La Virgen María, Madre y Divina Pastora de
Villaluenga del Rosario estará cobijada en los viejos muros de la ermita de San
Gregorio que gracias a la Diócesis y también al Ayuntamiento, que es una forma
oficial de denominar al pueblo, han conseguido que la misma no sea un “vestigio
del pasado” sino que poco a poco vaya reluciendo como lo que es: ¡Fiel testigo
de nuestra propia historia!
Sentada en la sencilla y humilde carreta a modo
del más preciosos de los tronos ve como sus hijos, los que la veneran todos los
días del año, acicalan la misma para el día de la romería luzca igual de bella,
igual de guapa que siempre.
Y es que Villaluenga del Rosario siempre será
distinta porque es un pueblo que lucha con fuerza para no perder las propias
tradiciones que son la mejor herencia que hemos recibido de generación en
generación. No olvidemos que si alguna vez dejamos morir alguna de nuestras
tradiciones o simplemente desvirtuamos aquellas nunca más se recuperarán porque
el construir y mantener es harto difícil y poner fin demasiado rápido y fácil.
Por eso todas nuestras tradiciones, que se quiera o no van ligadas a
devociones, deben mantener el 100% de pureza porque en un lugar tan único en
todos los aditivos no suelen caer bien.
El sábado antes de la romería hay entrar y salir
de los miembros de la Hermandad, de los devotos, de las mujeres de nuestro
pueblo, para que la Divina Pastora presida la peregrinación que al día
siguiente nos llevará al lugar conocido por “El Baño” radicado en la Finca
“Mata Ruiz”.
Si ya al día de hoy se huele a romería en
Villaluenga el sábado el mismo se impregna en cada vecino de nuestro bendito
pueblo pues anhelan que pasen las horas para acompañar de nuevo a María, Divina
Pastora, a pie, caballo o coche hasta el lugar donde cada familia hace su casa
debajo de esa encina centenaria que ha visto pasar el tiempo y la vida año tras
años.
El domingo de Romería es especial. Desde temprano
se ve movimiento en la vieja ermita de San Gregorio y no es para comprar quesos
ni para ver ese novedoso artículo que ofrece Mateo Venegas en la tienda que hay
justamente al ladito. No, ya se ven a los miembros de la Hermandad con sus
inseparables medallas al cuello, sus sombreros de paja, ultimando todos los
detalles mientras las mulas aguardan en la puerta.
Un corrillo de vecinos de pueblo, venidos de otros
lugares expresamente, de devotos de la Divina Pastora de otros pueblos que nos
circundan se forma justamente delante cogiendo sus posiciones para acompañar a
la carreta que lleva a la Virgen con su gorrillo de paja como la principal
romera que es.
Algunos han partido antes hacia la finca “Mata
Ruiz” para preparar todo lo relativo al almuerzo en su encina de cada año.
Sale la carreta impulsada por las manos y los
brazos de los buenos romeros hasta que es enganchada en las mulas que llevaran
a María.
Detrás justamente de ella devotas de la Divina
Pastora que entre rezos, cantos y oraciones velan para que a Ella no le falte
de nada ni tampoco le pase nada.
Más atrás el resto de romeros caminan en pos de la
Virgen sin prisas pero sin pausas pues el ritmo, como es normal y comprensible,
lo marca la carreta.
Delante de todo, guiando y salvaguardando, un
coche de la Guardia Civil como esos ángeles de verde que nos auxilian y nos
ofrecen la tranquilidad de ir seguros mientras pensamos en nuestras cosas,
mientras conversamos con las personas queridas y disfrutamos de un día familiar
y de verdadera convivencia entre los que amamos a Villaluenga que es un pueblo
que en sí defiende a todas horas dos principios que lo hacen único: ¡Fe y
Tradición!
A la una de la tarde se celebra la Misa más pura
en medio del campo y la montaña. Altar de piedra bajo frondosa encina con la
carreta de la Divina al lado teniendo como retablo a la obra creadora de Dios
que por su inmensidad y belleza lo que hace es redundar la Presencia de Jesús,
Pastorcillo Divino, a cada mirada.
Montaña, cielo azulo o nublado y esos buitres que
a la lejanía se atisban planeando su vuelo que si cierras los ojos te puede
parecer hasta escuchar.
Santa Misa entre cantos y romeros en la cual no
cambia sino el cura y esos devotos que ya disfrutan de la Presencia de la
Virgen, Divina Pastora, pues ya no están con nosotros.
Después de la Eucaristía cada uno se encamina
hacia su encina y otros se alojan en cualquier encina libre o en la barra donde
también se degustan ricos alimentos y bebida refrescante que es lo que pide el
cuerpo.
Concursos a caballo, risas, cantos, bailes y
alegría en medio de la finca más bonita, un prodigio natural como es “Mata
Ruiz” propiedad de Ezequiel Estalante Domínguez.
Una vez pasado gran parte de la tarde en unión y
comunión con los vecinos, amigos del pueblo o venidos allende los lugares se
coge el camino de vuelta algo más cansados, contentos y a la vez tristes porque
el camino de vuelta también significa el punto y final a la Romería de la
Divina Pastora de este año 2016.
Quien no conoce y ha vivido la romería de la
Divina Pastora no puede decir que conoce Villaluenga
del Rosario porque por medio de esta no solo se disfruta de un acto de piedad
popular, de una las tradiciones más nuestras, sino de la compañía y la
conversación de nuestros vecinos que son fuente de experiencia, vida y ejemplaridad
por cuanto han hecho y hacen a diario.
Este año echaré de menos a algunas personas muy
queridas que no podrán venir por motivos
laborales o de otra índole. Sabed que estáis aquí con nosotros. Este año
también echaré mucho de menos a esos vecinos vecinos que subieron al Cielo, que
como todos sabemos está más allá donde se pierde la vista sobre el Caíllo, y
disfrutan de la Divina Pastora a cada instante mirando su dulce carita.
Este año tendré la alegría de poder compartir esta
con mi querido Enrique Montiel que el pregonero de las Fiestas de Villaluenga
del Rosario para este 2016 y que ha querido conocer y vivir en primera persona
esta romería tan única y también tan especial porque como él dice tantas veces:
“Para escribir el pregón tengo que impregnarme de Villaluenga”.
Y este año será distinto en muchas cosas e igual
en otras pero siempre diferente se mire por donde se mire.
Agradecer por este medio al párroco, P. D. Sergio
Moreno, al alcalde, D. Alfonso Carlos Moscoso González, al Hermano Mayor, D.
Antonio Benítez Roman así como todos los hermanos, devotos y vecinos de nuestro
bendito pueblo por trabajar y luchar para que esta preciosa tradición en torno
a la Virgen María, Divina Pastora de Villaluenga se siga manteniendo a pesar de
todos los pesares.
Queda tan solo tres días para vivir lo que es la Fe y Tradición más pura de todo nuestro bendito pueblo.
Jesús Rodríguez Arias
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