La semana pasada publiqué un artículo firmado por mi recordado Diego Martínez Salas sobre la Iglesia de Nuestra Señora de la Aurora de Grazalema que escribiera en "Raíces de Grazalema" y que fue mi particular homenaje a su memoria así como a su madre, esposa, hijos, Familia, amigos y todo Grazalema.
La repercusión del mismo fue extraordinaria y pude comprobar en persona el cariño y admiración que se le profesa, y hablo en presente, a Diego Martínez Salas así como a cada uno de los miembros de su querida Familia.
Por eso he decidido publicar cada semana uno de sus interesantes artículos porque así de esta manera mantenemos presente su recuerdo y memoria que es un modo de homenaje a quién aun partiendo no se ha ido de nuestras vidas.
Con mi gratitud y eterno recuerdo,
Jesús Rodríguez Arias
La Puerta Santa de San Juan de Letrán de Grazalema
raicesdegrazalema.wordpress.com
Publicado por Grazalema
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Diego Martínez Salas
En la Calle del Doctor Mateos Gago, antes llamada de Canalejas y conocida siempre como Calle Arcos, se abre uno de los muros laterales que cierra la recoleta Iglesia de San Juan de Letrán de Grazalema.
En el citado muro, llama la atención la existencia de una puerta tapiada a cal y canto y que nadie recuerda haberla visto abierta jamás, ni por referencia de sus más mayores
Pero esta clausura de la puerta no debe de extrañarnos, porque la finalidad de la misma era permanecer permanentemente tapiada.
La razón de esta clausura, hay que buscarla en el texto de la lápida de piedra arenisca que junto a la citada puerta proclama:
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“SACROSANCTA ECCLESIA LATERANENSI: ESTA IGLESIA DE SAN JUAN DE LETRAN TIENE LOS MISMOS PRIVILEGIOS QUE LA PRINCIPAL DE ROMA. NUESTRO SANTISIMO PADRE PIO VI COSEDE ESTAS INDULGENCIAS PERPETUAS”
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Varios son los privilegios que tiene la Basílica Mayor de San Juan de Letrán de Roma y que por concesión de Pío VI se extienden perpetuamente a nuestra iglesia grazalemeña y que salvo por error de quien suscribe, no han cesado en tanto que la citada iglesia nunca ha sido desacralizada.
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El Jubileo y el Año Santo
Escudo de Pío VI
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Una de estos privilegios, es el relacionado con la posibilidad de celebrar en nuestra iglesia los Jubileos y Años Santos convocados por los Santos Padres, como el que tuvo lugar precisamente el año de 1775, en el que se inauguró el pontificado del Papa Pío VI.
Los jubileos que se vienen celebrando desde el año 1.300, pueden ser ordinarios (inicialmente cada 50 años y más tarde cada 25), o bien extraordinarios, cuando el Santo Padre quiere destacar algún hecho o aspecto trascendente de la fe.
El último de estos jubileos se ha inaugurado el pasado 8 de diciembre de 2.015, por decisión del Papa Franscisco, que manifestó al convocarlo que:
“…he decidido convocar un Jubileo extraordinario que coloque en el centro la misericordia de Dios. Será un año santo de la Misericordia, lo queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: ‘Seamos misericordiosos como el Padre’. (…) Estoy convencido de que toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos somos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo.”. (1)
Con algunas modificaciones menores que se han ido introduciendo a lo largo de la historia, el rito de la inauguración del jubileo comienza con una solemne procesión en la que el Papa se dirige hacia a la Puerta Santa de San Pedro que hasta ese momento permanecía tapiada a cal y canto. Allí tras golpear por tres veces la puerta con un martillo ceremonial pronunciaba la siguiente fórmula:
Tapiado interior de la Puerta Santa, de la Basílica de San Pedro
“Abridme las puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor”
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Tras estas solemnes palabras, se demolía el tapial y el Papa empujaba a continuación no sin esfuerzo, las pesadas puertas colocadas tras el tabique, lo que simbólicamente representaba la dificultad del camino cristiano y la grandeza extraordinaria del amor y misericordia de Dios que se encontraban cuando se tomaba el mismo.
Paralelamente, tres cardenales legados por el Papa, abrían las otras tres Puertas Santas de Roma que se encuentran en las Basílicas de San Juan de Letrán, la de San Pablo y la de Santa María La Mayor.
Concluido el año santo, en la víspera de la Navidad, se volvía a tapiar la puerta tras bendecir el papa las piedras y la argamasa utilizada, introduciendo en un ladrillo unas monedas conmemorativas del jubileo.
Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán
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Hasta no hace muchos años, los jubileos provocaban masivas peregrinaciones a Roma, desde todo el orbe católico con el fin de ganar las indulgencias plenarias que se concedían a quienes participasen en ellas. Hoy día el fenómeno se ha reducido en tanto que los Papas han concedido a todos los Obispos, el permiso de poder ganar el jubileo, sin necesidad de acudir a Roma, acudiendo a las Catedrales, y autorizándoles a conceder estas mismas indulgencias a quienes acudan a algunas de las más importantes iglesias de sus diócesis, señaladas al efecto.
A título de ejemplo, por razones de proximidad a Grazalema, se puede ganar el presente jubileo acudiendo a la Iglesia de la Encarnación de Ronda, en la Diócesis de Málaga o a la de Nuestra Señora de los Remedios de Olvera en la sede de Asidonia-Jerez.
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La Puerta Santa de la Iglesia de San Juan de Letrán de Grazalema
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Sin embargo, en pleno Siglo XVIII, quien quisiera ganar las indulgencias, tenía que acudir a Roma, salvo algunos privilegiados como los Grazalemeños que probablemente gozaban del inmenso beneficio de poder disfrutarlas, sin necesidad de peregrinar a la ciudad eterna, lo que a su vez provocaría la peregrinación de muchos serranos de los pueblos del entorno a Grazalema.
Para la apertura del Año Santo, se había de repetir el mismo rito que en Roma. El Arcipreste de Grazalema, acompañado en procesión de todo el cabildo eclesiástico y civil, cofradías y demás corporaciones de la villa, llegaría a la Puerta Santa y tras golpearla con el martillo ceremonial y pronunciar las palabras rituales, se procederá a demoler la pared, ingresando la procesión en el templo donde se cantaba el Te Deum, y se celebraba la Estación Penitencial.
Por delante quedaba todo un año para lucrarse y aplicar las indulgencias tanto a los peregrinos que cumplían sus condiciones como a nuestros fieles difuntos, por el dogma de la comunión de los santos.
Durante el Año Santo se colocaba provisionalmente una puerta de madera para impedir el acceso al templo durante las horas en que la iglesia permaneciese cerrada al culto. Años mas tarde se colocaron en las Basílicas romanas puertas permanentes dejando tapiada solo la cara interior.
Instrumentos ceremoniales para la apertura y cierre de la Puerta Santa.
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Sin embargo, la inestabilidad política que se desarrolló en Europa y en España durante los siguientes años del S. XIX, y primer tercio del S. XX, impidieron que se pudieran celebrar la mayoría de los jubileos previstos, salvo probablemente los convocados para los años 1.825 y 1.875, quedando olvidado el privilegio jubilar de Grazalema, llegándose a abandonarse su práctica y quedando en el olvido el carácter santo de la puerta, como lo demuestra que tras el Vaticano II, un sacerdote en su ignorancia e indolencia, llegara a colocar una ventana en la Puerta y a demoler la Scala Santa, construida en la misma nave, a imitación y con los mismos privilegios que la Scala Santa que existe en la Basílica romana de San Juan de Letrán para sustituirla en su lugar por una linda chimenea.
Scala Santa de la Iglesia de San Juan de Letrán de Ronda simular a la que existió en la Iglesia de San Juan de Letrán en Grazalema hasta su demolición. Se diferenciaban en que los escalones eran de mampostería en Grazalema y al igual que en la de Ronda el altar lo presidía una imagen de un -Ecce Homo.
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Las indulgencias
Para quien siendo católico, aún pueda interesar, ganar las indulgencias concedidas para este Año Santo para sí y para nuestros hermanos y familiares difuntos, concluimos el presente artículo con las condiciones necesarias para ganar el jubileo y que pueden alcanzarse los días de la apertura del Jubileo de la Misericordia (8 de diciembre de 2015) y de la Clausura del mismo (20 de noviembre de 2016); los domingos de Adviento-Navidad y de Cuaresma-Pascua, visitando el templo parroquial o cualquier otro templo abierto al culto”.
Igualmente podemos ganar el jubileo cada vez que visitemos las iglesias señaladas al efecto realizando los actos devocionales acostumbrados, y participando allí en alguna celebración sagrada o, al menos, se detengan en un tiempo de recogimiento meditando la Palabra de Dios y concluyendo con la Profesión de Fe en cualquiera de sus formas legítimas y el rezo del Padrenuestro por las intenciones del Sumo Pontífice”. Todo ello seguido o precedido de una confesión sacramental y comunión
En cuanto a los fieles que por graves motivos no puedan participar de las celebraciones jubilares o no puedan acercarse a los lugares establecidos, como es el caso de los enfermos, ancianos, monjas de clausura, encarcelados, el decreto recoge que “podrán lucrar la Indulgencia Plenaria con las mismas condiciones, si realizan las condiciones acostumbradas en los lugares donde se encuentran”.
En realidad poco esfuerzo para quizás honrar a nuestros mayores que ya descansan en alguno de nuestros camposantos de Grazalema.
Quien sabe si algún día se podría recuperar la puerta, colocando como es costumbre las armas del Papa que concedió el privilegio y eliminado la ventana que se encuentra completamente fuera de lugar, volviendo a celebrar los jubileos convocados por el Papa a fin de ahondar en la conversión de los cristianos, en el templo que sin duda guarda los mayores misterios de Grazalema y que esperamos poder ir descubriendo en otro momento.
Notas.-
(7) Misericordiae Vultus». 11 de abril de 2015. Consultado el 27 de abril de 2015.
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