Durante su exposición, el obispo destacó cómo “estas iniciativas van encaminadas a recuperar el componente del discípulo, que hemos perdido de nuestra vida cristiana” y señaló la necesidad de un cambio de mentalidad, para no caer en una fe basada en la disciplina mecanizada que se quede en ofertar "un mínimo de servicios”.
Las escuelas de Evangelizadores y Discipulado fueron los ejes de la intervención del vicario general de nuestra diócesis, Fernando Campos, quién explicó que, en ellas "las personas que asisten viven una serie de sesiones encaminadas a que sientan la inquietud de confirmar su compromiso con Cristo y con su diócesis, y de madurar como discípulo suyo en comunidad". Asimismo se refirió a otras actividades de discipulado permanente que se van asentando en nuestra realidad diocesana como los Cenáculos, los cursos Alpha y los oratorios de niños.
Mons. Zornoza abogó además por recuperar la fórmula del acompañamiento en la Iglesia, como por ejemplo, el acompañamiento de los padres hacia los hijos. El obispo inciidó en que, ahora, los hijos han dejado de ser acompañados por los padres, "ya no rezan juntos, no lleva ninguna obra social a cabo ni hablan de la fe para profundizar en ella", un punto clave del cambio necesario en esta nueva etapa evangelizadora que nos pide la Iglesia y reflexionó sobre la necesidad de un cambio de mentalidad y de conversión permanente, de formar a discípulos líderes en línea con la fe, y de salir al encuentro con los pobres y necesitados, “pues si hay una fe profunda, esta anima a la caridad, y a su vez, la caridad llama a la fe”.
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