Ayer, como bien sabéis, fue un día emocionalmente intenso. Por la mañana recibíamos la noticias triste del fallecimiento de Laura Rivas, hija de nuestra querida amiga Ana Peral con la cual hemos compartido en los más duros momentos mucha oración, dolor, preocupación y desgarro.
Ya el viernes se tornaba con unos tintes de fuertes emociones.
Emociones que después por la tarde se vieron acrecentadas pues se celebraban sendos Cabildos de Elecciones en dos Hermandades muy queridas por mí: La Sacramental de Caridad y la Sacramental del Prendimiento con lo que se presuponía que la tarde también se viviría con gran intensidad emocional pues supondría el reencuentro con muchos y queridos hermanos a los que considero considero como tal y por lo cual no me extiendo en más tipo de explicación. Los hermanos son hermanos y punto. Los hermanos de estas Cofradías me han demostrado por activa y por pasiva que lo son.
La primera que ejercí el voto fue en la del Prendimiento que como siempre me acogieron con inmenso cariño, con detalles muy bonitos y con los brazos abiertos. Carmen Ahumada, Rafael López Carrillo... y tantos otros que demostraban con solo una mirada donde tengo mi Casa, donde tengo mi Hermandad.Al finalizar la tarde pude saber que la candidatura de mi querido Rafael López Ponce había sido elegida con una muy amplia mayoría que es una forma de refrendar públicamente que lo que está bien hecho, bien hecho está.
Enhorabuena mi querido Hermano Mayor por tu reelección, por el inmenso apoyo recibido, por seguir esa línea invisible de hacer Hermandad cada segundo que dura el día, de ser fieles a un apostolado tan único y esencial como es el cofrade. Por hacer de Prendimiento una Hermandad referente en nuestra bendita Isla.
Ya sabes, sabéis, donde me tenéis para lo que os pueda hacer falta.
Al salir hacía calor y en mi cuerpo empezaba a notar ese cansancio tan característico en mi por las secuelas propias de mi enfermedad. En el Parque Almirante Laulhe se producía un efecto contrario pues se estaba muy bien al fresquito. Allí me senté, en unos de sus bancos, en la soledad de mis propios pensamientos, con la mente divagando de acá para allá entre recuerdos lejanos y cercanos, descansando para coger un poco de aire pues me quedaban todavía muchas emociones que vivir en lo que restaba de tarde.
Me encaminé hacia la Casa de Hermandad Caridad, en plena calle Real justo al ladito de la Iglesia Vaticana y Castrense de San Francisco. En la puerta, como siempre, un grupo de queridos y buenos hermanos charlando. Todos conocidos y muy queridos entre los que sobresalía el incombustible Rafa Gálvez con su transparente e inmensa sonrisa.
Entrar en la Casa de mi Hermandad de la Caridad fue como retrotraerme décadas pues en ella me encontré a hermanos de siempre, otros no los conocía pero igual la actitud, con los que empezamos a conversar como si nos hubiéramos visto ayer. ¡Es increíble lo que Dios hace cuando una Hermandad es HERMANDAD!
Un abrazo de hermanos fue el saludo entre José Manuel Moreno, Hermano Mayor y candidato a la reelección, y con tantos que allí había.
Y también debo daros las GRACIAS por todos los detalles y consideraciones con los que fui recibido.
Después de departir un rato grande bajé los escalones que separan la Casa de Hermandad de la calle para irme hacia El Zaporito pues la siguiente parada era la presentación del libro de mi querido amigo y hermano Juan Antonio Carrasco Lobo "De profundis" Relatos y poemas de un hijo pródigo y de la que hablaré en un próximo artículo expreso de este bonito acto.
Al finalizar también la tarde pude saber que la candidatura de mi querido José Manuel Moreno también había sido refrendada y apoyada por amplia mayoría en lo que es una muestra de la buena línea de esta señera y muy querida Hermandad. Ya sabéis donde me tenéis para lo que podáis necesitar.
Os tengo que dar las GRACIAS tanto a mis hermanos de la Sacramental del Prendimiento como de la Sacramental de la Caridad por ser simplemente como sois: ¡¡MIS HERMANOS!!
Rezo a Jesús, eterna Salvación en su Prendimiento, y a María de la Caridad en el Buen Fin que os protejan, guíen y ayuden para seguir trabajando en un apostolado único y esencial en los tiempos que corren y que es una inmensa puerta abierta a todos a la Santa Madre iglesia.
Con un fraternal abrazo junto a mi cariño y profunda admiración,
Jesús Rodríguez Arias



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