su favor
y su grito alcanza las nubes; 
los gritos del pobre atraviesan las nubes
y hasta alcanzar a Dios no descansa;
no ceja hasta que Dios le atiende,
y el juez justo le hace justicia.

Sal 33, 2-3 17-18. 19 y 23 R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.

Bendigo al Señor en todo momento, 
su alabanza está siempre en mi boca,
mi alma se gloría en el Señor: 
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
El Señor se enfrenta con los malhechores, 
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha 
y lo libra de sus angustias. R.
El Señor está cerca de los atribulados, 
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 4, 6-8. 16-18

Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser sacrificado 
y el momento de mi partida es inminente.
He combatido bien mi combate, 
he corrido hasta la meta, 
he mantenido la fe.
Ahora me aguarda la corona merecida, 
con la que el Señor, juez justo, 
me premiará en aquel día;
y no sólo a mí, 
sino a todos los que tienen amor a su venida.
La primera vez que me defendí ante el tribunal, 
todos me abandonaron y nadie me asistió.
–Que Dios los perdone–.
Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas 
para anunciar íntegro el mensaje, 
de modo que lo oyeran todos los gentiles.
El me libró de la boca del león.
El Señor seguirá librándome de todo mal, 
me salvará y me llevará a su reino del cielo.
¡A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén!

Lectura del santo evangelio según San Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola por algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos, y despreciaban a los demás:
–Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era un fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.
Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.


Lectio Divina #OP800

Lectio Divina #OP800La Orden de Predicadores ofrece, a lo largo del 2016, una propuesta de Lectio Divinapara el Evangelio de cada día, preparada por distintos miembros de la Familia Dominicana de todo el mundo. Te invitamos a este encuentro con la Palabra de Dios, disponible gratuitamente en la página internacional del Jubileo:

El que se enaltece será humillado


Aunque pueda parecer una cuestión redundante a veces los cristianos tenemos que preguntarnos a qué se debe nuestra necesidad de Dios; para qué necesitamos Dios. Podemos actuar como si opinásemos que es simplemente un juez que dictamina lo que está bien y lo que está mal y por ello que con nuestras propias fuerzas podemos llegar a la salvación. O podemos reflexionar sobre la necesidad viva de su Gracia paternal que nos purifica y nos perdona, regenerándonos y dándonos una nueva vida. Si pensamos la primera opción nos situaremos frente a Él como el fariseo que rinde cuenta de sus virtudes, tranquilo y orgulloso por ser todas ellas excelentes. Si vivimos la segunda dejaremos nuestra vida abierta al silencio sanador de su persona como el publicano, y esperaremos que su acción en nuestro silencio nos justifique y llene de sentido.
Fr. Alejandro López Ribao O.P. 
Real Convento de Predicadores (Valencia) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario