"Estamos centrados en los pobres más que en el patrimonio"
Rafael Zornoza cumple hoy cinco años desde que tomara posesión como obispo de Cádiz y Ceuta.
PABLO- MANUEL DURIO | ACTUALIZADO 22.10.2016 - 09:31
Tal día como hoy hace cinco años, Rafael Zornoza Boy accedía a la Catedral para convertirse en nuevo obispo de Cádiz y Ceuta. Tras una primera etapa de contacto con la diócesis y de conocimiento mutuo, acompañado de los diferentes cambios que fue haciendo entre los cargos de responsabilidad del Obispado, el prelado parece haber encontrado la estabilidad necesaria a la par que ha establecido su sistema de trabajo y su forma de ser en la diócesis. No ha sido fácil el camino, ni ha estado exento de polémica. Y ahora, en plena vorágine diaria en Hospital de Mujeres, Zornoza hace un alto en la actividad de su despacho para recibir a este periódico y hacer balance de todo lo vivido desde aquel 22 de octubre de 2011.
El balance
“Aquí he encontrado una gran acogida. Estoy muy contento”
Rafael Zornoza no es amigo de balances. “Me incomodan porque hacen que me sienta como queriendo hacer una cuenta de resultados”, reconoce el obispo, que sí afirma haber intentado a lo largo de estos años en Cádiz “estar muy cerca de la gente, conocer a las personas e instituciones”. “Después de un tiempo primero de conocimiento y para situarme he propuesto proyectos muy concretos de renovación donde he encontrado una gran acogida, lo que nos ha hecho ganar en comunión entre laicos, sacerdotes, consagrados, movimientos y asociaciones...”, indica. Con respecto al trabajo realizado, considera que se han sentado unas bases a lo largo de estos años que han ido permitiendo la puesta en marcha de “propuestas de nueva evangelización que son una referencia para otras diócesis” y que ahora propician que a través del Plan Pastoral recién publicado se puedan “extender y consolidar”.
A nivel más personal, confiesa Zornoza que después de cinco años en la diócesis “me sigue impactando la abnegación de los padres, la generosidad de tanta gente que teniendo poco comparte mucho, la docilidad de la gente que reza con profundidad y sintoniza con el evangelio, la bondad de los consagrados y consagradas con una entrega discreta pero total; y también algunas manifestaciones de fe, generalmente ligadas al amor a la Virgen”. “Aquí nombras a la Virgen y levantas pasiones; y eso es precioso”, añade. En el lado negativo, “me hace sufrir continuamente la situación de los emigrantes que arriesgan o pierden su vida por atravesar el Estrecho y la precariedad de los que viven en exclusión social”. “Ir a Algeciras o Tarifa y conocer los testimonios de la gente es una auténtica tragedia”, dice.
En definitiva, asegura que aquí “estoy muy feliz y contento” y valora “el cariño de la gente y su respuesta”. “Es que la vida de la Iglesia es muy bonita”, concluye.
Los cambios
“Los inmovilismos perjudican siempre al pueblo de Dios”
Desde que tomó posesión tal día como hoy del año 2011, las decisiones que ha ido tomando el obispo y que han implicado cambios en la configuración y organización del Obispado han estado rodeados de cierta expectación y, en ocasiones, polémica. “Creo que esto es agua pasada que no tiene actualidad; prefiero mirar hacia adelante. En la Iglesia los cargos son servicios, por no decir cargas, y eso supone relevos frecuentes y nuevos destinos. Los inmovilismos perjudican casi siempre al pueblo de Dios y a los mismos interesados que, sin querer, llegan a sentirse propietarios o se hacen rutinarios. En las personas consagradas, por ejemplo, se da por supuesto este desprendimiento por el que hemos optado radicalmente. Hemos decidido ser absolutamente libres ante los honores, los afectos, las riquezas y los cargos; y por si se diera lo contrario el Papa no deja de fustigar el arribismo, el carrerismo y demás vicios”, expone Zornoza, que se muestra “muy agradecido a cuantos han desempeñado cargos de responsabilidad antes o ahora, pues han dado lo mejor de sí mismos”. Y concluye: “En este momento puedo asegurar que vivimos esta corresponsabilidad con una sintonía de corazón y de criterio sin fisuras, lo que nos permite avanzar con eficacia”.
Las polémicas
“Procuro no contaminarme con los cotilleos”
Unido a los cambios que ha ido haciendo en estos cinco años, Zornoza no ha sido ajeno a polémicas, la mayoría de las veces surgidas en el propio seno del Obispado (el responsable de Cáritas diocesana o algún sacerdote que ha mostrado su malestar con alguna decisión del obispo, por ejemplo). “Han sido casos muy esporádicos”, lanza de entrada Zornoza. “Por lo que veo nadie se puede librar de eso, pero me siento muy libre ante las opiniones y procuro no contaminarme con los cotilleos que, sinceramente, no me interesan nada”, añade. Sobre las polémicas surgidas en estos años, considera que en ocasiones “no han sido más que provocaciones o algún exabrupto personal sin mayor importancia pero con ánimo de destacar”. “Creo que no soy nada polémico y que tengo un carácter conciliador, aunque soy consciente de que nuestra sociedad mediática ha pasado del imperio de la razón a la tiranía de la opinión. Además, suelo consultar todas mis decisiones e intento decidir colegialmente. Siempre lo he hecho así. Tampoco me cuesta rectificar, si hubiese de hacerlo”, comenta. Y añade como conclusión: “Las cosas que verdaderamente me hacen sufrir y me quitan el sueño son, por ejemplo, cuando veo en crisis a un sacerdote, o la falta de comunión dentro de la misma Iglesia por personalismos, o por aquellos que buscan servirse de la Iglesia en lugar de servirla, o por las personas problematizadas que no se dejan ayudar, las crisis familiares, o ese sentimiento de impotencia cuando me encuentro situaciones ante las que realmente no sé qué hacer”.
Economía
“La Iglesia soporta un peso caritativo y social muy fuerte”
Posiblemente el apartado económico sea una de las grandes losas del Obispado. “Es la diócesis con más paro de Europa”, adelanta Zornoza, que señala también los “notorios” niveles de exclusión social o de pobreza. “La Iglesia está soportando un peso caritativo y social muy fuerte. Más del 50% de todos los ingresos parroquiales van directamente para los pobres, y eso no hay quien lo aguante. Las parroquias y sus responsables están bajo mínimos, muchas veces voy de visita y veo que no tienen ni para hacer una pequeña obra de fontanería o darle una mano de pintura al salón parroquial”, comenta el obispo, que confiesa que cuando se escuchan datos de una mejoría en la Economía del país “estoy deseando que salgamos y respiremos un poco”.
Patrimonio
“Estamos centrados en los pobres, no en el patrimonio”
Una diócesis con tan alto valor patrimonial y un número tan elevado de iglesias en todas las localidades supone una riqueza incalculable a nivel histórico y artístico; pero, al mismo tiempo, una complicada carga para la gestión. El deterioro de los templos se hace cada vez más notorio, y las necesidades de intervención aumentan en un Obispado que, por regla general, no dispone de recursos para afrontar esas actuaciones. El obispo no lo esconde: “Estamos más centrados en los pobres que en el patrimonio, que evidentemente es oneroso”. “Insisto en que en nuestra diócesis más del 50% de los ingresos parroquiales se destinan a atender a los pobres de diversas formas. Esto supone tal carga que frena por completo muchas actividades pastorales y mejoras patrimoniales. Si, por fin, superásemos la crisis, otras muchas cosas podrían beneficiarse. Pero hoy por hoy no nos lo podemos plantear”, explica Zornoza, que quiere romper una lanza en favor de la administración de la diócesis, que es “muy competente y consciente de nuestros recursos y de las propias debilidades y que progresivamente asegurará la estabilidad de la diócesis”.
El Ayuntamiento
“Deberíamos empezar a colaborar por el bien común”
La relación entre el Obispado y el Ayuntamiento está plagada de altibajos. Varios han sido los desencuentros; incluso ya en tiempos del anterior obispo (Antonio Ceballos) se vivió una etapa bastante tensa con el anterior equipo de gobierno (con Teófila Martínez a la cabeza). Y con la llegada de un nuevo alcalde y de Podemos a San Juan de Dios, el obispo afirma que las relaciones “hasta ahora han sido cordiales, aunque en la distancia”. “Mis breves encuentros con el señor alcalde nos han acercado más, él ha sido amabilísimo conmigo y viceversa; pero deberíamos necesariamente empezar a colaborar. Tengo pendiente una próxima reunión con él que servirá, sin duda, para conocernos mejor y plantear aquello en lo que institucionalmente nos exija el bien común, que creo que debe ser nuestro único interés”, zanja.
Las órdenes
“La pérdida de casas religiosas es un empobrecimiento”
Las órdenes religiosas que hasta ahora han estado muy presentes en la ciudad han comenzado una especie de proceso de repliegue a nivel nacional que en algunos casos está llevando al cierre de conventos. Ya se fueron en su día mercedarios o jesuitas, y los carmelitas han anunciado también su marcha, a la que podrían unirse otras en un futuro. Para el obispo, estas pérdidas son “un empobrecimiento de la Iglesia, porque se ausentan personas y congregaciones llenas de carisma, de historia entregada y servicial”. “Estamos presenciando un proceso común a muchas congregaciones que deben reducirse, con dolor suyo y de cuantos les valoran. ¿Y qué podemos hacer? Comprender su situación y ayudarles en lo posible, pero dejando que en su autonomía lícita tomen sus resoluciones”, comenta al respecto.
Eso sí, frente a la progresiva pérdida de órdenes religiosas, Zornoza está respondiendo con la incorporación de otras nuevas familias religiosas o movimientos laicales a la diócesis. “En este tiempo hemos podido traer a las clarisas misioneras del Santísimo Sacramento, que han abierto dos casas con dos nuevas comunidades; a la Fraternidad Reparadora del Sagrado Corazón, a las Hermanitas de Foucauld, las comunidades Fe y Vida; y últimamente a la comunidad koinonía Juan Bautista, entre otras. Su presencia nueva contrarresta en algo las ausencias”, explica.
2017
“Puede originar mayor conciencia de Iglesia y de Diócesis”
El próximo año celebrará la diócesis sus 750 años de historia; una efeméride por la que se va a pedir un Año Jubilar para la Catedral de Cádiz (y otro para la de Ceuta, al cumplir también esa sede 660 años). Y también se está trabajando en otros proyectos: “Hay ya una comisión creada que no ha hecho más que comenzar a trabajar. Se han planteado eventos culturales que pueden tener una mayor proyección histórica pero, sobre todo, un esfuerzo de renovación de la fe que suponga un impulso pastoral, un fortalecimiento en la comunión, una mayor conciencia de Iglesia y de diócesis. La gracia de vivir un jubileo especial puede ser de gran ayuda para que nos fortalezca y ayude a afrontar los nuevos retos a los que hoy, después de tantos siglos, el cristiano ha de responder”, explica al respecto el obispo, que espera “que todos –laicos, sacerdotes, religiosos, movimientos, asociaciones, cofradías, parroquias, colegios...– encuentren su sitio y puedan participar y colaborar”.
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