jueves, 30 de junio de 2016

CUATRO SIGLOS DEL REAL MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN DE MADRID




El altar de iglesia fue consagrado el 29 de junio de 1616 por el arzobispo de Braga, quien introdujo en él una reliquia de santa Margarita, en la solemnidad de san Pedro y san Pablo. Desde entonces, la fiesta de la dedicación de la iglesia viene celebrándose cada 30 de junio. El 2 de julio de 1616 comenzó la vida de clausura de las monjas agustinas, que iniciaban entonces la llamada recolección y, al frente, su primera priora, la sierva de Dios Mariana de San José de Maldonado y Manzanedo
La fundación de la iglesia y el monasterio se debe a la reina Margarita de Austria Estiria, esposa de Felipe III, quien quiso tener un monasterio cerca del Alcázar. Había conocido a Mariana de San José en Valladolid durante los años que los reyes estuvieron allí. La reina insistió al rey para comprar los terrenos y costear la construcción, de su propio peculio y no cargándolo en impuestos. La primera piedra se colocó el 10 de junio de 1611 y fue bendecida por el cardenal arzobispo de Toledo, con la presencia de los mismos reyes. Fue, pues, una fundación real, puesta al servicio y bajo la autoridad de la Iglesia católica, y continúa siendo administrada por un Patronato Real encomendado al Patrimonio Nacional. Desde 1931 está bajo la jurisdicción del obispo diocesano de Madrid, pues anteriormente había estado bajo la jurisdicción del arzobispo de Santiago y del obispo patriarca de la Corte.
La reina Margarita murió en San Lorenzo de El Escorial el 6 de octubre de 1611. Había encomendado al rey la culminación de la iglesia y monasterio, que vieron su término en tan solo cinco años, bajo los planos del arquitecto Juan Gómez de Mora y las sugerencias de fray Alberto de la Madre de Dios.
El 2 de julio de 1616, se organizó la procesión desde la vecina Casa del Tesoro hasta el monasterio, llevando la priora una cruz de madera que aún se conserva. Por la tarde se trasladó el Santísimo Sacramento con la presencia del rey y su familia, bajo la presidencia litúrgica del patriarca de las Indias Occidentales y con la asistencia del cardenal Trejo y otros diez arzobispos y obispos. Al día siguiente volvieron el rey con sus hijos, el nuncio del Papa y otros prelados, y se celebró una Misa con la liturgia de la dedicación de la iglesia, quedando el Santísimo expuesto durante todo el día. Hay que destacar que en esta iglesia se celebraron sesiones, en sus respectivos procesos, para la beatificación de san Juan de Ávila y de san Alonso de Orozco.
El 9 de septiembre de 1767, después de la remodelación de la iglesia (que había sufrido un incendio), realizada por Ventura Rodríguez, fue nuevamente consagrada por el arzobispo titular de Farsalla. Entre 1842 y 1847 las monjas estuvieron exclaustradas por la ley de desamortización y se demolió parte del monasterio (quedando en pie la iglesia, el claustro y algunas dependencias) reconstruido por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer. Entre 1936 y 1939 la comunidad tuvo que ausentarse por causa de la guerra y cinco de los capellanes fueron asesinados.
Desde 1616 han profesado y vivido en el monasterio cerca de 400 monjas.
La fundadora Mariana de San José
Mariana de Manzanedo y Maldonado nació en Alba de Tormes (Salamanca) el 5 de agosto de 1568. Su nacimiento tuvo en la casa paterna que luego sería agregada a la fundación del monasterio de Carmelitas Descalzas, en el que murió santa Teresa de Jesús, a quien conoció de pequeña, pues su madre trataba a menudo con la santa. Mariana fue bautizada el 16 de agosto en la parroquia de San Pedro. Al quedar huérfana siendo niña, dos tías monjas la hicieron entrar como educanda en el monasterio de agustinas de Ciudad Rodrigo, de la Santa Cruz.
Allí aprendió a leer y a conocer, amar y seguir «a todo lo que era religión», «porque cualquiera cosa que me parecía disgustaría al Señor me afligía». Profesó el 21 de febrero de 1587. Fue elegida priora del mismo monasterio en 1599. Quiso trasladarse al monasterio de la Visitación de Madrid, fundado por san Alonso de Orozco, el primero de agustinas recoletas, pero el padre provincial, Agustín Antolínez, se fijó en ella para la fundación de otro monasterio en Éibar (Guipúzcoa).
En el real monasterio de la Encarnación escribió sus principales obras: Epistolario; Cuentas de conciencia, por mandato de su confesorComentarios al Cantar de los Cantares, que ha reunido la BAC en sus Obras completas, en las que puede apreciarse su experiencia humana y espiritual, literaria y de reformadora de la vida contemplativa.
Murió el 15 de abril de 1638. Su proceso de canonización fue abierto en Madrid en 1993 por el cardenal Suquía y su fase diocesana fue clausurada por el cardenal Rouco en 1996. La Positio sobre la vida y virtudes, fama de santidad y de signos, fue aprobada en 2007 por la Congregación para las Causas de los Santos.
Joaquín Martín Abad
Capellán mayor del real monasterio de la Encarnación

La capilla-relicario y las reliquias de san Pantaleón
Foto: EFE/Maialen López
Foto: EFE/Maialen López
Detrás del retablo de la iglesia, una capilla-relicario contiene en sus vitrinas cerca de mil reliquias de santos. El monasterio es conocido universalmente porque en ese relicario hay dos reliquias, de un hueso, y de la sangre de san Pantaleón que regaló el Papa Pablo V al virrey de Nápoles. Este la cedió al monasterio por tener en él una hija monja, doña Aldonza de Zúñiga, quien sucedió en el priorato a Mariana de San José.
Esta porción de sangre de san Pantaleón, que proviene de la ampolla más grande que está en la catedral de Ravello (Italia), aparece licuada, tanto aquí como allí, en la fiesta del martirio del santo (27 de julio), mientras que durante el año permanece en estado sólido. Ese día se expone en la iglesia para la veneración de los fieles.
Fecha de Publicación: 30 de Junio de 2016

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